sábado, 5 de marzo de 2022

Venezuela: Puma

Cuando el ejercicio de invasión suena, piedras trae. Peñascos que debemos destruir antes de que nos atropellen.

Luis Britto García / Cubadebate

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Venezuela, país codiciable por sus riquezas y su posición estratégica, ha sido invadido repetidas veces en el papel y en los hechos. No hablamos de la arremetida española que comienza en 1498, ni de la del “Pacificador” Morillo en 1815. Antes de ésta, arranca la sistemática, progresiva, creciente ocupación de nuestra Guayana por pobladores y fuerzas coloniales de los imperios holandés e inglés, que culmina en el nefasto Laudo de 1899, efecto de nuestro entreguista sometimiento a árbitros extranjeros.

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En 1901 el Presidente de Colombia José Manuel Marroquín confía tres mil efectivos colombianos al mando del “venezolano” Rangel Garbiras, para que nos invada por San Cristóbal. Celestino, hermano del Presidente Cipriano Castro, los desbarata y persigue hasta la frontera. La coalición de banqueros extranjeros y caudillos locales mal llamada revolución “Libertadora” se alza de inmediato apoyada por un buque de guerra extranjero. Derrotada ésta, al poco tiempo los acreedores de la Deuda Externa, coligados con los gobiernos de Inglaterra, Alemania e Italia nos bloquean entre 1902 y 1903 con quince acorazados que hunden nuestras ínfimas unidades navales, cañonean fuertes y, desembarcan, saquean y son puestos en fuga por la combinación de un acuerdo diplomático y la conscripción de cien mil voluntarios para defender “el suelo sagrado de la Patria”.

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Ya entrado el siglo XX, ocurren acometidas que mal podrían ser llamadas invasiones, pues se trata de revolucionarios venezolanos en lucha contra la tiranía de Juan Vicente Gómez. Román Delgado Chalbaud y el escritor José Rafael Pocaterra asaltan Cumaná en 1929 con fuerzas transportadas en el vapor Falke y son derrotados.

El mismo año Rafael Simón Urbina y el escritor Miguel Otero Silva se apoderan de un buque en Curazao, desembarcan por Coro, e inician una guerrilla que será dispersada. En 1967 un puñado de guerrilleros venezolanos y cubanos ancla en Machurucuto y es aprisionado.

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Con el triunfo electoral del bolivarianismo en 1998 se intensifica otra infiltración sistemática, progresiva y creciente de delincuentes y paramilitares buscando sabotear y deponer al gobierno democrático. Los Estados Mayores foráneos descuartizan y se reparten sobre el papel la espléndida presa de Venezuela. Entre el 3 y el 18 de mayo de 2001, las Fuerzas Armadas Españolas ejecutan la Operación Balboa, un “ejercicio de simulación de operaciones aéreas” en el cual fuerzas de Estados Unidos y de países aliados, con autorización de la ONU y desde bases en Colombia y Panamá atacan la zona occidental de un “País Marrón”, al cual mapas e información de inteligencia identifican como Venezuela. El 18 de mayo culmina el ejercicio con “tanques de las fuerzas aliadas en algunas ciudades, así como el bloqueo de Maracaibo, Puerto Cabello y de la base naval de Paraguaná, de donde habían sido desalojados los radicales”, el derribo del avión que transporta al Presidente, y la fragmentación del “País Marrón” en varios Estados diferentes.

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Que no se trata de juegos lo demuestra el que apenas once meses después revienta en Venezuela un golpe de Estado preparado y apoyado por Estados Unidos y sus aliados. Lo coordinan agencias de seguridad estadounidenses; lo ejecuta el “Grupo Fénix” de la Policía Municipal, entrenado por el “superpolicía” norteño William Bratton. Según comenta acertadamente Eleazar Díaz Rangel, “En esa ocasión, surgieron evidencias que implican al Gobierno norteamericano. A propósito de ese tema, escribí en mi página dominical (3/5/2003) ´Abril en Washington´, donde mostraba cómo el cap. de navío USA David Cazares, en una recepción en el Hotel Meliá (8/4/2002) se acercó a un general venezolano, a quien había confundido con otro que conspiraba, y le preguntó por la falta de contactos ya que tenían un submarino y dos naves de guerra surtos en mar venezolano. El 12/4/2002, el coronel USA Donald F. MacCarty hizo una irregular solicitud de autorización para sobrevuelos de aviones USA Galaxy C-17 y Hércules C-130. En esos mismos días, en lugar de los cuatro aviones F-16 que EEUU tiene permanentemente en Curazao, después que dejaron sus bases en Panamá, hubo durante varios días 16 de esos poderosos caza-bombarderos.

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Desde entonces, incontables proyectos criminales son fraguados desde Colombia. En 2004 más de un centenar de paramilitares neogranadinos con falsos uniformes del ejército venezolano son detenidos en las afueras de Caracas preparando un magnicidio. En el vecino país se forja otro disparatado intento de magnicidio con drones para noviembre de 2018. El 23 de febrero de 2019 los presidentes José Roberto Duque y Piñera apadrinan presencialmente un intento de forzar la frontera por Cúcuta y por Santa Helena de Guairén con el pretexto de entregar “ayuda humanitaria”, tropelía exitosamente rechazada por pueblo y ejército venezolanos. El grupo paramilitar “Guardia Territorial Pemona” intenta impedir que la Guardia Nacional defienda nuestra frontera con Brasil. Poco después queda Venezuela sin electricidad varios días, por efecto de un presunto sabotaje en la planta hidroeléctrica del Guri.

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Otro eslabón de la cadena de fracasos lo remacha el ejercicio “Puma”, comandado entre abril y junio de 2019 por el entonces jefe de la fuerza de despliegue rápido y hoy jefe del Estado Mayor Conjunto del ejército argentino, general Juan Martín Paleo, bajo supervisión del Comando Sur, y recientemente difundido por el comunicador Horacio Verbitsky. El plan prevé la invasión a Venezuela con fuerzas multinacionales por las fronteras colombiana, brasileña y la costa del Caribe.

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¿Debemos desechar “Puma” como mera baladronada para complacer a Trump en momentos en que éste intensificaba medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela y animaba la farsa del presidente fantoche autoelegido para robar bienes venezolanos en el exterior? Pues apenas un año más tarde, en mayo de 2020, colapsa estrepitosamente la ridícula “Operación Gedeón”, ataque mercenario contratado por el mismo títere autoproclamado con la firma Silvercorp, cuyos mercenarios de diversas nacionalidades son desembarcados de lanchas del ejército colombiano. Y al año siguiente, recrudece la arremetida paramilitar por Apure y la Región Central.

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Cuando el ejercicio de invasión suena, piedras trae. Peñascos que debemos destruir antes de que nos atropellen.

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