Los logros de la revolución bolivariana de Venezuela pueden ser sustentados con indicadores objetivos y subjetivos, que entregan bases sólidas para defender su avance democratizador en lo político y, nada más y nada menos, que en lo económico - social.
Hace un par de semanas, en un foro de “intelectuales”, se debatió el avance de los países latinoamericanos en desarrollo humano. Para esta temática abundan las cifras, generadas periódicamente por organismos internacionales, con fines de seguimiento de los procesos de desarrollo y comparación entre países. Sin embargo, lejos de utilizar o referirse a estas cifras, los panelistas debatieron desde una perspectiva poco rigurosa y sobre ideologizada, más bien claramente desde una perspectiva representativa de los intereses de la derecha político – económica de América Latina. Ninguno de ellos sustentó con indicadores comparables los supuestos retrocesos, ni tampoco reconoció los avances demostrables del Gobierno Bolivariano de Venezuela. En particular, el mejoramiento de la calidad de vida de sus habitantes, a través de una efectiva redistribución de la riqueza, cuestión tan esquiva para muchos países de la región y el mundo.
Frente a la sobre-ideologización derechista, que enturbia cualquier posibilidad de un análisis crítico, el objetivo de este artículo es simple: entregar argumentos para sustentar que el desarrollo de Venezuela, logrado en estos últimos diez años, es demostrable y categórico. Para ello utilizaré el Panorama Social de América Latina 2009 elaborado por la CEPAL, en particular el Capítulo 1,titulado “Pobreza y Desigualdad en el contexto de la Crisis Económica”. Este Informe, que la CEPAL publica todos los años, es una fuente de información confiable y válida que permita conocer y comparar distintas dimensiones del desarrollo de los países latinoamericanos. En este informe, el acento estuvo puesto en la vinculación de las dinámicas de pobreza y distribución del ingreso, con los sistemas de protección social, poniendo atención en cómo los sistemas responden a la actual crisis y sus proyecciones en el mediano y largo plazo.
En cuanto a los avances en la redistribución de los ingresos y su contribución a la reducción de la pobreza, Bolivia, Honduras, Panamá, Venezuela y Uruguay son los 5 países latinoamericanos donde la redistribución de ingresos jugó un papel importante, contribuyendo por lo menos a un 30% de la reducción de la pobreza (Página 61).
En cuanto al empleo, factor directamente relacionado con la redistribución de los ingresos en contexto de crisis, el informe de la CEPAL señala que “la tasa de ocupación a nivel regional cayó del 55,1% en el primer semestre de 2008 al 54,4% en el mismo período de 2009, y prácticamente todos los países registraron un aumento de la tasa de desempleo en comparación con el año 2008. Sin embargo, no en todos los casos se presenta una variación negativa en la tasa de ocupación. Mientras Chile, el Ecuador y México registraron caídas importantes, se produjo un incremento de este indicador en Colombia, la República Bolivariana de Venezuela y el Uruguay” (Página 73). Esto significa que, a diferencia de la gran mayoría de los países latinoamericanos, Venezuela aumentó su tasa de ocupación.
Un elemento importante para analizar la redistribución del ingreso es la percepción que sobre esto tiene la población. Más allá de las cifras, conocidos también como “indicadores objetivos”, son las personas quienes sienten directamente el impacto de las variaciones del ingreso en su vida cotidiana, lo que se como “indicadores subjetivos”. El informe de la CEPAL señala que la República Bolivariana de Venezuela fue el país latinoamericano donde más aumentó la percepción de justicia en la distribución del ingreso. En efecto, el informe afirma que en Venezuela, “entre 1997 y 2007, el porcentaje de población que creía que la distribución era justa/muy justa se elevó 42 puntos, mientras que la proporción de personas que opinaba que la distribución era muy injusta se redujo 26 puntos. Con menor intensidad, se observa un comportamiento similar en el Estado Plurinacional de Bolivia entre las mediciones de 2002 y 2007 (y con bastante probabilidad en el periodo inicial del gobierno de Evo Morales), así como en el Brasil y el Ecuador” (Página 78).
Frente a lo anterior, los investigadores del informe de la CEPAL se preguntan: "¿Qué elementos comunes tienen Brasil, Ecuador, el Estado Plurinacional de Bolivia y la República Bolivariana de Venezuela? En primer lugar, en tres de estos cuatro países, la concentración del ingreso disminuyó entre 1997 y 2007 y también mejoraron los indicadores de pobreza, lo que indica la existencia de redistribución material. Un segundo elemento es que en estos países hubo (y hay) movimientos sociales que provocaron cambios de gobierno, dando lugar a arreglos institucionales que canalizaron demandas sociales y redistribuyeron bienes simbólicos a la población" (Página 78).
Según el informe de la CEPAL, la evolución favorable de las percepciones distributivas se relacionaría entonces no sólo con cuestiones vinculadas al funcionamiento de la economía, sino también con arreglos político- institucionales que permitieron canalizar las demandas ciudadanas. En el caso de la República Bolivariana de Venezuela, prosigue el informe, estos arreglos corresponderían a “las misiones sociales implementadas en dicho país. Las misiones surgieron en 2003 a fin de atender a los sectores populares del país en áreas donde existieran altos déficits de atención de las políticas sociales. Estos programas aparecieron en un contexto de intensa polarización política cuyos momentos más duros fueron el golpe de Estado de abril de 2002, el paro en el sector petrolero de diciembre de 2002, y el referendo de agosto de 2004. Las misiones de mayor envergadura son: Barrio Adentro (atención primaria en materia de salud), misiones Robinson I y II (alfabetización y estudios primarios), Ribas (educación media), Sucre (educación superior), Mercados de Alimentos Mercal (programa de abastecimiento alimentario que en septiembre de 2008 distribuyó alimentos al 48% de la población del país), Vuelvan Caras (capacitación en producción y cooperativismo) y Hábitat (tierra, vivienda y proyectos urbanos)” (Página 80). De esta forma, las misiones habrían logrado impactar favorablemente la vida cotidiana de los venezolanos, lo que se traduciría en un aumento en su percepción de la justicia distributiva.
En síntesis, los logros de la revolución bolivariana de Venezuela pueden ser sustentados con indicadores objetivos y subjetivos, que entregan bases sólidas para defender su avance democratizador en lo político y, nada más y nada menos, que en lo económico - social.
Cullipeumo, invierno 2010.
*El autor es Administrador Público, Magíster en Gestión y Políticas Públicas, Profesor de la Escuela Latinoamericana de Estudios de Postgrado y Políticas Públicas de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales de Chile.
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