De todos modos, no está demás darse una vuelta por estos pagos cada tanto para observar de cerca, como lo ha hecho la generala Laura Richardson con todas sus medallas frente al ministro de defensa o ante la vicepresidenta Cristina Fernández, a quien le ofreció ayuda de su país para modernizar la Fuerza Aérea ante la posible compra de aviones chinos por parte de Argentina; seguramente a la experimentada vicepresidenta argentina, la diplomacia en el trato de la quincuagenaria aviadora ni las cuatro estrellas del uniforme la distrajo.
En la misma línea de ambiguas visitas – celebración de los 40 años de democracia y 200 de relaciones entre EEUU y Argentina –, la vicesecretaria de Estado de Estados Unidos, Wendy Sherman, llegó para desarrollar reuniones con funcionarios nacionales y visitas a instituciones civiles como la Asociación Mutual Israelita Argentina AMIA y la Universidad de Buenos Aires UBA. En ese marco mantuvo reuniones con el Canciller Santiago Cafiero, la secretaria de Energía, Flavia Royón y la secretaria de Minería, Fernanda Ávila. Al cierre de la jornada, expuso sobre la cooperación en materia nuclear entre Argentina y la República Popular China, destacando que si bien nuestro país “comprende bien la energía nuclear’ respecto de la fabricación de reactores pequeños, se debería ‘ser cauto’ a la hora de acordar con Beijing.”[1]
Advertencias que indican cierta irritación por las recientes giras del presidente brasileño a China y los Emiratos Árabes, quien ha expresado su satisfacción por el retorno de su país a la “civilización”, hechos que el imperio intenta desestimular a través de los medios hegemónicos que le responden en estas latitudes.
En ese entorno enrarecido por el flagelo dejado por la pandemia y los últimos combates de la guerra de Ucrania, el giro progresivo de la situación geopolítica en el mundo, sigue presionando a nuestra región, donde nuestras desconcertadas sociedades padecen inequidades extremas y dudan de sus representantes para la solución de los graves problemas que padecen. De allí que algunos especialistas hablen de “fatiga democrática” o, “frustración democrática”, cuando ese descreimiento cívico generalizado acepta lanzallamas de extrema derecha como José Antonio Kast en Chile o Javier Milei en Argentina, cuando debería fortalecer sus estados de bienestar como lo hacen los países nórdicos como Noruega, Nueva Zelanda, Islandia, Suecia, Finlandia y Dinamarca.[2]
Sin embargo y, lo sabemos en nuestro país, cualquiera de los posibles candidatos del PRO, la alianza Juntos por el Cambio o los libertarios, vomita recetas parecidas con diferentes matices, pero enfatizando en ajuste fiscal y desregulación del Estado, eliminación masiva de empleados públicos, arancelamiento universitario, suba de tarifas de servicios y el incremento represivo por el aumento del narcotráfico o las manifestaciones públicas, con encarcelamiento para dirigentes sociales y sindicalistas.
Son celebradas las efusivas expresiones del reiterativo Javier Milei, José Luis Spert o Patricia Bullrich en este sentido, quien además, es partidaria de armar a la población. Sería interesante que la doctora Bullrich, leyera el reciente libro publicado por Paul Auster y el fotógrafo Spencer Ostrander, “Un país bañado en sangre”, un ensayo escrito e ilustrado de los asesinatos masivos y estadísticas de los EEUU, elaborado por el célebre escritor de Nueva Jersey como una denuncia pública, cuya familia está marcada por este flagelo que viene desde el siglo XIX, cuando los pioneros conquistaron el extenso territorio a punta de pistola, fuera de toda ley o esbozo de Estado en esas salvajes latitudes, el salvaje oeste exprimido en los films de Hollywood. Dentro de esa historia genocida y sangrienta que incluye etnias enteras de pueblos originarios, su abuela mata a su abuelo con una escopeta que guardaban en la casa. El aterrado niño Paul estaba lejos de prever la promoción política de la libre portación de armas.[3]
Dentro de esa constante confusión armada cotidianamente, hallar una brújula salvadora es como buscar una aguja en un pajar. Reunir acciones realizadas tendientes a reconstruir un Estado devastado por el ciclón neoliberal es un complicado acertijo que exige disciplina selectora de información no apta para todos, dado el escenario catastrófico de una sociedad violenta, azotada por la pobreza y el yugo de una inflación del 100% acumulada el último año y la escapada del dólar, una pesadilla que no cesa de golpear la gente de a pie que sólo se empeña en sobrevivir cada día.
Porque… convengamos, con la impresionante sequía, los diez grandes exportadores no dejaron de ganar justamente porque ganaron mercados con la guerra de Ucrania, puesto que no hay que olvidar que somos el cuarto país del mundo exportador de cereales y sus dólares no fueron a las reservas del Banco Central. Pero, convengamos el gobierno de Alberto Fernández ya no convence con sus consabidas justificaciones, como las expresadas por la vocera presidencial Gabriela Cerruti en sus posteos matinales.
Siempre se dijo que un gobierno peronista era revolucionario o no lo era. Era más de lo mismo. Todo militante lo sabe. La vicepresidenta Cristina Fernández, siempre le reclamó mayor firmeza a Alberto Fernández. Y, tal vez por eso, la justicia cómplice, quien más la conoce y persigue, la ha proscripto. Porque… convengamos también, es la única e indiscutida lideresa – nos guste o no – con capacidad y experiencia como para plantarse frente a todos y dar batalla, como lo hizo en mayo de 2019, cuando llamó al actual presidente y lo invitó a ser parte de la fórmula donde ella se reservaba, un segundo plano a sabiendas que toda la jauría se le vendría encima. De la nada y sin recursos se armó el Frente de Todos, un triunvirato con el actual ministro de Economía Sergio Massa, timonel de tormentas en este delicado tramo de la negociación con el FMI. Ministro ahora preferido por la Confederación General de Trabajadores CGT que en la reunión convocada por la difícil situación salarial de los trabajadores, promovía al “compañero Massa” por sus acciones en favor del salario mínimo y móvil y el umbral del impuesto a las ganancias, amén de ser uno de los posibles sucesores de Alberto Fernández, porque según el triunvirato conductor, el actual presidente, “ya se bajó”. Decisión que el mismo presidente dio a conocer hoy viernes, 21 de abril, a través de un video.
La reunión trató también el acto del Día del Trabajador a celebrarse el 2 de mayo en la cancha de Defensores de Belgrano en la barriada de Núñez a partir de las 14,00 horas, donde estará invitado el actual conductor de Economía; reunión en que aún no está definido si hablará la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Que estemos en la mira de todos en este momento urticante, no deja de ser una constante que se repite todo el tiempo, mucho después de que la pandemia se transformó en la distopia del nuevo realismo que vivimos. Situación que aunque modificó la subjetividad colectiva, muchos aparentan olvidarla frente a las necesidades del día a día y la caída libre en la calidad de vida, de la que los laburantes siempre tienen presentes en la memoria. Pero sí, siempre estamos en la mira de todos, somos una paradoja siniestra en manos de unos pocos que teniendo en sus manos la producción de alimentos para 400 millones deben ocuparse “de 30 millones que pueblan nuestro espacio, se llevan parte de nuestras ganancias, tienen altos costos laborales, y son decididamente peligrosos porque cada tanto prefieren políticas populistas para vivir un poco mejor no dándose cuenta de que nosotros vivimos perfectamente bien en un país en el que ellos sobran.”[4] Como expresa en un lúcido artículo el maestro Mario Rapoport, uno de los economistas creadores del Plan Fénix, luego de la crisis del 2001.
En la mira de todos los candidatos de derecha o libertarios, también está esa masa confundida que ya votó a los ricos a partir de la puja por las retenciones del campo de la 125 en 2008, y ahora cae seducida por los gritos de Milei, quien promete vender sus órganos en el mercado, único edén al que siguen devotamente adorando.
[1] Cecilia Degl’Innocenti, Perfil, 20 de abril de 2023-
[2] Carlos Castañeda y Carlos Ominami, La democracia latinoamericana, ¿está en decadencia?, Revista Ñ Nro. 1020, 15 de abril de 2023, pág. 9.
[3] Paul Auster y Spencer Ostrander, Un país bañado en sangre, Seix Barral, Buenos Aires, marzo de 2023.
[4] Mario Rapoport, ¿Dónde hay un dólar, viejo Gómez?, Página 12, 21 de abril de 2023.
No hay comentarios:
Publicar un comentario