La Cumbre de las Américas dejó planteado el tema de las islas fronterizas entre América Latina y Estados Unidos –Cuba como principal, seguida por La Española y Puerto Rico- y el Presidente Barack Obama se mostró receptivo a escuchar los reclamos, lo que ha producido expresiones positivas.
Contrario a lo que hubiera sido de esperarse en otras circunstancias, Obama no se sobresaltó ni los funcionarios diplomáticos estadounidenses hicieron advertencia alguna ante el triple reclamo de que se termine el bloqueo y el aislamiento de Cuba, se atienda con urgencia la situación deteriorada de Haití y la expresión del Presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, de que Puerto Rico dejará de ser colonia para ocupar un lugar junto a las demás naciones latinoamericanas.
Los problemas con las tres naciones isleñas, junto con la situación de porosidad peligrosa de la frontera con México, implican para EEUU y América Latina el despertar de temas inconclusos que cobraron forma en la segunda década del Siglo XIX, con las políticas no oficiales desarrolladas por aventureros diplomáticos y navales estadounidenses. Planteada quedó la posibilidad de que EEUU se avenga a que América Latina guarde su frontera norte –en las islas y el continente- como aliado o si continuará por parte de Washington la visión estratégica imperial gestada hace cerca de 200 años y reforzada como “super potencia” durante la Guerra Fría.
El asunto de las islas ubicadas estratégicamente en los pasos hacia el continente no se limitó al Caribe sino que la Presidenta de Argentina, Cristina Fernández, dejó claro que interesa que en la agenda de devoluciones se incluya las Islas Malvinas.
Obama escuchó con respeto al Presidente Ortega, quien presentó una extensa disertación sobre el problema del expansionismo y la necesidad de que haya un cambio por parte de EEUU y recibió de buen grado el libro de historia que le regaló el Presidente de Venezuela Hugo Chávez. Pero sobre todo, ante el reclamo general de los mandatarios para la reincorporación de Cuba al sistema hemisférico, reconoció que el bloqueo ha fracasado y dijo estar dispuesto a negociar aunque advirtió que sigue vigente el objetivo de que haya cambios internos en esa nación alegando que el pueblo de Cuba “no es libre”.
Tan dramática fue la diferencia entre lo que hubiese sido la reacción en el pasado reciente, que la delegación del Partido Independentista Puertorriqueño, encabezada por su presidente ejecutivo Fernando Martín, logró cabildear sin tener que jugar al gato y el ratón con los diplomáticos de EEUU. De hecho, luego de que el Presidente Ortega hiciera las expresiones de apertura sobre Puerto Rico en la primera reunión plenaria, fueron varios los presidentes latinoamericanos que le llevaron el tema a Obama en reuniones privadas.
En el otro lado de la ecuación boricua, el Comisionado Residente en Washington, Pedro Pierluisi, también cabildeó intensamente con los presidentes, pero para plantearle que los puertorriqueños se sienten muy bien representados por EEUU y no requieren para nada de la independencia nacional. Pierluisi relató que en una reunión de congresistas con Obama el sábado en la noche, éste les reiteró que su política es la de atender el tema de la condición política de Puerto Rico durante este cuatrienio, versión que fue rechazada por fuentes de Washington que insistieron en que ni el Presidente ni el Departamento de Estado hicieron expresión alguna –pública o privada-sobre el asunto.
De hecho, si bien los independentistas y los anexionistas –ambos interesados en un cambio en la condición política de Puerto Rico- cabildearon intensamente, el bando de los autonomistas no estuvo completamente ajeno, pues se indicó que tuvieron una o dos voces cerca del Presidente Obama.
De una forma o de otra, Washington no estaba interesado en confrontación. Hasta cuando la declaración de la Cumbre fue firmada sólo por el Primer Ministro de Trinidad y varios presidentes se fueron sin siquiera asistir al acto de clausura, todos hicieron expresiones cada cual por su lado sobre lo exitoso del encuentro. Para Obama no era muy negativo que los 34 mandatarios prefirieran no estampar sus firmas en una declaración redactada bajo el mando de su antecesor George Bush y a los presidentes latinoamericanos les interesaba más abrir un nuevo proceso de negociaciones que adelantar acuerdos formales.
Sin embargo, justo mientras la delegación de EEUU mostraba disposición a un nuevo diálogo con Latinoamérica, al menos en Puerto Rico las fuerzas policiales comenzaron a ejecutar acciones controversiales, como el allanamiento extrajudicial de la residencia de una líder del Partido Independentista Puertorriqueño en la ciudad portuaria de Mayagüez.
La amenaza a la independentista Sandy Borrás se produjo con despliegue de una fuerza policial que repartió bastonazos e improperios contra vecinos del proyecto de vivienda pública en que ella reside, agresión fue sólo concluyó cuando llegaron al lugar militantes de La Nueva Escuela con equipos fotográficos para documentar lo sucedido. Mientras tanto, en San Juan, se informó que un periodista de la red mundial Indymedia, que está afiliado al Frente Socialista, sería acusado formalmente por haber hecho un foto reportaje de una protesta estudiantil contra el Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de la Reserva del Ejército de EEUU (ROTC) en la Universidad de Puerto Rico.
No estaba claro de momento si esas acciones contra los independentistas, ejecutadas por la Policía nacional bajo el mando del ex agente del Buró Federal de Investigaciones, José Figueroa Sancha, son ordenadas desde Washington o no. Figueroa Sancha estuvo a cargo de la logística durante el operativo de 2005 en el que un grupo comando del FBI mató a Filiberto Ojeda, comandante del Ejército Popular Boricua-Macheteros, con el que se abortaron las conversaciones que llevaba a cabo con la Iglesia Católica explorando la posibilidad de un proceso pacífico para la independencia de Puerto Rico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario