A 23 años de revolución bolivariana-chavista, hoy podemos distinguir tres momentos, fases o etapas históricas, claves para entender el camino recorrido y la nueva ruta hacia los objetivos históricos del Plan de la Patria, para que esta revolución sea de verdad y absolutamente indestructible.
Christian Farías / Para Con Nuestra América
Desde Valencia, Carabobo, Venezuela
Aislamiento diplomático internacional, bloqueo económico, tecnológico y financiero, guerra del Dólar; medidas coercitivas, injerencia en nuestros asuntos internos; financiamiento y promoción de violencia política y guerra económica, alimentaria, educativa, mediática, monetaria, cultural, delincuencial y demás formas no convencionales de la guerra de cuarta generación (made in USA).
He allí, el modelo y el plan para destruirnos, puesto en marcha por el imperialismo del Norte. No quieren que recuperemos las sendas perdidas de nuestra soberanía, independencia, libertad, bienestar social, progreso, unión y la paz de la República forjada hace 200 años por los ejércitos de mantuanos y negros esclavos, en unidad cívico-militar y bajo la sabia conducción táctica y estratégica de nuestro Libertador Simón Bolívar.
Desafortunadamente, esa inmensa gesta heroica y trascendente para toda la América del siglo XIX, fue traicionada y desviada en sus objetivos históricos plasmados en el proyecto inicial de la Gran Colombia (la unidad de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia) y en el contexto de una sola confederación de naciones libres y soberanas desde el Istmo de Panamá hasta el Sur de Chile y Argentina. Esa era y sigue siendo la esencia de la doctrina y el proyecto político de nuestro Libertador
Abrazados a esa extraordinaria herencia, los y las patriotas de hoy, hemos luchado contra los malos tiempos y tempestades de estos primeros 23 años del proceso revolucionario bolivariano, que ha generado cambios radicales para el bien de toda la patria; pero, en medio de emboscadas y traiciones.
Hoy, podemos decir que, a pesar de toda la maldad puesta en marcha, no han podido ni podrán derrotar al pueblo porque, sencillamente, ya no es un simple pueblo; sino el Sujeto histórico, protagonista estelar de este proceso independentista y revolucionario, liderado inicialmente por Chávez; y ahora, por Nicolás Maduro.
Hemos puesto a prueba nuestras fibras históricas, étnicas, libertarias, independentistas, éticas y estéticas, junto a la fuerza de las armas y la capacidad de liderazgo del comandante eterno. Somos un colectivo de fuerzas irreductibles, sustentadas en la subjetividad colectiva del amor, la paz, la unión y el bienestar compartido.
Nuestra lucha actual se inspira en el proyecto original del Padre Simón Bolívar y su maestro Simón Rodríguez; pero, incluye también el ejemplo inmortal de la gran batalla liderada por el General Ezequiel Zamora, arraigada en su memorable y todavía vigente grito de “Tierras y hombres libres”.
Desde esas tres fuentes, el comandante Chávez desarrolló la doctrinaria del actual proceso bolivariano, en el contexto de la paz, la convivencia y el diálogo permanente y constructivo para el bienestar material e inmaterial de nuestro país y las naciones hermanas de Nuestra América.
Los tres momentos históricos:
A 23 años de revolución bolivariana-chavista, hoy podemos distinguir tres momentos, fases o etapas históricas, claves para entender el camino recorrido y la nueva ruta hacia los objetivos históricos del Plan de la Patria, para que esta revolución sea de verdad y absolutamente indestructible.
Esos tres momentos son los siguientes: el periodo de inicio con Hugo Chávez (1999-2013), el de la continuidad actual con Nicolás Maduro (2013- 2023) y el que viene de profundización revolucionaria con base en las 3R para construir el nuevo sistema de fuerzas (2023-2030) que garantice la continuidad del proceso “Por los siglos de los siglos, amén”, para decirlo como buen cristiano.
1.- En el primer momento, quedó fijada la huella profunda y amorosa del pueblo bolivariano junto a su líder, Hugo Chávez, con seis (6) victorias estratégicas que marcan la nueva época de nuestro país. Veamos la esencia de cada una de ellas, para fortalecer nuestra memoria colectiva.
La primera fue la convocatoria y elección del Primer Poder Constituyente de 1999 que produjo la nueva Constitución de la República, con la cual se inició el proceso de transformación pacifica de la patria y el nacimiento de lo que es hoy EL PODER POPULAR como sujeto histórico de la nueva democracia participativa y protagónica del siglo XXI.
La segunda corresponde al proceso de consulta, elaboración y legitimación, a través del voto individual, libre y secreto, de nuestra actual Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV), ese mismo año 1999.
La tercera se ubica en la gran confrontación histórica de las fuerzas populares y patrióticas de la naciente revolución con las fuerzas retrógradas de la vieja contra revolución, a partir de la noche del 11 de abril de 2002, cuando se produjo el golpe de Estado de la derecha fascista y la burguesía apátrida.
Al día siguiente, se instala el dictador Pedro Carmona Estanga “El breve”, cuya primera y única medida fue eliminar la CRBV y los cinco poderes públicos del Estado, para imponer la anti histórica, brevísima y fallida dictadura del capitalismo burgués, representado por FEDECAMARAS.
Al tercer día, 13 de abril de 2002, y como si el pueblo fuese resucitado, surgió el contra-golpe popular, patriótico y revolucionario que rescató la posesión del Palacio Presidencial y restituyó en el poder del Estado y de la República, al presidente constitucional y legítimo Hugo Chávez Frías.
Con esa batalla, única y paradigmática en nuestra historia, nace la unidad cívico-militar-policial-religiosa, patriótica y revolucionaria que, hasta hoy, ha sido y seguirá siendo siempre el gran poder indestructible y SUJETO HISTÓRICO de la revolución bolivariana.
La cuarta victoria estratégica de nuestro pueblo con Chávez en Miraflores, se ubica en el plano económico internacional de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, con la estabilización del precio del petróleo en una franja de 60-80-100 Dólares el barril, durante el periodo 2004-2012.
La quinta es la puesta en marcha del socialismo territorial, a través del nuevo estado de bienestar social, establecido en la CRBV que contiene los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. Todo ello, en el contexto de la construcción del Poder Popular desde lo social comunitario, como expresión del proyecto socialista bolivariano del siglo XXI.
La sexta corresponde a la elaboración y puesta en marcha del proyecto socialista bolivariano del siglo XXI, a través de los cinco objetivos históricos del Plan de la patria (2012): 1. Defender, expandir y consolidar la independencia nacional. 2. Construir el socialismo bolivariano del siglo XXI: “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad” del pueblo. 3. Convertir a Venezuela en un país potencia en lo social, lo económico y lo político dentro de la gran potencia naciente de América Latina y El Caribe, que garanticen la conformación de una zona de paz en nuestra América. 4. Contribuir al desarrollo de una nueva geopolítica internacional en la cual tome cuerpo un mundo multicéntrico y pluripolar que permita lograr el equilibrio del universo y garantizar la paz planetaria. 5. Preservar la vida en el planeta y salvar la especie humana.
2.- El segundo momento histórico se inicia con el primer mandato presidencial de Nicolás Maduro y está marcado por la ofensiva golpista, insurreccional, anárquica, apátrida, criminal y destructiva, puesta en marcha por las fuerzas internas y externas de la oposición contrarrevolucionaria, monitoreada desde Washington, por la CIA, La Casa Blanca y El Pentágono.
Los enemigos de nuestra Patria, del Pueblo y del proceso revolucionario bolivariano, se empeñaron (y estúpidamente se lo creyeron), en el plan de destruir nuestra patria venezolana, echarle la culpa al presidente Nicolás y sacarlo de Miraflores para derrotar al pueblo y su proyecto liberador y socialista.
No lograron derrotar al gobierno; pero, sí nos impusieron la nefasta guerra económica contra la seguridad alimentaria de nuestro pueblo y la amenaza del estallido de la guerra civil con todas sus nefastas consecuencias.
Craso error, desconocer la dialéctica de la realidad histórica concreta, profunda, sistémica y compleja de la historia de la sociedad, de los individuos y de la especie humana; así como el funcionamiento de la crítica social, histórica y cultural de las vanguardias políticas y los pueblos, las sociedades y las naciones contra sus opresores.
Sin detenernos en detalles, debemos afirmar que, durante este segundo periodo histórico del proceso bolivariano, fueron sometidos a pruebas dos dimensiones claves:
La primera, corresponde a la vigencia o no del legado teórico y práctico del comandante Chávez: su modelo de liderazgo, sus ideas, su obra, sus métodos, su praxis histórica. Ser o no ser destruido por la oposición apátrida, fue el dilema trágico que reafirma la superioridad histórica de nuestro pueblo y su comandante eterno, frente a la brutalidad y torpeza política de una oposición sin moral, sin ética ni estética que la distinga y la haga respetable.
La segunda dimensión, sometió a prueba el compromiso, la lealtad, la capacidad política, de trabajo y de liderazgo de Nicolás Maduro en la jefatura del Estado venezolano. La embestida del enemigo fue brutal, intensa y sin tregua alguna; pero, no pudieron sacarlo del poder ni destruirlo. Por esa razón, hemos dicho y lo repetimos con orgullo y cada vez que sea necesario, lo siguiente:
Las fuerzas bolivarianas tenemos vivo, indestructible, erguido ante la historia que lo reconoce y lo dignifica, a nuestro presidente Nicolás Maduro, junto al pueblo y lleno de sus bendiciones; respetado y admirado por las inteligencias más dignas, lúcidas y productivas de nuestra intelectualidad, de América y del mundo, tanto de la izquierda como de la derecha moderada.
Definitivamente, los hechos y sus resultados finales, están a la vista. Es inocultable que la oposición política de hoy, está totalmente destruida e inhabilitada orgánicamente; sin moral ni ética, sin proyecto ni ideas, sin pueblo ni dirigentes, sin apoyo ni respeto, sin orgullo ni dignidad. Son la nada, la propia miasma desnuda y seca, sola y hundida en el fango de la historia.
De manera que el proyecto bolivariano sigue en pie con todo el legado del comandante Chávez, especialmente el estratégico e histórico Plan de la patria y el estado de bienestar social del pueblo.
Ambos instrumentos conforman el mapa de navegación del proceso revolucionario bolivariano; pero, ya no dependiendo de la renta petrolera, sino sustentado en el nuevo modelo económico productivo de los 18 motores independientes y soberanos, que hoy cubren más del 70 % de las necesidades alimentarias del pueblo venezolano.
El tercer momento histórico, corresponde a nuestro presente con proyección hacia el futuro inmediato, con base en nuestra CRBV, que consagra el funcionamiento de la democracia participativa y protagónica; auténtica y profunda del pueblo, con el pueblo y para el pueblo. Somos el Sujeto Histórico porque tenemos el poder del voto para realizar todos los cambios necesarios de manera constitucional, sin traumas y en sana paz y libertad.
Para este tercer periodo de nuestra revolución, el presidente Nicolás Maduro, ha lanzado la tesis de un nuevo y poderoso SISTEMA DE FUERZAS SOCIALES Y POLITICAS, que debemos construir en el marco actual de las 3R para desarrollar la nueva AGENDA 2023-2030 y consolidar el poderío del LIDERAZGO REVOLUCIONARIO BOLIVARIANO Y CHAVISTA, indestructible y victorioso, dentro y fuera de nuestro territorio, como lo demuestran las recientes imágenes y reportajes de nuestro presidente en la reciente cumbre de mandatarios contra el cambio climático, realizada en Egipto.
Esta propuesta del presidente Nicolas Maduro, no es una simple ocurrencia teórica o un ejercicio imaginario de simples utopías o algo parecido, no. Se trata de poner en marcha las nuevas condiciones que reclama el proceso revolucionario con base en las lógicas de una realidad histórica que dialécticamente nos plantea, entre muchas cosas, las siguientes:
· La necesidad de superar definitivamente, las viejas estructuras de la ya desaparecida democracia formal representativa del nefasto pacto de Punto Fijo, que siguen vivitas y coleando en la actual estructura del Estado venezolano, generando más burocratismo, ineficacia y corrupción que hoy causan malestar en nuestro pueblo y daños mortales al proceso revolucionario.
· Renovar lo que hoy tenemos como partido de vanguardia y de masas, nuestro glorioso PSUV que, si bien ha servido para iniciar y mantener este proceso revolucionario, también ha mostrado mucha deficiencia e incapacidad para avanzar y profundizar en los nuevos retos de la historia que estamos construyendo.
· En consecuencia, frente a esas dos limitaciones históricas que hoy contradicen, frenan o impiden el avance necesario del proceso revolucionario bolivariano-chavista, es urgente y vital el mayor dinamismo de las 3R para construir un nuevo y poderoso SISTEMA DE FUERZAS sociales, económicas productivas, comunitarias, científicas, culturales, amorosas, éticas, morales, estéticas y espirituales de nuestro pueblo aguerrido y valiente.
Estas tres ideas centrales, generan en sí mismas lo que hoy reclama nuestro pueblo: garantía y compromiso histórico de la permanencia y continuidad del proceso revolucionario bolivariano, su ética, su moral, la visión táctica y estratégica, la pasión y la razón, heredadas de nuestro Libertador Simón Bolívar; de la prédica incansable “inventamos o erramos” y toda la sabiduría del maestro Simón Rodríguez; y la convicción firme y eterna de vivir en “Tierras y hombres libres”, como lo soñó Ezequiel Zamora. Todo eso fue lo que puso en marcha nuestro Hugo Chávez y ha defendido con absoluta lealtad nuestro presidente Nicolás Maduro, ambos junto al pueblo como el protagonista y Sujeto histórico de esta revolución de liberación nacional y socialismo bolivariano.
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