La victoria de la República Bolivariana de Venezuela sobre el intento golpista y magnicida que un grupo de mercenarios quiso efectuar bajo los dictados del imperialismo estadounidense, con la absoluta complicidad del gobierno de Colombia, sitúa en el plano geopolítico la posibilidad de la ofensiva revolucionaria gracias a la superioridad moral del chavismo por encima de las prácticas genocidas fomentadas desde Washington.
Cristóbal León Campos / Especial para Con Nuestra América
Desde Mérida, Yucatán. México.
La derrota de la maniobra golpista demostró la fortaleza estructural cívico-militar venezolana y la posición de liderazgo que mantiene el presidente Nicolas Maduro Moros, a pesar de todas las campañas negras en su contra. Hoy por hoy, con historias que cada vez se convergen más en un paralelo histórico, Venezuela y Cuba se muestran como la vanguardia que guía la defensa de las soberanías nacionales y de la autodeterminación de los pueblos, el arraigo popular del proyecto bolivariano se mantiene, sorteando las agresiones, la desinformación mediática imperialista, la intensión de asilamiento regional que las oligarquías sudamericanas promueven, el bloqueo genocida al igual que lo hace Cuba y, por si fuera poco, en medio de la constante agresión, ha estas horas de crisis global por la pandemia del COVID-19, Venezuela da muestras de como se enfrenta en unidad, organización y compromiso materializando los principios ideológicos que le dan razón de ser, la congregación del pensar latinoamericano con el marxismo heterodoxo, posibilita el ejercicio constructivo del pensamiento vuelto praxis.
Las acciones mercenarias han quedado en total evidencia, el periódico The Washington Post, ha revelado un contrato firmado en octubre de 2019 entre el grupo opositor encabezado por Juan Guaidó y la empresa estadounidense Silvercorp con la finalidad de llevar a cabo la invasión en Venezuela y buscar derrocar a Maduro, en el texto del contrato, puede leerse literalmente: “El equipo de servicio prestará asesoramiento y asistencia a un grupo de asociados en la planificación y ejecución de la operación para capturar/detener/destituir a Nicolás Maduro (en adelante "el objeto principal"), destituir el régimen actual e instalar al reconocido presidente de Venezuela, Juan Guaidó”. La campaña magnicida e injerencista que hipócritamente llaman de “liberación” los neofascistas latinoamericanos, tiene una estimación de costo de por lo menos 212.900.000 dólares con un plazo de 495, así de cínica es la intensión del imperialismo sobre Venezuela, lo que pretenden como dice claramente el documento, es borrar toda huella del chavismo por ser desde luego ajena a sus intereses genocidas, es para el imperialismo y las oligarquías rancias de América Latina imposible de “perdonar” a aquellos pueblos que por su propio deseo eligen emanciparse de la tiranía y poner en marcha proyectos de renovación total en beneficio de los oprimidos, eso es lo que Venezuela viene haciendo desde hace más de veinte años por el camino marcado por el comandante Hugo Chávez.
Pocas horas después de que el gobierno bolivariano anunciara la neutralización de la operación golpista, se comenzó a difundir la participación de al menos dos exmilitares estadounidenses, dejando más que en claro la participación del gobierno de Donald Trump en las operaciones, aunque como es costumbre y era de esperarse, tanto Trump como Guaidó, lavaron sus manos y quisieron tergiversar la información acusando a Venezuela de mentir, pero a la luz están los hechos, el 6 de mayo el Secretario de Estado del imperio, Mike Pompeo declaro que: “no hubo participación directa del gobierno de los Estados Unidos”. Contrario al lavatorio de culpas, en un video difundido por el gobierno venezolano que contiene parte del interrogatorio al exmilitar mercenario estadounidense, se puede ver y escuchar como el mercenario declara la complicidad y la intensión de asesinar a Maduro. Sin embrago, como se ha dicho, el plan golpista va mucho más allá del asesinato de Maduro, el convenio entre la oposición venezolana y la empresa Silvercorp, incluye el asesoramiento a exsoldados venezolanos en el exilio, la incursión clandestina de armamento, la formación de células de mercenarios cuyo objetivo sería controlar las instalaciones petroleras y locaciones claves, además, de la infiltración en la Fuerzas Armadas Bolivarianas y la activación de grupos paramilitares colombianos en suelo venezolano, todo, con el apoyo del imperialismo y de los gobiernos neofascistas de la región.
En una entrevista con Fox News, este viernes 8 de mayo, Donald Trump volvió a negar la participación de los Estados Unidos en las acciones golpistas contra Maduro, agregando en tono amenazante que: “Si yo quisiera ir a Venezuela, no lo haría en secreto. Entraría y no harían nada al respecto. Se darían la vuelta. No enviaría un pequeño grupo. No, no, no. Sería llamado un ejército (…) Sería llamado una invasión”. Las declaraciones de Trump además de cínicas al negar la implicación imperialista en los ataques, debe tomarse en serio, pues ante el fracaso de todas las medidas y estrategias golpistas hasta la fecha, la hora crucial podría verse en cualquier amanecer, a menos de seis meses de la elección por la presidencia estadounidense con un descredito mundial, una crisis interna económica y la devastadora afectación del coronavirus en su nación, Trump representa al tigre herido que errático tira zarpazos para ver que se lleva con él, la victoria del 3 de mayo es fundamental para Venezuela, pero no es definitoria, creer eso podría conducir al abismo de donde no se regresa, bajar la guardia da lugar a golpes de Estado como en Bolivia, ahora más que nunca Venezuela debe implorar por la ofensiva revolucionaria que acorrale al imperialismo en la medida de las posibilidades, con la denuncia pública y la fortaleza moral que tiene.
En ese sentido, el presidente Nicolás Maduro, en una entrevista pública con medios nacionales e internacionales, anunció que Venezuela recurrirá a la Corte Penal Internacional (CPI) para denunciar a los Estados Unidos por sus constantes agresiones contra el pueblo venezolano, el mandatario chavista dijo: “Vamos a la Corte Penal Internacional, vamos al Consejo de Seguridad de la ONU, le he dado instrucciones directas al canciller de la República Bolivariana de Venezuela, Jorge Arreaza y al embajador de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Samuel Moncada, para que preparemos una contundente denuncia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, ante todos los miembros de los Países No Alineados (MNOAL) y ante todos los miembros y embajadas la Organización de Naciones Unidas, para que vaya sumando la fuerza legal de protección internacional para Venezuela”. El gobierno bolivariano ha emitido comunicados, ordenes y medidas para la detención de los implicados, tanto en su territorio nacional como en el internacional a través de las agencias correspondientes, esto, pudiera generar la tan esperada detención del traidor golpista Juan Guaidó, aunque se sabe que ya tiene sus maletas listas.
Maduro reiteró como siempre lo ha hecho que: “Nuestro camino es la paz, la Constitución, la democracia y la libertad de Venezuela y la defenderemos con nuestra propia vida de ser necesario”, la fuerza del proyecto bolivariano retumba en las palabras del mandatario, defender la soberanía y la autodeterminación del pueblo venezolano que ha decidido su emancipación definitiva de las garras del imperialismo y los neocolonialismos es una cuestión de honor y lealtad a sí mismos. Venezuela a golpeado al imperialismo, pero hay que estar preparados para la reacción, esto ha de implicar la autocrítica y el reforzamiento constante ideológico como moral, la profundización del proyecto socialista para detener las contradicciones naturales generadas por las estructuras capitalistas y la propagación de la consciencia integradora latinoamericana. A nosotros, los pueblos del mundo, nos corresponde alzar la voz, practicar el internacionalismo y coadyuvar a la defensa de la República Bolivariana de Venezuela frente a la agresión imperialista.
*Integrante del Colectivo Disyuntivas
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