Las elecciones del 19
de febrero de 2017 son cruciales para Ecuador y América Latina, porque
precisamente están en juego dos modelos económicos: el retorno al empresarial o
la continuidad del ‘socialismo’.
La República del
Ecuador nació en 1830. Durante el primer siglo rigió el sistema oligárquico,
caracterizado por el dominio político de una élite vinculada a la propiedad de
las haciendas, el comercio y la banca; la explotación social y laboral que
acumuló riqueza en esa élite; la exclusión del voto para la mayoría de la
población, incluso porque las elecciones fueron indirectas. Pocos son los
gobernantes surgidos de elecciones y predominaron caudillos civiles o
militares. La ‘democracia’ fue una declaración pintada en las sucesivas
constituciones. Y entre 1916 y 1925 gobernaron presidentes de la ‘plutocracia’,
por elecciones fraudulentas.
Con la Revolución
Juliana (1925-1931) se inició el largo camino de superación del régimen
oligárquico, que recién se alcanza en las décadas de 1960 y 1970. En el marco
de esa dialéctica, entre 1931 y 1948 las confrontaciones políticas llegaron a
tal nivel que en apenas 17 años hubo 20 gobiernos y solo algunos surgidos de
elecciones directas. Por eso, el período 1948-1960 se distinguió por la
estabilidad que alcanzaron los gobiernos de G. Plaza, J.M. Velasco Ibarra y C.
Ponce, originados en elecciones.
La década de 1960 fue
inestable, con 7 gobiernos (2 dictaduras), aunque solo 2 ascendieron por
elecciones. Y la década de 1970 se caracterizó por las dictaduras militares
‘petroleras’. Paradójicamente, durante esas décadas el país consolidó su
estructura capitalista, a consecuencia de que en ellas se impuso el modelo
desarrollista de economía, en el cual el Estado pasó a ser el agente central
para el progreso material y económico del país, que nunca se modernizó
exclusivamente en manos de la empresa privada, que también creció bajo el
amparo del Estado.
En contraste con el
pasado, desde 1979 Ecuador ha vivido la época más larga de constitucionalismo y
democracia representativa. Sin embargo, también contrastan tres períodos: entre
1979-1996 hubo 5 gobiernos (4 por elecciones); entre 1996-2006 hubo 7
gobiernos, aunque solo 3 surgieron de elecciones y también fueron derrocados; y
entre 2007-2017 el país ha tenido un mismo presidente y se han sucedido diez
procesos de votación popular entre elecciones y consultas o referendos.
De modo que solo en el
siglo XX, entre saltos y brincos, la democracia representativa adquiere
presencia y se convierte en un valor nacional; y solo desde 1979 el país ha
mantenido el ciclo más largo de constitucionalismo, aunque han regido tres
Constituciones: 1979, 1998 y 2008.
También del
desarrollismo que todavía rigió al comenzar la década de 1980, a partir del
gobierno de L. Febres Cordero (1984-1988) se pasó al dominio del modelo
empresarial, afirmado por los sucesivos presidentes, que solo fue superado a
partir de 2007 con la implantación de un nuevo modelo económico bautizado como
‘socialismo del siglo XXI’ (un tipo de capitalismo social latinoamericano).
Las elecciones del 19
de febrero de 2017 son cruciales para Ecuador y América Latina, porque
precisamente están en juego dos modelos económicos: el retorno al empresarial o
la continuidad del ‘socialismo’.
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