La emergencia sanitaria implica el apoyo de todos los involucrados, y por ende debemos hacer concientización, exhorto al gobierno ecuatoriano a dejar las diferencias ideológicas y políticas con países de la región para poder dar una respuesta más efectiva, el potencial daño que causaría al país al no aceptar estas ayudas sería desbordante para los ecuatorianos.
Henry Navarrete Chilán / Especial para Con Nuestra América
Desde Quito, Ecuador
Hace pocos meses atrás Ecuador se caracterizaba por ser un país líder en destino turístico, ideal para disfrutar de sus patrimonios culturales, playas, volcanes y su más amplia flora y fauna, en la actualidad se viven momentos de preocupación, la mayor parte de la población está sumida en la angustia y desolación.
No es para menos, a Ecuador llegó la pandemia global, y se ve evidenciado gravemente en su sistema de salud y funerario que colapsó por el brote del coronavirus, la crisis sanitaria ha desbordado al gobierno ecuatoriano, una emergencia que refleja su principal foco de contagio en la ciudad de Guayaquil, capital provincial del Guayas, donde muchas personas reportan demoras para entregas de resultados, examen que puede tardar aproximadamente una semana.
Para aminorar la gran demanda de pruebas, el gobierno suizo y la farmacéutica Roche realizaron al país la donación de un equipo de última generación, denominado: COBAS 6800, instrumento que servirá para diagnósticos moleculares para la COVID-19, equipo totalmente automatizado que procesará 1.440 resultados por día.
Pero lamentablemente muchos medios nacionales e internacionales se hicieron eco de la grave crisis sanitaria, existen reportes y vídeos que muestran cadáveres que permanecen en casa de sus familiares hasta por cuatro días, y otros están siendo abandonados en las calles en condiciones infrahumanas. Esto va de la mano con las estadísticas que ponen a Ecuador como uno de los países más afectados de la región, solo superado por Brasil.
Es verdad, ningún país del mundo está 100% preparado para combatir la pandemia, pero el tiempo de respuesta del gobierno ecuatoriano ha sido tardío, desde el personal médico se indica la falta de equipos de bioseguridad, epidemiólogos, infectólogos para hacer frente a la enfermedad del coronavirus.
El primer caso que se identificó en Latinoamérica es de un brasileño que viajó a Italia, y en Ecuador la primera paciente cero que se reportó fue de una ecuatoriana que estuvo en España.
Varios países internacionales han ofrecido su ayuda humanitaria, entre ellos están: Venezuela y Cuba, el primero ha puesto a disposición su experiencia científica y con el segundo se espera que el gobierno vuelva a reactivar el convenio en materia de salud, esta colaboración ayudaría enormemente a los galenos ante la falta de insumos y personal que tiene el sistema hospitalario del Ecuador, hasta ahora el régimen no se ha pronunciado al respecto.
La emergencia sanitaria implica el apoyo de todos los involucrados, y por ende debemos hacer concientización, exhorto al gobierno ecuatoriano a dejar las diferencias ideológicas y políticas con países de la región para poder dar una respuesta más efectiva, el potencial daño que causaría al país al no aceptar estas ayudas sería desbordante para los ecuatorianos.
El confinamiento social también debe ser considerado una obligación, la sociedad debe entender que si no ponen de su parte el impacto será aún más terrible, en ese sentido se debe mitigar las posibles consecuencias de los actos irresponsables al no respetar la cuarentena y toque de queda.
Pero hay noticias positivas, en Wuhan, epicentro del virus, tardó cerca de dos meses para salir de su distanciamiento social, poco a poco se ha ido regularizando su actividad laboral y comercial, esta ciudad debe ser tomada como ejemplo para el resto de naciones a la hora de enfrentar y superar una crisis sanitaria.
Todos tenemos claro que después de esto el mundo no será igual, pero es allí que el ser humano debe demostrar su capacidad de resiliencia, reinventarnos a cada momento ante situaciones difíciles, ser solidarios y responsables con el medio ambiente son el punto de partida para cambiar aquello.
Aplanar la curva es fundamental para ralentizar la propagación de la COVID-19, hasta que eso pase debemos ser empáticos con los demás y tratar de cuidarnos los uno a los otros. Quiero terminar con una frase célebre del viejo luchador: “La hora más oscura es la más próxima a la aurora”.
¡Ánimo, saldremos adelante!
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