El modelo
europeo de los países “latinos” (España, Italia, Francia y Portugal) parece agotarse rápidamente y sin una real
alternativa en el corto o mediano plazo. Es la hora en que las mayoría populares sean imaginativas y
encuentren una real salida a la crisis.
Adalberto Santana* / Especial para
Con Nuestra América
Desde
Ciudad de México
En
diversos países europeos la crisis capitalista se ha dejado sentir en mayor
medida en los sectores populares y medios de los más amplios grupos sociales de
países como España, Italia, Portugal o Grecia. Incluso en las naciones
económicamente más desarrolladas no han escapado a esa misma crisis sistémica.
El siglo xxi dentro de su modernidad en el Viejo Mundo ha llevado a amplios
sectores ha sufrir los mayores embates de los que se tenga memoria en los
últimos cincuenta años.
Especialmente
el segmento de los jóvenes han resentido
con mayor rigor los embates del capitalismo salvaje y de la flexibilización del
trabajo. El pasado 12 de abril de 2014, se generaron en Roma y París una serie de
movilizaciones en las cuales las
organizaciones convocantes llamaron a luchar bajo la consigna de una lucha
anticapitalista.
En
la urbe de la capital italiana en el curso de la semana que abarcó del 7 al 12
de abril de 2014, en distintos puntos de la gran capital romana, comenzaron a
figurar en los muros de la misma y especialmente en los alrededores de las
estaciones del metro donde concurren cotidianamente numerosos obreros,
trabajadores de los servicios, empleados de bancos y del pequeño comercio, así
como estudiantes universitarios, desempleados, migrantes indocumentados, amas
de casa o jubilados, afiches o carteles convocando a la concentración
anticapitalista.
La
respuesta fue destacada, algunos medios de información apuntaron:
“La protesta se tornó
violenta en Roma cuando un grupo lanzó piedras, huevos, naranjas y petardos a
la policía antidisturbios frente al Ministerio de Industria. Los agentes
intentaron dispersar el grupo con macanas, pero los manifestantes se
defendieron lanzando piedras y petardos. Un peruano de 47 años perdió una mano
luego de que un petardo le estalló antes de que lo arrojara. Hubo decenas de
heridos leves entre los uniformados y los manifestantes, y al menos seis
detenidos, informó la policía.” (La
Jornada, México, 13/04/2014, Reuters
y Afp).
Es
evidente que en estos países europeos (“latinos”) la crisis ha afectado a una
gran mayoría, pero esencialmente los que han mostrado una mayor capacidad de
respuesta son los jóvenes. Ellos han tenido la capacidad de movilizarse y en cierto sentido se han convertido en la
vanguardia de los grupos más descontentos. Los jóvenes en Italia alcanzan un
desempleo que aumentó más de 40 por ciento. Así
la rebeldía ha sido un principal elemento de respuesta frente a la
crisis.
Políticamente
también se ha estimado que en la actual administración italiana que dirige el
primer ministro Matteo Renzi, quien asumió el poder en febrero, ha tratado de
congraciarse implementando algunas reformas.
Pero en ella figuran propuestas neoliberales con un marcado recorte de
impuestos. Con ello se trata de activar la economía. En el fondo de esas crisis del sistema
capitalista en Europa, lo que se muestra
es el agotamiento de un modelo que trato de homogenizar el consumo de amplios
sectores sociales. Trató tanto en Italia como en España que la gran mayoría se
sintieran miembros de una amplia clase media.
Hoy
el panorama es distinto. Los que acumularon capitales especulativos y han
podido enfrentar la crisis se ubican en las escalas superiores de las clases
sociales, su consumo es de un primer mundo. Tanto pueden acceder a los grandes
consumos de lujo y comprar toda una serie de productos de “marca” en Roma en
los alrededores de la Plaza de España o bien en Madrid en el barrio de Salamanca.
En tanto que el grueso de la población cada día resiente más la crisis y sus
consumos se van reduciéndose quedándose como consumidores de lo mínimo y
necesario. El paulatino deterioro
económico y social se hace más que evidente. El sentido de pertenencia a los más amplios sectores populares es
incuestionable.
Así
políticamente en España la credibilidad en el gobierno del Partido Popular (PP)
va a la baja. La figura de Mariano Rajoy muestra la incapacidad de la derecha
para gobernar para todos. Los más recientes sondeos demuestran que:
“El 90 por ciento de
los entrevistados cree que la situación económica es mala o muy mala, el 69 por
ciento no vislumbra una mejora en los próximos meses y para el 70 por ciento el
desempleo, que afecta a seis millones de personas, seguirá igual o peor.
Asimismo el 75 por ciento desaprueba la gestión de Rajoy, índice que hace dos
años era del 58 por ciento” (Telesur, 6 de abril, 2014).
Sin
duda en la crisis del capitalismo europeo no se ve una salida fácil y mucho
menos inmediata. Por el contrario, el modelo europeo de los países “latinos”
(España, Italia, Francia y Portugal)
parece agotarse rápidamente y sin una real alternativa en el corto o
mediano plazo. Es la hora en que las
mayoría populares sean imaginativas y encuentren una real salida a la crisis,
para ello seguramente deberán cambiar de paradigma y diseñar una sociedad más
incluyente, alternativa y solidaria con los más pobres. De lo contrario, se
generaran de nueva cuenta como en otros momentos de la historia, fuertes convulsiones
sociales marcadas por una cruda violencia social.
* El Dr. Adalberto Santana
es director e investigador del Centro de Investigaciones sobre América Latina y
el Caribe (CIALC), UNAM.
No hay comentarios:
Publicar un comentario