La diplomacia latinoamericana tendrá que hacer una hábil y contundente política, para vencer la resistencia de los monopolios de las potencias occidentales que controlan la producción y distribución mundial de vacunas de acuerdo a sus intereses.
Adalberto Santana / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
La vulnerabilidad del sistema general de salud en la mayoría de las naciones es mucho más débil y en algunas cuantas hay más posibilidades de asistencia y resistencia. A esto se suma la capacidad de un puñado de países para la producción de biológicos para frenar el crecimiento del virus. Al mismo tiempo emerge la debilidad estructural de la mayoría de las naciones del orbe para generar un sistema de vacunación sin vulnerabilidades. Entre otros de los aspectos más relevantes, figura la situación económica que por el impacto de la misma pandemia a generado mayores y graves polarizaciones sociales. En otras palabras la misma situación ha generado una mayor concentración de la riqueza en pocas manos y el crecimiento de la pobreza en una gran magnitud de la población mundial.
Para finales de abril la afectación en el mundo registra de acuerdo a las estimaciones de la Jonhs Hopkins University, aproximadamente 150 millones de infectados, así como 3,2 millones de fallecidos a nivel mundial. En las mismas estimaciones se señala que únicamente en los 10 países con mayor número de contagiados figuran: EU, India, Brasil, Francia, Rusia, Turquía, Reino Unido, Italia y España. Es evidente que, en esos 10 países, predomina el virus en el 70% de las economías altamente desarrolladas y el restante 30% en naciones periféricas. Sin duda el incremento en la India (un país con más de 1,300 millones de habitantes), tiende a generar un desplazamiento a mediano plazo de EU a un segundo sitio si sigue creciendo el contagio en la patria de Mahatma Gandhi. A nivel del número de fallecimientos se nota una pequeña diferencia ya que dentro de la decena más afectada figuran otros dos países que ocupan el tercer sitio México y Alemania el noveno.
En ese mismo sentido la concentración de las vacunas se desarrolla en los países centrales tanto en la producción de los biológicos como en la vacunación, principalmente en las economías desarrolladas. En el mismo sentido la industria farmacéutica muestra enormes monopolios en los EU y la Unión Europea en la producción y administración de vacunas. La producción y distribución mundial que han hecho Rusia y la República Popular China, en gran medida ha permitido dar a los países periféricos un leve respiro para poder enfrentar la pandemia. En nuestra América, hasta ahora se desarrolla el avance de cinco vacunas en Cuba, dos en la tercera fase de ensayos clínicos: Soberana 02 y Abdala. En tanto que otras tres figuran en la primera fase: Soberana 01, Soberana Plus y Mambisa (biológico que ha sido diseñado para aplicarse de forma nasal).
Proyectos semejantes se encuentran en otros países de la región como Argentina, Brasil, Chile y México (Patria). Pero en el caso cubano, de salir factibles sus biológicos serán las primeras vacunas logradas y producidas en América Latina y el Caribe. Incluso de lograrse positivamente el desarrollo de Abdala, dicha vacuna también se producirá en Venezuela. El hecho de que la biotecnología cubana haya alcanzado tal logro se ha reconocido que no es un milagro. Más bien “existe un notable desarrollo científico en Cuba y una experiencia de 30 años en fabricar vacunas”, lo ha mencionado con pleno conocimiento el representante de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud en Cuba, José Moya. Funcionario de esos entes internacionales quien también ha llegado a destacar que la isla fue la primera nación en generar una vacuna antimeningocócica y de producir otro biológico contra la hepatitis b, que ha contado con un amplio uso en África y en varios países latinoamericanos. Una de las instituciones más consolidadas de la biotecnología cubana es el laboratorio BioCubaFarma. Organismo que con sus 32 entidades de investigación y producción de vacunas tiene el objetivo de producir 100 millones de biológicos en este año de 2021. Lo que alcanzaría para vacunar al total de su población (más de 11 millones) en el presente año, entre el mes de julio y diciembre. Esta situación permitiría a Cuba apoyar a otras naciones de nuestra región y del mundo periférico. En tal sentido, Surinam y Jamaica, así como otras naciones del la Comunidad del Caribe (Caricom), se han manifestado en aprovechar los beneficios de las vacunas cubanas. Incluso se afirma que la patria de José Martí avanza con la República Popular China en la producción de vacunas con lo que el potencial de esa alianza reforzaría la perspectiva de generar políticas que vean a las vacunas como bienes públicos. Tal como lo ha propuesto COVAX, ente de la OMS, como un instrumento de política de colaboración para un acceso equitativo mundial a las vacunas contra la COVID-19.
En tanto que, a través de la diplomacia solidaria, los gobiernos de México y Argentina se han asociado para producir y envasar biológicos como los de AstraZeneca para distribuirlos en nuestra región. Pero también estos mismos países envasan localmente vacunas producidas en China (Sinovac/Coronavac) y en Rusia (Sputnik V). A su vez en un gesto muy solidario del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ante el crecimiento de la pandemia en la India, se pronuncio en apoyar a ese país manifestándole al Primer Ministro, Narendra Modi, que el gobierno mexicano no va a “necesitar las vacunas que quedaron en entregarnos, es una forma de expresar nuestra solidaridad. Nosotros estamos resolviendo que no nos falten vacunas. Tenemos alrededor de 20 millones. Lo importante es que no vamos a detenernos. Ayer nos confirmaron que tenemos 600 mil vacunas de CanSino para maestros”.
La diplomacia latinoamericana tendrá que brindar buenos y mejores frutos para vencer la monopolización de los biológicos. El proyecto de la política de integración en los planes de salud, es una labor permanente que los gobiernos de la región deben seguir impulsando. Tal como Cuba lo ha hecho enviando a más de 30 países del mundo sus brigadas médicas. De esa manera, unidos los países latinoamericanos y caribeños tendrán más capacidad para vencer los retos que impone la situación adversa que hoy se nos presenta con la pandemia. La diplomacia latinoamericana tendrá que hacer una hábil y contundente política, para vencer la resistencia de los monopolios de las potencias occidentales que controlan la producción y distribución mundial de vacunas de acuerdo a sus intereses. De esa manera, las vacunas serán para el bien de todos sin exclusiones y no de unas cuantas naciones privilegiadas.
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