La Casa de las Américas ha sido siempre el espacio donde han confluido esperanzas y realizaciones de todo el Continente. Es el resultado del esfuerzo y la generosidad que durante medio siglo han sostenido intelectuales en su gran mayoría latinoamericanos y caribeños.
LA VENTANA.
Haydee Santamaría, heroína del ataque al cuartel Moncada y de la Sierra Maestra, fundó en 1959 y presidió hasta su muerte en 1980 la Casa de las Américas. A Haydee, a su clara visión integradora y latinoamericanista, a su sensibilidad y talento, a su audacia y comprensión, debe la Casa de las Américas lo que es en la actualidad. Desde 1980 hasta 1986 la Casa fue presidida por el pintor Mariano Rodríguez, y desde esa última fecha lo es por el poeta y ensayista Roberto Fernández Retamar.
La Casa ha sido siempre el espacio donde han confluido esperanzas y realizaciones de todo el Continente. Es el resultado del esfuerzo y la generosidad que durante medio siglo han sostenido intelectuales en su gran mayoría latinoamericanos y caribeños. En su tarea de difundir y auspiciar el arte y la cultura continentales han participado escritores, músicos, artistas plásticos, teatristas, periodistas y estudiosos de toda la región y de otras partes del mundo. Durante estas cinco décadas ha convocado numerosos encuentros y coloquios de escritores y artistas, y ha contribuido al diálogo y al intercambio de ideas en relación con las realidades que ha conocido el Continente en estos años.
Es imposible referirse a la historia de la literatura latinoamericana y caribeña de los últimos cincuenta años sin mencionar el Premio Literario. Convocado por primera vez en 1959, al Premio han estado vinculados, como premiados o como jurados, incluso más de una vez, quienes han trazado pautas para la evolución de la literatura en la América Latina y el Caribe.
Gracias fundamentalmente a las donaciones de muchos artistas, la Casa cuenta con la Colección Arte de Nuestra América, la cual incluye obras de muchos de los autores más renombrados del período, así como una nutrida muestra de arte popular. El Premio La Joven Estampa y el Premio de Fotografía han favorecido y estimulado la producción de estas modalidades entre artistas noveles.
Significativa repercusión han tenido los Festivales de Teatro que desde los años sesenta reunieron en La Habana a actores, directores, críticos, dramaturgos y a un público creciente y cada vez más conocedor. Esos encuentros contribuyeron a configurar un movimiento teatral visible para el resto del mundo. Convocado desde 1998 bajo el nombre de Mayo Teatral, destacadas figuras de la escena latinoamericana y caribeña han pasado por los escenarios cubanos, y varias de ellas han recibido el Premio El Gallo de La Habana, reconocimiento a personalidades, colectivos o publicaciones del Continente.
Igualmente el Premio de Musicología y el de Composición han promovido los estudios musicológicos y la creación musical. Desde sus inicios, la Casa ha sido sede de conciertos que implican un fecundo camino de búsqueda y compromiso. Entre los encuentros que ha realizado se halla el dedicado a la Canción Protesta, en el que participaron varios de los nombres más sobresalientes de la cancionística mundial, y, más tarde, del movimiento de la Nueva Trova. Por otra parte, la Casa ha editado discos y casetes con música de nuestra América.
Nuevas zonas se han abierto al interés de la Casa. Desde hace treinta años, el Centro de Estudios del Caribe y su revista Anales del Caribe promueven la cultura de esa región mediante coloquios y encuentros internacionales entre los cuales se destacan el Coloquio Internacional sobre Diversidad Cultural en el Caribe, y Mitos en el Caribe. En 1994 nació el Programa de Estudios de la Mujer, el cual se ocupa de la investigación y el debate en torno a los estudios de género en el ámbito de la cultura. Desde entonces, dicho Programa organiza cada año un coloquio internacional y publica libros relacionados con el tema.
Durante medio siglo generaciones de investigadores y estudiosos han consultado los fondos de la Biblioteca de la Casa de las Américas. Estimado como uno de los más completos centros de referencia sobre la América Latina y el Caribe, atesora cerca de cien mil títulos y más de ocho mil publicaciones periódicas.
Poco después de la inauguración de la institución, se fundó su órgano oficial: la revista Casa de las Américas. En 1964 saldría a la luz Conjunto, revista de teatro. Completan el catálogo de publicaciones periódicas el Boletín Música y la revista en soporte electrónico Arteamérica (www.arteamerica.cu), cuyo primer número circuló en 2003.
La labor editorial de la Casa ha sido una de sus mayores conquistas en estos cincuenta años. El Fondo Editorial Casa de las Américas se ha enriquecido con el surgimiento de nuevas colecciones. A los volúmenes de las ediciones del Premio Casa, Literatura Latinoamericana y Caribeña, La Honda, Cuadernos Casa, Valoración Múltiple, Nuestros Países, Documentos y Pensamiento de Nuestra América, también se han sumado los libros de las recientes colecciones Pasamanos, Arte de Nuestra América y Materiales de la revista Casa. Casi mil títulos se han puesto a disposición de lectores cada vez más ávidos de conocer a escritores consagrados y noveles del Continente.
La Casa atesora el Archivo de la Palabra, con textos leídos por centenares de autores, y ha difundido muchos de ellos en discos y casetes.
En los inicios del presente siglo la Casa se abocó a la implementación de las tecnologías digitales y se creó el sitio web de la institución y La Ventana (http://laventana.casa.cult.cu), su portal informativo. Asimismo, fusionó los trabajos de prensa y diseño gráfico para darle continuidad a la fuerte tradición de promoción y divulgación, así como al estilo gráfico que la institución ha sellado desde su fundación.
Aprovechando las ventajas de las nuevas tecnologías, la Casa proyecta la digitalización del amplio archivo sonoro y audiovisual que conserva, así como el enorme y valioso patrimonio epistolar de que dispone, testigo de medio siglo de relaciones con miles de intelectuales e instituciones del mundo.
Este es apenas un breve recorrido por el extenso arco de una institución que durante cincuenta años ha mantenido vivo su espíritu fundacional: reconstruir una nueva geografía cultural para la América Latina y el Caribe. En esa diversa y rica cartografía, tender puentes de intercambio fructífero entre pensadores, creadores y pueblos ha sido siempre el anhelo mayor de la institución, en el empeño por hacer realidad el sueño bolivariano y martiano.
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