Walter Martínez Alves / Movimiento de Solidaridad Nuestra América - México
Ponencia presentada en el Foro “De Sucumbíos a Honduras y a Quito”, en Casa Lamm, México D.F., el 22 de noviembre de 2010.
Después de la larga noche de las dictaduras en la mayor parte de nuestros países, y los posteriores gobiernos neoliberales, como los de Menem y De la Rúa en Argentina, Collor de Mellor y Cardozo en Brasil, y Sanguinetti, Lacalle y Jorge Batlle en Uruguay, sometidos de pies a cabeza al Consenso de Wáshington, actualmente estamos viviendo un momento histórico extraordinario en Nuestra América. Por la vía electoral y en forma pacífica, en varios países se produjo un cambio en la correlación de fuerzas favorables a procesos autonómicos que se resisten a seguir siendo el patio trasero de EU.
Aunque la superpotencia está empleando la mayor parte de sus fuerzas en Irak y Afganistán, con el propósito de controlar la región, apoderarse del petróleo y favorecer al complejo militar industrial, ante el escenario independentista que se está conformando en Nuestra América,el imperialismo ve amenazado sus grandes intereses en la región. Este escenario quedó claramente señalado en 2005, en Mar del Plata, a partir del rechazo del proyecto expansionista del ALCA, en la cara de Bush y Fox por los presidentes Kirchner y Chávez, en nombre de nuestros pueblos.
Ante esta situación adversa para el imperio, éste emprende una nueva contraofensiva imperialista, que ya había comenzado anticipadamente en 2002 con el frustrado golpe de estado que intentó en Venezuela.
En marzo de 2008, las fuerzas armadas colombianas, coordinadas por el Pentágono, bombardearon Sucumbíos en una descarada violación de la soberanía de Ecuador, causando numerosas víctimas, entre ellas los estudiantes mexicanos.
A fines de ese mismo año, se produce en Bolivia el intento de golpe de Estado por parte de “grupos paramilitares terroristas” a las órdenes de la oligarquía racista de la llamada Media Luna (Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando). El presidente Evo Morales, ordenó la expulsión del embajador de Estados Unidos en La Paz, Philip Goldberg, después de acusarlo de haber estado implicado en el golpe. La inmediata movilización popular, el contundente rechazo por la UNASUR y la lealtad de las fuerza armadas al presidente, fueron factores claves para frenar el intento fascista. LEA EL TEXTO DE LA PONENCIA AQUÍ...
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