Lo hemos
visto en Chile este último domingo con el triunfo de Sebastian Piñera, el
millonario que regresa de nuevo al poder, lo vimos con Cartes en Paraguay, con
Temer en Brasil, lo padecemos en Argentina con Macri, donde las instituciones
son adaptadas para el saqueo, de modo que los poderosos manejen sus negocios
con la complicidad de la justicia.
Roberto
Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde
Mendoza, Argentina
Sin
arreglos navideños y con la mesa vacía, millones de argentinos eludirán los
villancicos y las buenaventuranzas de las reuniones familiares, replegándose
entre la bronca y la miseria, la impotencia y la tristeza de haber perdido
todas sus esperanzas en manos de un gobierno que muestra la sangre ajena como
justificativo de su acción violenta, que no duda en usar todo el poder punitivo
del Estado sin el menor pudor, celebrando con prepotencia su triunfo fugaz ante
a la sociedad, en una ficción de democracia que presume de legítima, aunque sus
métodos y prácticas recuerden a las de los dictaduras más violentas.
El pueblo
salva al pueblo, aunque la democracia haya sido cooptada por una plutocracia
minoritaria que brega por perpetuarse con promesas y mentiras a través de la
incesante y descarada manipulación mediática.
Lo hemos
visto en Chile este último domingo con el triunfo de Sebastian Piñera, el
millonario que regresa de nuevo al poder, lo vimos con Cartes en Paraguay, con
Temer en Brasil, lo padecemos en Argentina con Macri, donde las instituciones
son adaptadas para el saqueo, de modo que los poderosos manejen sus negocios
con la complicidad de la justicia. Con todo el blindaje mediático a su favor,
con los trolls y las redes sociales a su disposición y la escasa cultura de las
mayorías que fueron inducidas a pensar como los ricos. Todo un trabajo de
control de la subjetividad al servicio de los ilusos que se “convencen” que los
ricos no van a robar porque tienen plata y los ricos, cada vez quieren más,
como si no conociéramos la historia fisurada por un revisionismo que sorteó al
catecismo oficial que repiten hasta el hartazgo los manuales escolares.
El viejo
esquema colonial traído por Colón a estas tierras y tuvo vigencia durante tres
siglos bajo la égida de una España en decadencia, 135 años sometidos a Gran
Bretaña y desde hace 70 dependientes de Estados Unidos, luego del reparto del
mundo en Yalta y los organismos financieros internacionales creados en Breton
Woods y el sistema de Naciones Unidas, está tan arraigado en las conciencias
que lo revitalizan y actualizan los partidos de derecha que imponen los
intereses de las transnacionales, llámense como se llamen y esgriman los
argumentos que se les dé la gana. Siempre son los mismos, aunque cambien de
ropaje y se disfracen de progresistas, coinciden con sus padres, abuelos y toda
la ascendencia con quedarse con todo.
Con los
servicios de inteligencia y los medios hegemónicos de comunicación lo blanco
vira al negro y lo negro a blanco. La extrema violencia del ajuste de las
últimas horas se centralizó este lunes en un grupo de revoltosos frente al
Congreso, mientras cientos de miles trabajadores en actividad y jubilados se
congregaban en defensa de sus derechos, cuando se trató la reforma previsional
que impuso la legalización del despojo.
Porque, las
matemáticas siguen funcionando a pesar de la inversión de pensamiento: 100 mil
millones que se sacan, frente a un escuálido bono por única vez es una pérfida
migaja, que en su conjunto suma una erogación de 4 mil millones, es ajuste, un
recorte, una pérdida, jamás una ganancia. Que ese grupo, sospechosamente
atacando a las fuerzas de seguridad por horas, cubrieran a medio millón de
personas que inundaban todas las calles adyacentes a la Casa de la Leyes y que
sólo fueron registradas por algunas cámaras, mientras las funcionales se
detenían en filmar la batalla campal y la extracción de baldosas de la plaza y
no registraran los intríngulis del Congreso, como tampoco esas mismas cámaras
por la noche no mostraran los cientos de cacerolazos de vecinos autoconvocados
para protestar por esa ley confiscatoria, es parte de la escena perversamente
elaborada desde que asumió el gobierno de Cambiemos.
Ley que,
conviene aclarar, viene directamente redactada desde el FMI, conforme las
recomendaciones para bajar el déficit fiscal, mientras el endeudamiento externo
ha servido para que los amigos del presidente engorden sus bolsillos con la
bicicleta financiera de las lebacs, al mismo tiempo que se frotan las manos los
banqueros, las petroleras, los dueños de la Patagonia en que disfruta descansar
el mandatario, los sojeros y las mineras que fueron exentas de tributos.
Como la
tropa legislativa ya había sido previamente disciplinada, (desde gobernadores
propios y peronistas doblegados, que luego arrepentidos irían confesando el
apriete), las lastimosas defensas de una ley confiscatoria estaban garantizadas
por el garrote de las fuerzas de seguridad, la aprobación fue cuestión de
horas, cuando ya, agotadas las arengas, votar disciplinadamente bastó un
trámite grosero, burdo, un levantamiento de manos que, seguramente quedará en
la historia genuflexa de los diputados adeptos y sujetos al gobierno.
Claro, los
miles de manifestantes que seguían en pie hasta altas horas de la noche y las
primeras de la madrugada, no contaban. No contaron jamás para el presidente que
a las 11 horas de un 19 de diciembre como el de hace 16 años, se justificaba
con su rostro anodino, su restringido léxico, rodeado de su gabinete de ricos,
intentando desde su afasia contagiar
optimismo sobre la aprobación de una ley perversa, cuestión que hasta su
rostro le traicionaba y no podía negar, los malos ratos que había pasado,
aunque luego no se privara de mentir como lo hace siempre, por su preocupación
por los pobres, los menores hasta cinco años tengan idénticas oportunidades,
aunque los índices indiquen que ha aumentado la mortalidad infantil y, desde
luego los jubilados que no cesan de preocuparle, aunque algunos curiosos y
malintencionados lo descubran con sus cámaras jugando al tenis o tomando sol
justo cuando estos temas eran tratados y las calles ardían. Pero claro, las
sobre actuaciones aconsejadas por Durán Barba ya no engañan a nadie y todo el
mundo está en guardia, por lo que podría decirse que a pesar del triunfo
eleccionario, la opinión pública le es adversa, por no decir que lo odia
ferozmente, en consonancia con los daños que le ha infligido. Que no se traga
ninguna de sus mentiras por eso sale masivamente a la calle a sabiendas que es
la única forma de oposición y repudio que tiene a mano, porque descree de sus
representantes en el Congreso, como también descree de las falsas promesas del
mensaje en el Salón Blanco, custodiado por los granaderos de San Martín, cuya
réplica del sable corbo le entregó al ex monarca español en el Bicentenario de
la Independencia, en un evidente gesto de sumisión, complicidad, estupidez o
las tres juntas.
Apenas
terminada la conferencia de prensa, el presidente se reunió con la nueva cúpula
de la Conferencia Episcopal Argentina CEA, encabezada por monseñor Oscar Ojea,
quienes le plantearon su preocupación por la situación social, situación que,
por los violentos sucesos que han asolado en la zona de Congreso, vienen
preocupando seriamente al Papa, al extremo que elude visitar su país natal y
por si fuera poco, en el próximo enero, volará al vecino Chile.
Por su
origen jesuita no nos puede sorprender con su rechazo a los potentados y lo que
ellos representan, sus votos de obediencia, pobreza y castidad aconsejados por
Ignacio de Loyola en los comienzos de la Compañía de Jesús se oponen de plano a
los estragos de las políticas neoliberales que están castigando a las
poblaciones más pobres. Y que, justamente la CEA haya acudido en un momento tan
particular y urticante, es un dato más que relevante si, por lo menos los
memoriosos recordamos la influencia de la Iglesia en la sociedad argentina, que
la procesión de Corpus Cristi fue el inicio de la caída del peronismo en 1955
que luego se concretaría unos meses más tarde.
Los tiempos
han cambiado y ahora, la preocupación de la Iglesia es otra, está centrada en
los derechos que se están avasallando, como lo demostró en su convocatoria al
sindicalismo mundial realizado el 24 de noviembre en el Vaticano donde instó a
luchar contra el individualismo y defender a los trabajadores para salir de
esta economía de mercado y finanzas, justamente la enfermedad letal que está
padeciendo la sociedad argentina, donde todos los beneficios giran a favor de
la minoría opulenta que hoy gobierna y sus vínculos externos.
Conforme
con el programa legislativo propuesto, en medio de la protesta colectiva, luego
de la reforma previsional, avanzaron hacia la aprobación del marco tributario,
apuntando a la desfinanciación de la Administración Nacional de la Seguridad
Social ANSES, previendo volver a privatizarla porque fue un negocio
deliciosamente rentable para pocos. Después seguirán con la reforma laboral,
pero por el momento se sienten satisfechos por la aprobación del Presupuesto
2018, donde estiman, porque con ellos hay que hablar de supuestos difusos que
pueden o no llegar a ser, un crecimiento del 3,5% del PBI, una inflación promedio
del 15,7% y, para ratificar los supuestos, la inflación estimada para este año
2017 era de 17,7% y casi llega al 26%, pero, es un detalle más, como un dólar a
futuro de 19,30.
Lo que no
es un detalle sino un muro a punto de estrellarnos, es el endeudamiento externo
y los vencimientos de los servicios, se habla de un 14% para el año que viene,
aunque las estimaciones del CIFRA, el Centro de Estudios de la CTA, sea del
27,6%, casi duplicando el valor oficial, hecho que el diputado Hugo Yasky
denuncia de alarmante y vaticina una nueva crisis en pocos meses.
Para que
sigan celebrando unos pocos, el Ente Nacional de Comunicaciones Enacom, aprobó
la transferencia de licencias de Cablevisión a Telecom, dando lugar al
surgimiento de la mayor compañía de comunicaciones del país, cuyo paquete
accionario está en manos del Grupo Clarín, asegurándole seguir manipulando a la
población.
Con todo,
nadie espera una salutación presidencial para Navidad dada sus nada felices
intervenciones como fue la visita al policía herido en un ojo, del que se
condolió lamentando que no tuviera los dos para mirar a su bella esposa,
seguramente recordaría al emperador Nerón tocando la lira frente a Roma en
llamas, aunque el escenario paradisíaco de Villa La Angostura difiera de la ciudad
imperial, tampoco interprete el instrumento y las llamas ardan en los barrios
pobres del país.
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