“En Guatemala
existe una democracia todavía incipiente y un estado de derecho que se tiene
que fortalecer, y un poder judicial que todavía necesita seguir creciendo a
pesar de los avances que se han tenido”, explica en esta entrevista la jueza
Yassmín Barrios.
Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
La jueza guatemalteca Yassmín
Barrios Aguilar, presidenta del Tribunal primero A de mayor
riesgo, tiene un historial de sentencias emblemáticas contra militares acusados
de violaciones a los derechos humanos en Guatemala. En el 2001 integró el
tribunal que condenó a 20 años de prisión a tres militares -el capitán Byron
Lima Oliva y Byron Disrael Lima Estrada- y un sacerdote –Mario Orantes- por el asesinato
en 1998 del Obispo Juan Gerardi. En 2011 condenó a 60 años de cárcel a cuatro
ex miembros de la unidad de élite contrainsurgente del ejército, los
denominados kaibiles, quienes fueron encontrados culpables de la matanza de 201
campesinos de la aldea Dos Erres, entre el 6 y 8 de diciembre de 1982, cuando
gobernaba Efraín Ríos Montt. Fue la jueza que presidió y dictó sentencia al ex
general Ríos Montt el 10 de mayo de 2013. En dicho juicio, Ríos Montt fue
encontrado culpable de genocidio de la etnia maya ixil y condenado a 80 años de
prisión. Fue la primera ocasión en que un exjefe de estado fue juzgado en el
país. Fue
galardonada con el premio International Women of Courage en el 2014, y en
diciembre de 2013 recibió el Premio
Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía Española.
Rafael Cuevas Molina (RCM): Yassmín, conversemos inicialmente sobre el momento
que vive actualmente Guatemala.
Yassmín Barrios (YB): Guatemala está atravesando
actualmente un momento en el cual sus ciudadanos y sus instituciones tienen que
responder a las demandas de justicia que se están efectuando. Me parece que
algunos jueces, por razones de trabajo y también históricas, nos estamos
convirtiendo en la columna vertebral del sistema de justicia, y estamos con nuestro
trabajo diario a contribuyendo a fortalecer el estado de derecho.
Todas las personas tenemos que
poner de nuestra parte: los ciudadanos desde su posición en organizaciones
sociales deben demandar más control de la justicia, exigir más; y la otra
parte, los que estamos dentro de esas instituciones, realizar nuestro trabajo de la mejor forma posible; trabajar
en el día a día e ir resolviendo los problemas que se nos presentan. Siempre he
pensado que un juez tiene que ser un líder dentro de su comunidad, que debe
contribuir con su trabajo a resolver los problemas de carácter económico,
social o político de sus comunidad que se le van presentando (no puede aislarse
de los problemas sociales) y, en su carácter de funcionario, sus resoluciones sobre
un caso concreto, va a generar efectos sobre toda la sociedad.
RCM: ¿Por qué es tan importante en Guatemala hablar de construcción de un estado de derecho?
YB: Yo diría construcción y fortalecimiento de un estado de
derecho, donde se respetan las garantías individuales y procesales de todos los
ciudadanos. Respetar la garantías individuales es fundamental dentro de una
sociedad. Fortalecer la independencia judicial de los jueces, viéndola desde
dos vías, no solo como una garantía del juez, que es en lo que generalmente se
piensa, sino verlo también como una garantía para los ciudadanos de ser
juzgados por jueces imparciales, por jueces que no van a tener privilegios, que
pueden juzgar en libertad, sin ver privilegios de orden económico, político o
social, que van a dictar su fallos en forma concreta en función del caso que se
les presente, solo obedientes a la Constitución, a los tratados sobre derechos
humanos, a las leyes.
RCM: En este sentido, ¿cómo podría caracterizarse a Guatemala: como un
Estado que tiene un estado de derecho fuerte, débil o en proceso de
construcción?
YB: Yo diría que en Guatemala existe una democracia todavía
incipiente y un estado de derecho que se tiene que fortalecer, y un poder
judicial que todavía necesita seguir creciendo a pesar de los avances que se
han tenido.
RCM: ¿Podríamos puntualizar algunos de esos avances?
YB: Me voy a referir más al área penal que es en la que yo
trabajo, que es cara visible de la administración de justicia ante la sociedad
guatemalteca. Hay crecimiento en el juzgamiento de estructuras criminales, de
delincuencia organizada, de justicia transicional y de otros delito que son los
que más están afectando a la sociedad guatemalteca. Eso significa que los
jueces, a través del trabajo diario que realizamos, mantenemos ese sistema, no
solo de justicia sino que también la estructura del Estado. Para que exista paz
debe existir alguna certeza jurídica, y ese trabajo nos está correspondiendo a
los jueces. No digo que seamos los únicos actores, pero en este momento ha sido
importante y su trabajo ha sobresalido.
RCM: ¿Y qué obstáculos encuentran ustedes en la construcción del estado de
derecho en ese ámbito específico?
YB: Uno de los grandes obstáculos es la existencia de
estructuras criminales, grupos organizados que, lógicamente, actúan al margen
de la ley y eso incide porque hay amenazas y persecución hacia los juzgadores,
y eso nos obliga a trabajar pero, desde luego, a ir cuidando también nuestra
propia seguridad física y la de muchas familias; o sea que es un trabajo de
orden integral. No solo nos ocupamos de juzgar los casos que tenemos como parte
de nuestras tareas laborales, sino también nos lleva a asumir posiciones de
cordura, de fortaleza, de liderazgo, y de buscar mecanismos adecuados para encausar
a la sociedad.
RCM: ¿Cómo vive personalmente esa presión constante?
YB: Es un reto diario: fortalecerse, dedicarse al trabajo
diario y tratar de llevar una vida normal dentro de las circunstancias que nos
tocan vivir; seguir siendo un ser humano, estar consciente de las necesidades
propias y de las de los demás. Trabajar con entusiasmo, con dedicación y
creatividad porque cada caso es distinto y requiere atención.
RCM: A usted le ha tocado enfrentar casos emotivos, en los cuales hay testimonios
y descripciones conmovedoras. ¿Personalmente le afecta ese tipo de aspectos que
se encuentran en el marco de un juicio?
YB: No, lo juzgadores tratamos de desligar el aspecto que
nos toca juzgar de nuestra vida personal; por cuestión de carácter ético
tenemos que tener orden en el trabajo que realizamos: aparte las cuestiones de
trabajo y aparte nuestra vida personal. Es un poco difícil pero se logra
efectuar, porque si no nos estaríamos cargando de emociones, así que es
necesario oxigenarnos, hacer el trabajo diario, ponerle atención, pero sin
involucrarnos personalmente.
RCM: ¿Qué perspectiva ve hacia el futuro en Guatemala en relación con la
administración de la justicia y el fortalecimiento del estado de derecho?
YB: Vamos a sintetizarlo: las crisis sirven para crecer,
para madurar, levantarse y ser mejores, por lo que creo que el sistema de
justicia guatemalteco y, por ende, el estado de derecho, tienen que prevalecer,
estamos llamados a fortalecerlo; tenemos que seguir trabajando con eso en mente,
seguir defendiendo derechos humanos, las garantías de las personas en sus
diferentes latitudes, y eso no solo en la parte de la justicia penal sino
también en las otras actividades laborales asociadas al derecho civil; en las
diferentes facetas de la vida se necesita aplicar la justicia. Estamos llamados
a vivir en mejores condiciones, tenemos derecho a vivir en paz, a que haya
certeza jurídica y también seguridad en nuestro entorno. Tenemos que seguir
adelante.
RCM: ¿En Guatemala se han hecho progresos en ese sentido?
YB: Definitivamente sí, se han hecho muchos. Pudimos ver el
año pasado cómo la sociedad guatemalteca salió a las calles en forma ordenada a
ejercer su ciudadanía y a manifestar su voluntad. También lo podemos ver en las
resoluciones judiciales que se han dictado en los últimos tiempos por parte de
diferentes jueces y órganos jurisdiccionales; también lo hemos podido ver en
los casos de justicia transicional.
RCM: ¿Hay esperanzas, entonces, que en Guatemala las cosas marchen mejor en
el futuro?
YB: Hay esperanzas, siempre hay esperanzas, siempre hay un
camino que seguir, siempre tenemos que ir hacia delante e ir superando los
obstáculos que nos tienen que servir de incentivo, de motor para buscar nuevas
soluciones.
RCM: Usted y jueces de su misma condición ¿han tenido problemas de
seguridad?
YB: Sí, efectivamente. La lucha por el fortalecimiento del
estado de derecho pasa por las amenazas, atentados y persecución de los jueces,
no lo podemos negar. En este momento, desde hace unos años para acá, ha sido
así, pero estamos convencidos que los jueces independientes tenemos que seguir
adelante y darle un futuro mejor a nuestro país. Queremos que los niños y los
jóvenes crezcan en mejores condiciones, en libertad y democracia.
Gracias a Dios no me he
sentido directamente amenazada, a pesar de que me han amenazado, pero yo no he
experimentado temor. Claro que he tenido cuidado como cualquier ser humano lo
puede tener de su seguridad personal, pero eso no ha incidido en que deje de
cumplir con mi trabajo. He tenido que limitar un poco mi libertad personal pues
por razones de seguridad ando custodiada, pero también sé que eso es necesario
para que pueda realizar el trabajo de jueza. Lo he asumido, forma parte de mi
vida en este momento.
RCM: Libertad y democracia; es algo a lo que ha costado mucho llegar en
Guatemala, ¿no es cierto?
YB: Sí, efectivamente, queremos que siga creciendo y tenemos
que seguirla cultivando como una planta para que crezca y se vuelva un árbol
fuerte.
RCM: Tengo la impresión que en Guatemala se ha necesitado de un apoyo que
incluso viene de afuera del país para poder reforzar el estado de derecho.
YB: Es un proceso que se da entre los propios guatemaltecos;
claro que vivimos en una globalización, existe comunicación, tecnología,
inmediatamente nos enteramos de qué pasa en un lugar u otro, por lo que no
somos ajenos a los problemas que se dan en la comunidad internacional. Los
problemas de Guatemala, en este contexto, también son conocidos por otros
entes, pero es parte de la forma en que funcionamos y la etapa de vida que nos
está tocando vivir: hay más relación, hay más comunicación y creo que existe un
apoyo hacia el fortalecimiento de la democracia.
RCM: Hablando en términos generales, así como me habla de la importancia
del apoyo externo, ¿en qué se le puede apoyar a aquellos que están
comprometidos con la consolidación de un estado de derecho y con el avance de
la justicia en Guatemala?
YB: Yo creo que hay muchas formas: implementando cursos de
capacitación para que, no solo los jueces sino todas las personas que
trabajamos en el sector justicia, tengamos mejores conocimientos y los pongamos
en práctica. Guatemala pertenece a una comunidad internacional, por lo tanto
los demás países pueden también ser observadores de ese fortalecimiento y
crecimiento llevando comisiones a visitar nuestro país; promoviendo intercambios
no solo de orden judicial; también se puede colaborar llevando proyectos
educativos y de salud a aquellos sectores que tienen menos recursos económicos
y que necesitan esa orientación. Hay lugares de Guatemala donde se necesitan
escuelas, pupitres, personas que den clases, hospitales. Posiblemente en los
países más industrializados eso se vea como algo pequeño, pero para nosotros en
Guatemala es importante, mejorar las condiciones de educación y de salud.
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