Después de un ataque criminal contra el bolívar induciendo su depreciación en 274.249.422.632.694% desde 2012 derivando en hiperinflación y deterioro de las condiciones de vida de todo un pueblo; después de planificar el desabastecimiento programado de comida y medicinas generando largas colas y afectando la tranquilidad de todos los hogares venezolanos; después de haber financiado episodios de violencia de la mano de los factores políticos de la oposición más extremista en la que cerraron calles, quemaron a venezolanos vivos y montaron guarimbas; después de haber apoyado la inconstitucional autoproclamación de Guaidó como presidente “interno” de la República; después de habernos robado CITGO lo que ha implicado una pérdida anual de US$ 11 mil millones más 7 mil millones en activos; después de dejarnos el país entero a oscuras en un sabotaje eléctrico; después de todos los intentos de aislarnos del mundo con amenazas; después que contrataron a mercenarios para invadirnos por nuestras costas; después de todas las acciones genocidas contra nuestro pueblo, la Casa Blanca, con su cara bien lavada, cínicamente, envía a dos voceros a Miraflores.
Vinieron a “pedirnos” que le suministremos petróleo (por lo menos eso es lo que dicen). Para quienes aún tienen dudas, no somos cualquier país, somos la joya de la corona, somos la primera reserva de petróleo y de oro del mundo y estamos estratégica y privilegiadamente ubicados en el globo terráqueo.
Resulta muy interesante el hecho de que la visita fue pública, notoria, con cámaras, luces, reflectores y potentes amplificadores para que lo supiese, literalmente, el mundo entero y para que el mensaje de que los gringos están “acercándose” a los venezolanos viajase rápidamente de Occidente a Oriente.
El mensaje del encuentro en Miraflores llegó en tiempo real a Rusia, país al cual la Casa Blanca le ha intensificado la guerra económica en el marco del conflicto en Ucrania, por cierto provocado inicialmente por la actitud hostil de los gringos a través de su brazo armado, la OTAN, y con el apoyo de la siempre genuflexa Europa. Le ha aplicado medidas coercitivas unilaterales y por tanto ilegales, lo ha excluido del sistema financiero SWIFT de la Reserva Federal, lo ha pretendido aislar de la comunidad internacional y lo ha bloqueado de los medios de comunicación. Acciones que, entre otras cosas, han generado no solo la respuesta del Kremlin sino una grave crisis energética y comercial que está repercutiendo en todos los rincones del planeta.
Rusia es el segundo mayor productor de petróleo en el mundo. De los casi 70 millones de barriles diarios de crudo que se produjeron en 2020, Rusia produjo 9,5 millones; EEUU produjo 11,2 millones de los 18,4 que consume; Europa produjo 3 millones de los 13 millones que consume. China produjo 3,8 de los 13,1 millones que demanda al día. EEUU importa 5,8 millones de barriles diarios de crudo, el 31% de lo que consume, Europa importa 10,4 millones (80% del consumo); China 10,8 millones (82%). Rusia no importa crudo pero exporta 4,6 millones de barriles diarios (datos de la OPEP).
A todas estas, el principal socio comercial de Rusia no es EEUU, no es el que, principalmente, le surte de combustible. Las exportaciones totales de Rusia (petroleras y no petroleras) se destinan en un 13% a China, 10,5% a los Países Bajos, 6,57% a Alemania, 5,09% a Belarús, 4,9% a Turquía (datos de de WITS). Sin embargo, una de las preocupaciones de EEUU, además de la necesidad de enviar a Oriente un eventual mensaje de acercamiento con Venezuela, es el impacto inflacionario que tendrá el aumento de los precios del petróleo y de la energía eléctrica como consecuencia del conflicto en Ucrania. Inflación que, por ser de costos y ocasionada por un shock de oferta debido al aumento del precio del petróleo, también derivará en una caída de la producción, o sea en una estanflación, lo cual a lo interno de EEUU y de Europa es muy peligroso en el marco del descontento que cada vez se manifiesta con más fuerza por parte de sus pueblos.
La fotografía de los voceros del Departamento de Estado sentados en Miraflores también llegó en cuestión de milisegundos a China, principal contendiente de EEUU desde que, en marzo de 2018, este país de occidente le declaró la guerra comercial.
En gran desventaja debe estar EEUU en este conflicto mundial para haber venido a Venezuela a “pedirnos” un salvavidas y de paso enviar un mensaje García al otro lado del mundo. En el ámbito económico, tiene la deuda más alta a nivel mundial (US$30 millones) que no puede ser honrada ni que se roben todo el oro que hay en el Planeta y cuyas reservas internacionales no cubren ni el 2% de dicha deuda; desde los años 70 depende comercialmente de China, principal tenedor de su deuda y país que, incluso en pandemia no vio caer su producción; apenas tiene reservas internacionales para 2,1 meses de importación mientras que China tiene para 14,8 meses y Rusia para 18,6 meses (Banco Mundial). En cuanto al ámbito energético, EEUU solo cuenta con 6 años de reservas de petróleo (OPEP) mientras que Rusia tiene para unos 61 años y nosotros para 2.000. En lo militar, Rusia lo superó desde hace rato. En lo tecnológico, China lleva la delantera.
Lanzarle un salvavidas a EEUU “suministrándole” petróleo, pero sobre todo estrechando su mano, luego de todo el daño que, sin justificación, nos han hecho tiene un precio muy alto, muchísimo más que los 300 US$/barril que algunos pronostican. Hoy el precio de nuestro petróleo para los gringos tiende a infinito.
Los venezolanos somos un pueblo de paz, siempre hemos abogado por el cumplimiento del derecho internacional, por la autodeterminación de los pueblos y por el diálogo respetuoso para la solución de los conflictos, estamos en contra de las guerras, pero hay aspectos que son invaluables para los venezolanos y que hacen que se eleve el precio de nuestro petróleo para los gringos, nos referimos a nuestros principios que bajo ninguna circunstancia se negocian: 1) la dignidad de no arrodillarnos ante quienes por casi una década nos han declarado sin motivo ni razón una guerra no convencional criminal y genocida; 2) la lealtad, la no traición y el agradecimiento a quienes en momentos muy duros para el pueblo venezolano nos tendieron su mano, varios de ellos están al otro lado del mundo, en Oriente; 3) la justicia, requisito imprescindible para la paz.
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