Entre
‘Banana republics’ y ‘Company countries’ se hacía democracia en Colombia y el
Caribe. Un solo imperio, la United Fruit Company, represión, muerte y obsesión
por la fruta amarilla. Tras 90 años de la Masacre de las bananeras, esta no
debería ser una efeméride más.
Manuela Arango Restrepo / Lanzas y Letras
“Estos eran colombianos y la compañía era americana, y dolorosamente lo
sabemos: que en este país el gobierno tiene para los colombianos la metralla
homicida y una temblorosa rodilla en tierra ante el oro americano”
Jorge Eliecer Gaitán, Debate sobre las Bananeras.
Pocos
sucesos de la historia tienen la carga social, política y progresista que tiene
la Masacre de las bananeras para Colombia. Como en un ataúd se le ha
recordado a la más importante huelga contra una empresa extranjera que se dio
en el siglo XX y las voces que alrededor se presentan, han sido elegías que han
sepultado la historia de los muchos obreros asesinados aquellos fatídicos 5 y 6
de diciembre de 1928. La Gran Huelga de las Bananeras, como ha sido
catalogada por muchos, habría de convertirse en una enorme maraña de luces y
sombras en la historia nacional y en un punzante recuerdo de lo que desde
tempranas horas del siglo XX se nos venía advirtiendo: el conflicto de clase se
recrudecería.
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