La situación epidemiológica planteada por el coronavirus ha colocado en el centro de las inquietudes en el asunto de los recursos necesarios para actuar frente a ella y del dinero que se requerirá para atender las dificultades.
Leopoldo Puchi / El Universal
De una parte, se encuentra el método utilizado, el del distanciamiento social riguroso, que se sostiene en la conciencia ciudadana y la vigilancia de los cuerpos públicos de seguridad. Una cuarentena larga, que requiere del funcionamiento básico de la economía y de recursos financieros para atender la alimentación, el agua y la electricidad.
Por otro lado, se encuentra la necesidad de responder medicamente a quienes presentan síntomas por contagio, o se vean en una situación delicada. En este caso, se trata de optimizar, poner al día la infraestructura existente y adquirir equipos. Al mismo tiempo, repotenciar al personal médico y de centros de salud. Hacer de ellos una vanguardia frente a la crisis, reposicionarlos con altos salarios y con el reconocimiento a su entrega.
EL BLOQUEO
Tanto para la cuarentena, como para la atención médica se precisan dotaciones y dinero. Como se sabe, en esa materia Venezuela está muy debilitada, a consecuencia del deterioro del aparato productivo por mala gestión, el bloqueo petrolero y financiero y la caída de los precios del petróleo.
Para enfrentar la pandemia, numerosos países han recurrido al auxilio internacional, y en el caso nuestro es todavía más necesario. Entre las fuentes de recursos está el petróleo, de difícil venta por las sanciones. Otra fuente está en los fondos depositados en el exterior, que se encuentran bloqueados y se requeriría también que cesen las sanciones.
Luego está la opción de un préstamo como el del Fondo Monetario Internacional, del cual Venezuela es país miembro y ante el cual presentó datos en diciembre de 2018. La aprobación de un fondo rápido de compras directas es viable.
FAKE NEWS DE AP
Ahora bien, tanto el alivio de las sanciones como el préstamo del FMI dependen de decisiones políticas y no técnicas. De manera que para que algo de esto proceda, el gobierno de Estados Unidos tendría que modificar o diferir su estrategia dirigida a deponer al gobierno venezolano.
Pero no ha ocurrido así, al contrario, se utiliza la pandemia como instrumento. No es casual el apresuramiento en ahogar desde un primer momento la solicitud al FMI por la vía de la difusión de un fake news de Associated Press en el que se anunciaba que ya había una decisión, lo que era falso, y se hacía referencia a un documento inexistente.
Del mismo modo, se conoció que ya iniciada la crisis que afecta a la población una segunda empresa rusa comercializadora de petróleo fue sancionada. Y ahora, en plena expansión de la pandemia, se escalan las tensiones y se le pone precio a la cabeza del presidente de Venezuela. La consecuencia es un mayor cerco al país, en tiempos de coronavirus.
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