Hoy Evo
Morales se sube al tren bioceánico que para Bolivia significará una salida
efectiva al mar, más allá del conflicto con Chile; para Brasil, un tránsito
acelerado por tierra de sus exportaciones e importaciones sin acceder al largo
viaje marítimo por el Canal de Panamá o el sureño Cabo de Hornos; para Perú,
poder contar con una de las dos puertas de entrada-salida del proyecto,
mientras que un ramal adicional secundario beneficiaría directamente a
Paraguay.
Sullkata
M. Quilla / CLAE
El
presidente Evo Morales Ayma está empeñado en convertir a Bolivia, un país
mediterráneo, sin salida al mar, en uno que sea eje de un corredor ferroviario
“de integración” de 3.755 kilómetros entre el puerto brasileño de Santos
en el Atlántico y el peruano de Ilo en el Pacífico, proyecto valuado en más de
10.000 millones de dólares estadounidenses.
Morales
quiere comenzar en 2018, año preelectoral, este proyecto que desplazó a uno
chino y sumó las voluntades de Perú, Brasil, Uruguay y Paraguay a “un trazado
más corto y con menos consecuencias ecológicas”. En Europa, golpea la puerta
suiza para abrir un flujo de recursos de parte del Estado y grupos
empresariales helvéticos y alemanes que ven con simpatía y –cálculos de alta
rentabilidad- el sueño boliviano.
“Estamos
convocando el saber, la experiencia y la asistencia técnica europeas,
importantes para construir el tendido ferroviario de 1.500 kilómetros en suelo
brasileño; casi 1.900 en Bolivia y unos 350 kilómetros en Perú”, dijo Morales.
En
las elecciones generales de Bolivia que se realizaran en 2019, los ciudadanos
elegirán presidente y vicepresidente, 130 miembros de la Cámara de Diputados y
36 integrantes del Senado. El 28 de noviembre de 2017, el Tribunal
Constitucional Pluricultural falló a favor de las repostulaciones de todo
ciudadano lo que posibilita una nueva reelección de Evo Morales Ayma.
Es verdad
que la imagen de Evo Morales está golpeada, por operaciones
psicológico-mediáticas de la oposición y por errores propios del gobierno, pero
de ahí inferir que hay una “caída en picada” del proceso de cambio y de su
liderazgo es más un deseo que otra cosa, para un país que ha venido creciendo a
un ritmo del 5% interanual con baja inflación, en una región en crisis.
La
nacionalización de los hidrocarburos en 2006 significó la libertad económica
para Bolivia ya que le permitió multiplicar los ingresos nacionales por la
exportación de gas de dos mil millones de dólares en 2005 a 31.500 millones de
dólares en 2016. Asimismo, generó ingresos por 31 mil 500 millones de dólares
en los últimos 10 años, mayor que los 2 mil 500 millones de dólares que se
percibieron en un período similar en épocas de privatización del petróleo y el
gas. En 2016 los ingresos por la venta de hidrocarburos alcanzaron los 1.746
millones de dólares.
La Comisión
Económica para América Latina y el Caribe y el Fondo Monetario Internacional
prevén que esta nación liderará la expansión regional. En 2016 el alza del
Producto Interno Bruto (PIB) fue de 4,3% y para 2017 el Ministerio de Economía
pronostica 4,7%.
Hoy Evo
Morales se sube al tren bioceánico que para Bolivia significará una salida
efectiva al mar, más allá del conflicto con Chile; para Brasil, un tránsito
acelerado por tierra de sus exportaciones e importaciones sin acceder al largo
viaje marítimo por el Canal de Panamá o el sureño Cabo de Hornos; para Perú,
poder contar con una de las dos puertas de entrada-salida del proyecto,
mientras que un ramal adicional secundario beneficiaría directamente a
Paraguay.
El sueño boliviano
del bioceánico salió reforzado en su tránsito por Suiza. Tiene forma, mapa,
apoyos políticos, promesas parciales de financiamiento y una agenda precisa:
concluirlo en el 2025 fecha del bicentenario de la independencia de Bolivia.Y
Evo Morales se sube al bioceánico, como locomotora de su cuarta presidencia.
Las
criticadas elecciones judiciales del 3 de diciembre ya son historia. Las 96
autoridades del Órgano Judicial y del Tribunal Constitucional Plurinacional
(TCP) han sido elegidas. A pesar de los gritos de reclamo de la oposición,
cuyos núcleos más activos lo conforman los jóvenes organizados y financiados
por agencias estadounidenses y ONG europeas, los magistrados electos asumirán
sus funciones en enero próximo.
La
reiterada y obsesiva intención de la oposición de atribuirle a las elecciones
judiciales un carácter de plebiscito no tiene sustento real. La oposición
obstaculizó y boicoteó esas elecciones en la necesidad de mantener la justicia
como está, no democratizarla.
. Mucho ha
hecho el Proceso de Cambio en estos 12 años de gobierno, en materia de
inclusión social, rescate de la soberanía nacional, conversión a los ciudadanos
plurinacionales en sujetos (y no meros objetos) de las políticas, la
reorganización política y económico-financiera del país, la estabilidad
macroeconómica y social, el alto nivel de las reservas internacionales, el
fomento a la producción de alimentos en las zonas oriental y andina y el apoyo
real a las cooperativas y comunidades campesinas.
En estos
años, se logró la consolidación de un Estado Plurinacional que logró imponer
las bases de un imaginario de convivencia e igualdad, en un papis donde reinaba
la intolerancia y la exclusión. Sume a ello la nacionalización de los
hidrocarburos y la incubación de las plantas de urea y separadoras de líquidos,
la entrega de gas a domicilio a la población de menores recursos, la conexión
eléctrica y caminera de casi todo el país, los planes para explotar litio y
fabricación de baterías de ión litio, y la baja de intereses para la
construcción de viviendas para los jóvenes.
Dentro de
este esquema no se puede obviar el continuo impulso a una mayor integración
económica, política y cultural con los países del Mercosur, Unasur, Celac, CAN
y ALBA, además de sumarse al movimiento de los países en desarrollo del
Grupo de los G77+China y el Movimiento de Países No Alineados.
Bolivia
ha producido grandes cantidades de estaño y cobre de alta pureza (99,99%), se
ha acrecentado la potencia elécgtrica instalada a 2.000 MW y se espera llegar a
10.000 MW hasta el año 2025, y la producción de alimentos en general alcanzó
las 17 millones toneladas/año y se piensa subir a 45 millones en 2025.
Se ha
pensado construir la logística necesaria para hacer del país una nación
bioceánica (acceso a los dos océanos en forma directa), con la construcción del
ferrocarril bioceánico Perú-Bolivia-Brasil; mientras se mejora el acceso al
Atlántico mediante la Hidrovía PPP (Paraguay-Paraná-Plata) y la Hidrrovía MMM
(Mamoré-Madera-Madeira).
Revitalizar
los movimientos sociales
Humberto
Claros habla del reto fundamental de revitalizar las organizaciones sociales.
Estas son el pilar de este Proceso de Cambio, que se nutrió de la acumulación
de luchas sociales e indígenas originarias campesinas. Organizaciones de
carácter étnico territorial, gremial, obrero, populares, tres de ellas
fundadoras del Movimiento al Socialismo- Instrumento Político por la Soberanía
de los Pueblos (MAS-IPSP): la Confederación Sindical Única de Trabajadores
Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación de Mujeres Campesinas
Indígenas Originarias de Bolivia y la Confederación Sindical de Comunidades
Interculturales Originarias de Bolivia (CSCIOB).
La
fortaleza de estas organizaciones radica precisamente en que su lucha no se ha
fundamentado en cuestiones meramente sociales, sino en aspectos territoriales y
estructurales como la tierra y el territorio, los recursos naturales, la
soberanía, la autodeterminación, etc. Su estructura organizativa ha permitido
una masiva y sistemática movilización; la identidad cultural o territorial de
pertenencia a un pueblo indígena es esencial, por cuanto este hecho es
determinante a la hora de considerar un sentido de pertenencia histórica.
Pero
cuando las organizaciones sociales conquistan el poder, muchos de sus mejores
cuadros son cooptados por la estructura del Estado, dejando acéfalos la
dirección de los movimientos. En muchos casos, ocupar un cargo en un movimiento
social ha sido un escalón para acceder a un cargo electivo o de designación.
Nacido de
las luchas de los movimientos sociales, el proceso actual y el mismo gobierno
carecen de un partido de cuadros fehacientes experimentados, intachables ante
la historia y la sociedad, que marque el rumbo y al que se deban someter todos
los dirigentes. El gobierno ha funcionado en gran parte empíricamente, hubo
brotes de corrupción en el Fondo y en el Banco Unión (banca pública donde
tienen sus cuentas casi todos los bolivianos), indica Ricardo Cardona,
autodefinido como político tecno-socialista, quien afirma que con casi 40 mil
millones de dólares que ha ingresado al país en los últimos 12 años, ya no se
debería tener extrema pobreza.
El 21
febrero de 2016, por primera vez el MAS-IPSP, y el presidente perdieron la
mayoría del 51% en la consulta sobre la repostulación de Evo a una nueva
elección presidencial en 2019. Las alarmas cundieron cuando los analistas
comenzaron a imaginar un reemplazante al presidente Evo, salido del propio
MAS-IPSP, o de otros partidos de izquierda del país, para las elecciones del
2019. Pero el Tribunal Constitucional Pluricultural puso las cosas en su
lugar y ahora busca su cuarto período presidencial encaramado en la lomotora
del tren bioceánico de integración.
*Antropóloga
y economista boliviana, analista del Centro Latinoamericano de Análisis
Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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