La política del despojo
de Martinelli representa el fin de un régimen basado en la ‘hegemonía’ de una
oligarquía insaciable (aliada a los intereses de EEUU), que desde la oposición
tradicional ha demostrado su incapacidad para mantener en alto su proyecto
neo-liberal.
Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
El grupo ‘Panamá
Avanza’ presentó ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ) una demanda de
inconstitucionalidad del artículo del
Código Electoral que blinda a los magistrados del Tribunal Electoral. En la
actualidad, la Procuraduría General de la Nación ha presentado nueve
solicitudes al Tribunal Electoral para que le levante la inmunidad al
magistrado Erasmo Pinilla. El Tribunal Electoral mantiene las demandas de la
Procuraduría en suspenso.
El artículo del Código
Electoral mencionado por ‘Panamá Avanza’ señala que es inconstitucional
pretender que sólo el Tribunal Electoral puede levantarle la inmunidad a sus
magistrados. Otra interpretación de la Constitución Política plantea que la
potestad para juzgar a los magistrados del Tribunal Electoral es de la CSJ.
Si la CSJ acoge la
demanda y falla a favor de los demandantes, abre la puerta para que el
magistrado Pinilla pierda su fuero y, además, sea separado de su cargo. En un
caso como éste, la composición del Tribunal Electoral cambiaría radicalmente
faltando menos de un mes para las elecciones generales del 4 de mayo.
El presidente Ricardo
Martinelli lograría un objetivo político que se le escapaba: Contar con una
mayoría de magistrados en el Tribunal Electoral. Esta eventualidad le
aseguraría el triunfo electoral del candidato del Partido Cambio Democrático,
José Domingo Arias, escogido por el mismo presidente Martinelli.
Aún más importante, le
permitiría al primer magistrado de la República demandar con éxito los triunfos
de los diputados de la oposición que resulten electos el 4 de mayo. El
antecedente de 1968 está muy presente. Hace casi 50 años, el presidente electo
Arnulfo Arias presentó demandas exitosas ante el Tribunal Electoral contra la
mayoría de los diputados liberales que resultaron ganadores en las elecciones
ese año. Cuando Arnulfo Arias asumió la Presidencia en octubre, su partido ya
contaba con una cómoda mayoría en la Asamblea de Diputados.
La demanda de
inconstitucionalidad que reposa en la CSJ es técnicamente un golpe de Estado.
Es la “crónica de un golpe de Estado anunciado”. Como todo golpe de Estado, la
intención del mismo es inaugurar un nuevo régimen que reemplace el anterior.
Entre 1989 y 2014, ha regido en Panamá un sistema de dominación política de los
partidos políticos conservadores / neo-liberales que se alternaban cada cinco
años en el poder. El nuevo régimen político eliminará el papel de los partidos
políticos y la alternabilidad en el poder. A partir de 2014 los partidos
políticos serían reemplazados por la figura del ‘líder’. A su vez, no habría
necesidad de renovar al líder y se pone fin a la alternabilidad.
¿Por qué ocurren estos
cambios? Una de las razones, la más sencilla, es que el modelo de la llamada
alternabilidad se agotó. No responde a los poderosos intereses de los sectores
que compiten por el poder político. Si queda algún rastro que los identifica
con los actores de 1990, la correlación de fuerzas ha cambiado.
El nuevo modelo de
acumulación capitalista que representa la figura de Martinelli privilegia el
despojo de amplios sectores de la población panameña, tanto de los sectores
empobrecidos como de las capas medias de la sociedad. Los recursos que tiene
este modelo a su disposición es la creciente acumulación de riquezas que
representa el Canal de Panamá y su ampliación (que derrama beneficios sobre los
sectores especulativos y de servicios).
El proyecto de
Martinelli, además, pretende concentrar aún más las riquezas del país en cada
vez menos manos. Los empresarios más grandes del país, dueños de la banca,
aseguradoras, inmobiliarias, medios de comunicación, de transporte y del
comercio exterior están bajo una presión constante para ceder parte de sus
negocios al grupo de Martinelli. Lo lamentable para el país es que ambos grupos
no presentan alternativas productivas (empleo) o nuevas áreas de acumulación
capitalista. La estrategia basada en el despojo no sólo arruina a los
capitalistas a corto plazo, también empobrece a los sectores mayoritarios de la
población.
La política del despojo
de Martinelli representa el fin de un régimen basado en la ‘hegemonía’ de una
oligarquía insaciable (aliada a los intereses de EEUU), que desde la oposición
tradicional ha demostrado su incapacidad para mantener en alto su proyecto
neo-liberal.
‘Panamá Avanza’,
aparentemente un brazo político de la campaña de Cambio Democrático que dirige
el presidente Martinelli, es la vanguardia de un destacamento que sienta las
bases para el golpe de Estado y un cambio de régimen.
3 de abril de 2014.
*Profesor de Sociología
de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA.
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