En una decisión histórica sin precedentes, en la reciente Asamblea de
la ONU, 191 países votaron contra el embargo o bloqueo a Cuba y por primera vez
EE.UU. e Israel se abstuvieron, cuando antes siempre habían votado en contra.
Juan J. Paz y Miño Cepeda / El Telégrafo (Ecuador)
El libro del célebre Juan Bosch (1909-2001) titulado De CristóbalColón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial, se mueve alrededor de una
idea central: el Caribe fue, desde inicios de la conquista y colonización
europea de América en 1492, el espacio de disputa entre diversas potencias, un
asunto que continuó en el tiempo. Ha sido una frontera de cinco siglos,
acariciada fundamentalmente por España, Inglaterra, Francia, Holanda, y
finalmente EE.UU.
La guerra Hispano-Cubana-Americana de 1898 sirvió para que se
instalaran en el Caribe los intereses norteamericanos. La propia independencia
de Cuba, obra de un pueblo que ansiaban soberanía y libertad, fue frustrada por
el intervencionismo norteamericano, que convirtió a la isla en una verdadera
neocolonia. De modo que la presencia imperialista, la necesidad de derrotar la
dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959) y el desarrollo de la lucha popular,
crearon las condiciones para el triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero
de 1959, con la que se inició el largo y difícil camino de construcción de una
nueva sociedad.
Para los EE.UU. la vía cubana al socialismo era un proceso que se
debía detener, de modo que el bloqueo a la isla siempre fue un acto de
intervencionismo unilateral, al margen de toda legislación internacional y solo
justificado por la necesidad de impedir el “comunismo”. Con el paso de las
décadas e incluso con el fin de la Guerra Fría, el bloqueo se volvió
indefendible y cada vez más, al interior de las asambleas de las Naciones
Unidas, se ha votado en contra del bloqueo y a favor de Cuba.
En una decisión histórica sin precedentes, en la reciente Asamblea de
la ONU, 191 países votaron contra el embargo o bloqueo a Cuba y por primera vez
EE.UU. e Israel se abstuvieron, cuando antes siempre habían votado en contra.
La embajadora estadounidense Samantha Power reconoció: “En lugar de aislar a
Cuba nuestra política aislaba a EE.UU. Incluso aquí, en Naciones Unidas” y
añadió: “La resolución que se vota hoy es un ejemplo perfecto de por qué la
política estadounidense de aislar a Cuba no estaba funcionando”; aunque
también, tratando de conservar algo del tradicional hegemonismo, igualmente
declaró que la abstención “no significa que EE.UU. está de acuerdo con todas
las políticas y prácticas del Gobierno cubano”.
Estuvo muy claro, para el canciller cubano Bruno Rodríguez, que la
abstención “constituye un paso positivo en el proceso de normalización de las
relaciones entre Cuba y EE.UU.”; pero también que “el bloqueo económico,
comercial y financiero persiste y provoca daños al pueblo cubano y obstaculiza
su desarrollo económico”.
Cabe observar, entonces, que en el mundo finalmente se impuso la razón
histórica de Cuba y que la posición de la diplomacia norteamericana en la ONU
apuntala al gobierno del presidente Barack Obama, pionero en restablecer las
relaciones con Cuba. Pero también está claro, como lo señaló el propio
canciller cubano, que en el futuro inmediato, más que las declaraciones y
discursos, interesa el fin definitivo del bloqueo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario