En las luchas actuales y futuras por la liberación de Nuestra América frente a la metrópoli imperial más poderosa del mundo, siguen vigentes las grandes verdades proclamadas por la Segunda Declaración de La Habana, el 4 de febrero de 1962.
Luis Suárez Salazar / ALAI
Conferencia pronunciada en la Casa del ALBA Cultural de La Habana, Cuba, el 4 de febrero de 2012.
Este año 2012 está plagado de “aniversarios redondos” o “cerrados” de imborrables momentos de la historia de las multiformes luchas de los pueblos latinoamericanos y caribeños por su verdadera y definitiva independencia. Como he señalado en otras ocasiones, sin el análisis crítico de todos esos acontecimientos, así como de sus subterráneas, telúricas o volcánicas interrelaciones mutuas, no podremos comprender, en toda su profundidad, las complejidades y dilemas de esta nueva etapa de “la dinámica entre la revolución, las reformas, el reformismo, la contrarreforma y la contrarrevolución” que está viviendo el mundo y, dentro de él, nuestra Patria Grande: América Latina y el Caribe o, si prefieren, “el continente del Abya Yala”.
Dentro de esos “aniversarios redondos” del presente año tenemos que incluir, en primerísimo lugar, el correspondiente a la Segunda Declaración de La Habana, justamente calificada por algunos historiadores o historiógrafos como “el Manifiesto Comunista de la Revolución Latinoamericana”. Demostrando, otra vez, el carácter democrático de la proyección externa de la Revolución Cubana, a propuesta de la dirección de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (antecesora del actual Partido Comunista de Cuba), del llamado “segundo Gobierno Revolucionario Cubano” y de su entonces Primer Ministro, Fidel Castro, un día como hoy, hace cincuenta años, esa trascendental declaración fue aprobada mediante el voto universal, libre, público y directo de los cerca de dos millones de cubanas y cubanos asistentes a la entonces llamada Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba celebrada en la Plaza de la Revolución José Martí. Lea el texto completo aquí…
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