El
paso de los indignados a Syriza y a Podemos es el paso de la resistencia a la
disputa de hegemonía. Son las formas concretas que asume la resistencia al
neoliberalismo y el camino a la lucha por la construcción de alternativas.
Emir Sader / Página12
El
modelo neoliberal ha promovido un masivo proceso de mercantilización de
nuestras sociedades y del mismo Estado. Ha tratado de trasformar los derechos
en productos del mercado. Busca que todo tenga precio, todo se pueda vender y
comprar.
Ha
atacado a la esfera pública, que es la esfera de los derechos, de los
ciudadanos, buscando imponer la centralidad de la esfera mercantil, la esfera
de los consumidores, de las mercancías. La centralidad del mercado ha
significado la conversión de los derechos en mercancías, debilitando el rol del
ciudadano en favor del consumidor. Se compran educación, salud, cultura, que
dejan de ser derechos. El imperio del dinero es el responsable de la
profundización de las desigualdades en el mundo contemporáneo.
En
América latina también la lucha contra el neoliberalismo comenzó por la
resistencia frente a la avalancha ideológica, económica, social y política.
Había que contener esa ofensiva, defendiendo los derechos de la gente, el rol
del Estado, la protección del mercado interno, del empleo, de los salarios.
Así
se hizo, especialmente en los años noventa, hasta que empezaron a surgir
gobiernos que se proponían superar ese modelo, gobiernos posneoliberales. ¿Qué
es lo que ha caracterizado a esos gobiernos?, ¿qué han logrado hacer en varios
países de la región –la más desigual del mundo– haya disminuido la desigualdad,
la pobreza y la miseria, aun en medio de la profunda y prolongada crisis que el
neoliberalismo ha generado a escala mundial?
Países
como Brasil, Argentina, Venezuela, Uruguay, Bolivia, Ecuador, tienen en común,
por sobre todo, la centralidad de las políticas sociales. Aun cuando son
necesarios algunos ajustes de las cuentas públicas para controlar la inflación,
por ejemplo, esto no es el centro de las políticas de esos gobiernos, que les
dan prioridad a las políticas sociales. Han desarrollado modelos de desarrollo
económico con distribución de renta, ensanchando el mercado interno de consumo
popular. Son políticas de características diversas, pero ninguna ha distribuido
tanta renta como la extensión de los empleos formales de trabajo. Pero como
mucha gente está fuera de esa condición, políticas como las del Bolsa Familia
en Brasil se han extendido y jugado un rol complementario importante en el
rescate social de gran parte de la población.
Asimismo,
han rescatado el rol activo del Estado como inductor del crecimiento económico,
garante de los derechos sociales recuperados y actor político internacional.
Porque el tercer aspecto de los gobiernos posneoliberales ha sido la prioridad
de los procesos de integración regional y los intercambios Sur-Sur, en lugar de
los Tratados de Libre Comercio con Estados Unidos.
A
partir de esos tres puntos, las fuerzas antineoliberales han logrado pasar de
la resistencia a la construcción de alternativas, de la oposición a la
construcción de fuerzas hegemónicas de superación del modelo neoliberal.
El
proceso que vive Europa, con la victoria electoral de Syriza y su líder, Alexis
Tsipras en Grecia, con el fortalecimiento de Podemos en España, parece que toma
un camino similar de la resistencia a la construcción de alternativas concretas
al neoliberalismo, disputando la hegemonía en cada país.
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