Según el recuento de votos registrados el pasado 29 de mayo de 2022, las candidaturas que irán a segunda vuelta son las del Pacto Histórico, con Gustavo Petro y Francia Márquez Mina para presidente y vicepresidente quienes alcanzaron un 40,39% (8,527,768 de votos). En tanto que las respectivas candidaturas de la Liga de Gobernadores Anticorrupción (LIGA), Rodolfo Hernández y Marelen Castillo sumó un 28.15% (5,953,209 de votos).
La inmensa mayoría de las encuestas daban como primer ganador a los candidatos del Pacto Histórico. Tal como lo confirmaron los resultados de las urnas. En el caso del segundo contendiente para la segunda vuelta, inicialmente se ubicaba a Federico Gutiérrez y Rodrigo Lara quien punteaban en el segundo lugar en las encuestas. Finalmente alcanzaron el 23.91% (5,080,010 de votos), siendo rebasados por los candidatos de la LIGA.
Para algunos opinadores políticos fue una sorpresa el resultado de que el exalcalde de Bucaramanga, le ganara el segundo puesto al exalcalde de Medellín. Sin embargo, realmente no fue una sorpresa ya que la también excandidata, Ingrid Betancourt del Partido Verde Oxigeno, una semana antes de los comicios retiró su candidatura y declinó en favor de Rodolfo Hernández. A la par de que el mismo Gustavo Petro, había señalado que el bloque de la oliqarquía colombiana había retirado su apoyo a los candidatos del Equipo por Colombia para fortalecer la candidatura de Hernández, a quien veían menos desgastado como acontecía con el candidato del presidente Iván Duque y del hombre fuerte del poder colombiano Álvaro Uribe Vélez. De ahí que la candidatura de Federico Gutiérrez pasara a tercer plano sin el apoyo real de los grupos de poder de Colombia.
Con ello el enroque del voto de las derechas colombianas giró en el apoyo necesario para que el empresario y candidato del populismo colombiano se perfilara como el segundo contendiente para la segunda ronda. De tal suerte que el mismo domingo en la noche cuando se dieron a conocer los resultados preliminares, el mismo “Fico” Gutiérrez, haya manifestado beligerantemente en dar su respaldo a Rodolfo Hernández. Pero sobre todo al apuntar que desde ese momento las derechas colombianas deberían cerrar filas por el candidato de la derecha populista. Contundentemente lo afirmo Gutiérrez, en virtud según su visión conservadora, de que: “Petro es un peligro para Colombia”.
Postura a la que también más tarde se sumó el candidato del Centro Democrático, Sergio Fajardo quien únicamente alcanzó en los comicios de la primera vuelta el 4,20% (888,585 de votos). En otras palabras, el candidato de la primera vuelta a vencer era Gustavo Petro, pero todos los candidatos opositores a él sabían que no lo derrotarían y más si estaban divididos en sus respectivos partidos de las derechas colombianas. Su apuesta por lo tanto de cada una de esas candidaturas era aspirar a ocupar el segundo puesto de las preferencias electorales, para así sumar para el 19 de junio próximo a todas las fuerzas partidarias de las derechas colombianas. Situación que finalmente ubicó a Rodolfo Hernández como el candidato de las fuerzas conservadoras y pro oligárquicas del hermano país sudamericano. El pensamiento de esos grupos de poder es que matemáticamente se van a sumar todos los votos de los distintos candidatos anti Pacto Histórico y con ello hacer ganar a las candidaturas de la LIGA para presidente y vicepresidente y con ello ungir en el poder político a Rodolfo Hernández. Polémico personaje que con un discurso cerril y con escasa reflexión y planteamientos de un proyecto de nación muy nebuloso, pretende con una vaga narrativa anticorrupción llegar a la presidencia colombiana, sobre todo cuando se ha reivindicado como admirador de Adolfo Hitler. Si se quiere es un personaje muy parecido al expresidente mexicano Vicente Fox.
Un elemento destacado en la campaña de las derechas colombianas, latinoamericanas y mundiales contra la candidatura de Gustavo Petro y Francia Márquez Mina, es que esas candidaturas a la presidencia y vicepresidencia, representan para esos sectores ultraconservadores una enorme amenaza. Les aterra la posibilidad de que llegue un presidente de centroizquierda al poder en la nación que con más ahínco ha conservado la oligarquía. El actual gobierno de Colombia, el que encabeza Iván Duque y ha gobernado Álvaro Uribe Vélez, es el principal aliado regional del gobierno de la Casa Blanca. Ahí los EU tienen instaladas una serie de bases militares como puntos estratégicos de su área de influencia y de seguridad en lo que consideran su patrio trasero desde hace muchas décadas. En Colombia es el país latinoamericano donde nunca se ha realizado una reforma agraria. El poder del narcotráfico y de los grupos paramilitares es enorme. Ahí se ha desarrollado un enorme acaparamiento de tierras y es de los más concentrados en la región latinoamericana en manos de los grupos de terratenientes y donde se ha prolongado una guerra que lleva más de 55 años. En Colombia se ha generado una de las situaciones de mayor marginación y pobreza del continente. Así, viven grupos indígenas como en la guajira donde sus pobladores realizan una sola comida al día.
Para los intereses de esa rancia oligarquía colombiana, la candidatura de Gustavo Petro representa el mayor peligro para sus intereses. Por ello se ha lanzado con mayor fuerza toda una gran campaña en diversos medios de comunicación, tratando de inducir el miedo en los sectores populares y medios de la población de que “Gustavo Petro es un peligro para Colombia”. Incluso el mismo presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien según los sondeos de opinión mundiales es el segundo de mayor aceptación por parte de la ciudadanía, a nivel mundial de acuerdo con las cifras de Morning Consult en su estudio “Aprobación de líderes globales: entre la población mayor de edad”. AMLO señaló que sobre Petro hay toda una guerra sucia para evitar que gane la presidencia, tal como contra él la realizó la derecha mexicana en los comicios electorales de 2006 y 2012. Sin embargo, todo indica que en el caso colombiano no hay todavía nada escrito. Pensemos que más de un 45% del electorado colombiano no fue a votar el pasado 29 de mayo. Puede pensarse que reservó su voto para el próximo 19 de junio. Sin duda quien logre sumar a gran parte de esa ciudadanía y gane su confianza, podrá llegar a la presidencia y en ese sentido las izquierdas colombianas tienen grandes posibilidades de ganarse el voto mayoritario del pueblo colombiano. Sin embargo, las derechas saben que viven momentos muy difíciles y que su credibilidad se encuentra por los suelos. Será que el pueblo colombiano que tanto ha padecido con gobiernos corruptos y en un clima permanente de inseguridad, violencia, desempleo, crisis económica, falta de educación y salud realmente piense que “¿Gustavo Petro es un peligro para Colombia?”
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