Guardo la esperanza de que el actual presidente Juan Manuel Santos sea coherente con el reconocimiento objetivo del conflicto, así como de las partes en contienda, de sus obligaciones éticas y jurídicas y del proceso a seguir para el futuro de Colombia.
Piedad Córdoba / www.laradiodelsur.com
¿Es factible sostener con alguna ética y con alguna base conceptual y científica que en Colombia no hay conflicto armado? Después de tanto sufrimiento humano que lo confirma, ciertamente no es serio ni correcto siquiera hacer la aseveración según la cual dicha confrontación no existe. Si es absurdo mantener esa posición, es igualmente imposible probarla o darle fundamento. Sería casi una ocurrencia ridícula motivo de risa, de no ser porque ha logrado instalarse como una lógica perversa que influye negativamente en nuestra sociedad y que, en cuanto grave peligro para nuestra propia identidad y memoria como país, debe ser derrotada y superada.
De ese modo, sin que se les descomponga el rostro, en diversos espacios aparecen quienes niegan el conflicto armado, después de los más de cincuenta mil muertos y de una cantidad semejante de desaparecidos forzados que aquel ha producido en los últimos veinte años; después de cinco millones de desplazadas y desplazados; después de millones y billones de pesos destinados a la guerra; después de haber mandado al campo de batalla a cientos de miles de jóvenes colombianos; después de incontables tragedias y dramas personales y colectivos. Lea el artículo completo aquí…
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