Las divergencias entre el presidente Funes y los líderes del FMLN no son novedosas, pero crean incertidumbres innecesarias por no llegar a acuerdos, dicen analistas.
Mauricio Funes, el primer presidente de izquierda que llega a El Salvador en toda su historia, sentó una posición categórica de política exterior al reconfirmar que durante su gobierno no se integrará a la llamada Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), que lidera el mandatario venezolano Hugo Chávez.
Al liderazgo y a las bases del ex guerrillero e izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), sobre todo su ala más radicalizada, tal postura no le cayó mucho en gracia, mucho menos la justificación.
Para argumentar su posición Funes explicó que El Salvador tiene una alianza estratégica con Estados Unidos, porque allí reside la mayoría de los inmigrantes salvadoreños y además por ser el mayor mercado para los productos locales. Igualmente dijo que su prioridad de integración era Centroamérica.
“Tenemos una alianza estratégica con los Estados Unidos de Norteamérica, no solamente porque la inmensa mayoría de nuestros compatriotas en el exterior vive y trabaja allí, sino también porque es un gran mercado y con él debemos ampliar más y más nuestro intercambio y tornarlo cada vez más beneficioso para nuestro país”, dijo el mandatario.
Y agregó: “Pertenecemos al sistema Integrado Centroamericano, al SICA. Somos Centroamérica. Y Centroamérica es nuestro lugar en el mundo. Y la integración mayor es Iberoamérica, donde están nuestras raíces y nuestra comunidad de lengua, de origen y de futuro”.
“Esta es la razón por la que no vamos a ingresar al ALBA y ni siquiera lo estamos considerando. Tenemos ya un lugar de pertenencia como Nación y debemos trabajar para institucionalizarlo y fortalecerlo cada vez más. Abandonarlo por el ALBA u otro intento de agrupamiento de orden político o ideológico sería dejar de lado nuestra historia y nuestros compromisos con los pueblos hermanos de Centroamérica”, enfatizó Funes, en palabras brindadas a representantes de salvadoreños dispersos en el mundo que realizan es esta semana su convención mundial.
En términos diplomáticos, Mauricio Funes aclaró la postura oficial de su gobierno frente a lo manifestado por su vicepresidente Salvador Sánchez Cerén en su reciente viaje a La Habana, Cuba, donde se reunió en privado con el Presidente de esa nación Raúl Castro. Entonces Sánchez Cerén, dirigente histórico y fundador del FMLN, dijo que la integración de El Salvador al ALBA sería algo “natural” y que el gobierno de Funes lo estaba “analizando”. Tales declaraciones fueron difundidas por la Agencia Informativa Nacional (AIN), de Cuba.
Esta no es la primera vez, y quizás no sea la última ocasión, en la que Funes descalifica a su vicepresidente. En este mismo mes Sánchez Cerén viajó a Caracas, a un congreso del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), donde llamó “imperialista” a Estados Unidos y además, suscribió la adhesión del FMLN para la formación de la Quinta Internacional Socialista con los partidos de izquierda más radicalizados de Latinoamérica.
En un comunicado oficial la Comisión Política del FMLN define que “coincide plenamente con la necesidad del debate teórico, político e ideológico de las fuerzas políticas de izquierda de todos los continentes, acerca de fortalecer y hacer surgir regímenes políticos que respondan a las necesidades democráticas y de progreso de los pueblos ante la profunda crisis del capitalismo salvaje que ha hundido a nuestros pueblos en pobreza, exclusión y democracias formales que excluyen la participación de la gente en las decisiones; por tanto, respalda plenamente la adhesión expresada por la delegación del FMLN al movimiento de la V Internacional Socialista”.
Funes tuvo que decir que Sánchez Cerén no representaba ni comprometía la posición oficial del Estado salvadoreño y que ello sólo el presidente lo podía definir. Pero hay quienes piensan que las divergencias públicas expresadas a través de la prensa conservadora local sirve de “alimento” a los sectores derechistas que magnifican las contradicciones, cuando en realidad no son tan determinantes.
“Creo que desde que se creó la candidatura se sabía que el gobierno que encabezara Funes no iba a hacer una transformación radical, una revolución. Por lo tanto, es comprensible que haya divergencias entre el FMLN y Funes en lo que se refiere a la integración al ALBA y a la alianza con Estados Unidos. Lo malo es que en esto no haya un acuerdo entre los sectores que componen el gobierno sobre estos temas esenciales”, dijo a ContraPunto Angel Ibarra, presidente de la Unidad Nacional Ecológica Salvadoreña (UNES), una organización social beligerante en temas ambientales.
“Nosotros creemos que si bien hay que estar claros que Mauricio no encabeza la Revolución ni hará socialismos de ninguna clase, y que eso no lo hace traidor, porque nunca se comprometió con ello, lo que sí le exigimos es que debe apartarse del neoliberalismo que es el sistema que ha causado la gran crisis socio-ambiental que padecemos”, apuntó Ibarra.
Por su parte, la dirigente y fundadora de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Gloria Salguero Gross, opinó que las divergencias entre el Presidente y el vicepresidente crean incertidumbres, que afectan nacional e internacionalmente. “Deberían ponerse de acuerdo porque no se están mostrando coherentes ni están generando confianza entre la población, los empresarios y los inversionistas extranjeros”, dijo en una entrevista televisiva.
Mientras, el abogado Félix Ulloa, presidente del Instituto de Estudios Jurídicos de El Salvador (IEJES), analizó en declaraciones a ContraPunto que “ciertamente existen dos agendas políticas distintas”, pero que las “contradicciones son aceptables y manejables”.
“Funes vela por la agenda de la Nación y sus mensajes son a la Nación y a nivel internacional; Sánchez Cerén está lanzando mensajes a las bases de su partido que en poco tiempo tendrá su convención nacional donde la dirección actual no será renovada sino que reelegida”, dijo Ulloa, amplio conocedor de los temas que estimulan y hacen actual a las izquierdas en El Salvador.
Ulloa dice sin embargo, que “lo triste es que en ocasiones no haya debates, sino que simplemente se lanzan ideas del viejo cuño, conceptos de la guerra fría, como catalogar imperialista a Estados Unidos cuando ya no existe la confrontación Este-Oeste”.
Intercambio El Salvador-Estados Unidos
Correspondiendo con los preceptos del gobierno actual, el canciller salvadoreño, Hugo Martínez, fue recibido el pasado miércoles por su homóloga estadounidense, Hillary Clinton, en el Departamento de Estado, en Washington, e iniciaron conversaciones políticas de interés para ambas naciones en especial sobre el tema migratorio.
Previo al encuentro con Clinton, Martínez había tenido una entrevista con la Subsecretaria de Seguridad Interna, Jean Holl Lute, con la que trató también temas migratorios y con quien acordó crear un grupo conjunto de trabajo para estudiar el tema de los deportados - inmigrantes salvadoreños - desde Estados Unidos.
En esta última reunión Martínez fue informado oficialmente que Washington estaría dispuesto a reducir el envío de deportados hacia El Salvador. Por el momento Washington está realizando 5 vuelos semanales con salvadoreños que son apresados por indocumentados y otros que han cumplido penas, a quienes regresan a territorio salvadoreño.
“La secretaria (Janet) Napolitano nos contestó que iba a flexibilizar el número de vuelos semanales, se trata de reducir esa cantidad (de deportados)”, aseguró el canciller Martínez, en Washington, a un medio local salvadoreño, al referirse a una solicitud al Departamento de Seguridad de Estados Unidos que tiene que ver con las deportaciones.
De enero a noviembre del presente año, según cifras del Jefe de Migración de El Salvador, Rubén Alvarado, el país recibió más de 27.000 deportados de varias naciones, pero de ellos 17.000 corresponden a deportados desde Estados Unidos.
El año pasado en el mismo período fueron deportados más de 28.000, de los cuales 18.000 llegaron desde Estados Unidos.
Pese a que el número de deportados ha disminuido, El Salvador solicitó a Washington suprimir temporalmente el envió de deportados. El parecer Washington sólo está dispuesto a reducir la frecuencia de las deportaciones.
Este aspecto es interesante, ya que el anterior gobierno de la derechista ARENA, que se consideraban aliados políticos de Washington en la época de George W. Bush, nunca lograron reducir las deportaciones, sino todo lo contrario. El expresidentes Antonio Saca justificó siempre el envío de tropas a Irak, en apoyo a la invasión que derrocó a Sadam Husein, con la alianza y la amistad entre Washington y San Salvador.
Por otra parte, la cancillería salvadoreña divulgó el apoyo que el gobierno de Funes ha tenido de parte de Estados Unidos en cuando a reconocer la importancia de la reforma fiscal que en El Salvador está en debate y que podría ser aprobada en los próximos días por el parlamento.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, aplaudió la reforma fiscal emprendida por el gobierno del presidente Mauricio Funes. “Le aplaudo por encarar una reforma fiscal, porque estoy convencida de que la reforma fiscal y la justicia social están íntimamente ligadas, sobre todo en América Latina, donde ha habido ejemplos de una gran disparidad social”, dijo Clinton al canciller Martínez.
En otro tema, la secretaria Clinton pidió al canciller Martínez que trasladara al presidente Funes su agradecimiento por el liderazgo que El Salvador ha mostrado en el tratamiento de temas regionales. “El Salvador ha asumido un rol muy importante como una fuerza pro-democrática en la región”, agregó la jefa de la diplomacia de Estados Unidos.
En el tema hondureño también se expresaron opiniones divergentes entre Funes y el FMLN, ya que este partido es radical en el apoyo al depuesto Manuel Zelaya, condenó el golpe de Estado y desconoció las pasadas elecciones presidenciales.
“Cualquier apoyo a las autoridades surgidas en las elecciones es avalar el quiebre constitucional y sería como legitimar que pueda ocurrir en cualquier otro país”, opinión el diputado y dirigente del FMLN, Sigfrido Reyes.
Pero de acuerdo al comunicado oficial de Cancillería salvadoreña, Hillary Clinton elogió la posición de mesura y búsqueda de entendimientos que el gobierno de El Salvador ha adoptado frente a la problemática de Honduras.
El Salvador ha reiterado su posición de condenar el golpe de Estado que derrocó en junio pasado al presidente constitucional de Honduras, Manuel Zelaya y desconoció al régimen de facto instaurado por Roberto Micheletti, pero también expuso que el resultado de las recientes elecciones presidenciales podrían abrir un camino hacia la unidad nacional y la solución del conflicto interno hondureño.
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