La patria no puede
seguir dividida entre, por un lado, los que sí vemos y valoramos los avances
del bienestar social de nuestro pueblo; y por el otro, quienes, al contrario,
se empeñan en no ver ni valorar, sino en desconocer y destruir lo ya logrado,
en clara y vergonzosa subordinación a los intereses del imperialismo
norteamericano que pretende torcer el rumbo y destruir nuestro propio
desarrollo independiente y soberano.
Christian Farías / Especial para Con Nuestra América
Desde Valencia,
Carabobo. Venezuela.
1.-Los acuerdos
logrados el pasado 12 de noviembre de 2016 entre el gobierno bolivariano,
patriótico y socialista del presidente Nicolás Maduro y la oposición neoliberal
capitalista de la llamada Mesa de la Unidad Democrática, MUD, en el marco del
diálogo nacional con apoyo internacional, convocado por el actual Jefe del
Estado venezolano, debe ser apoyado totalmente y de manera participativa y
protagónica por todo nuestro pueblo a través de las diferentes y múltiples
formas de la lucha popular democrática de calle y el uso de los medios de
información y comunicación social.
En tal sentido,
llamamos a la dirigencia política de todas las fuerzas democráticas y a las
autoridades de nuestro gobierno a cerrar filas en el cumplimiento cabal de
estos cinco primeros acuerdos. Estamos ante un momento histórico de la patria
amada que nos interpela y nos convoca a todos por igual al cumplimiento del
deber moral y ético. Rechazamos las divisiones y los egoísmos que niegan y
menoscaban el honor y la nobleza de nuestro gentilicio. Es la hora, no de la
mengua, sino de la fortaleza de nuestra dignidad y valentía que nos legaron
nuestros Libertadores. Estamos ante el gran tribunal de la conciencia popular
que nos mira expectante y nos exige actuar con responsabilidad, con honestidad,
con eficacia y, por encima de todo, con la decencia imprescindible para
recuperar y fortalecer la credibilidad, la certidumbre y la esperanza en la
política como ejercicio administrativo de las cosas públicas a favor del Bien.
La patria no puede
seguir dividida entre los que sí vemos y valoramos los avances del bienestar
social de nuestro pueblo, gracias al desarrollo y fortalecimiento de las
políticas públicas, las Misiones y Grandes Misiones del proyecto de país
bolivariano establecido en la CRBV, el Plan de la Patria y las diez (10) leyes
del Poder Popular, por un lado; y por el otro, quienes, al contrario, se
empeñan en no ver ni valorar, sino en desconocer y destruir lo ya logrado, en
clara y vergonzosa subordinación a los intereses del imperialismo
norteamericano que pretende torcer el rumbo y destruir nuestro propio
desarrollo independiente y soberano.
2.- En tal sentido, los
cinco (5) acuerdos deben respetarse y cumplirse. En consecuencia, le
corresponde al pueblo soberano asumir dichos acuerdos; y para ello lo
convocamos a organizarse y salir libremente a las calles a luchar en forma
pacífica, democrática, participativa y protagónica contra la guerra económica.
El primer acuerdo,
relacionado con lo económico –social, establece el compromiso de combatir toda
forma de sabotaje, boicot o agresión contra la economía venezolana y garantizar
el abastecimiento de alimentos y medicinas. Esto equivale a la lucha contra la
guerra económica que los bolivarianos y chavistas venimos librando desde hace
tiempo. Esperamos, ahora, que la militancia y simpatizantes de la oposición
honren su compromiso y se incorporen a la batalla hasta ver derrotados a los
enemigos de la economía venezolana que bachaquean, especulan y hacen lo que les
da la gana con los precios de los bienes de consumo masivo.
El segundo acuerdo se
refiere a la necesidad de superar la situación de desacato institucional en que
incurrió la actual Directiva de la Asamblea Nacional y el nombramiento de los
rectores del Consejo Nacional Electoral. Saludamos los primeros pasos que se
han dado y exhortamos a su pleno cumplimiento en el marco de la Constitución y
las leyes correspondientes.
El tercer acuerdo
aborda el tema de la soberanía nacional y el resguardo de la integridad
territorial, en función de la defensa unánime de los derechos legítimos e
inalienables de Venezuela sobre la Guyana Esequiba y de defensa del Acuerdo de
Ginebra de 1966, instrumento jurídico vigente entre las partes que dirime esta
controversia territorial. Este es un tema clave que implica un deber
constitucional absoluto y sagrado como lo es la defensa de la soberanía
nacional, respaldada en la unidad cívico-militar de nuestro pueblo.
En cuarto lugar está el
acuerdo de adoptar la declaración conjunta “Convivir en paz”. Esta convivencia
es hoy una obligación para quienes amamos la paz y entendemos que todos somos
hermanos porque venimos de un solo Padre Creador, de un solo Padre Libertador,
de una sola Madre Naturaleza y una sola Madre Patria Grande americana,
venezolana y caribeña. Más allá de nuestras legítimas y legales formas de
pensar acerca de la sociedad, la política, la filosofía, la ciencia, la
religión, el país que queremos, etc., tenemos la obligación de “convivir en
paz” para preservar el derecho a la vida; y evitar que la guerra nos destruya y
liquide a todos por igual.
Por último, el quinto
acuerdo expresa la voluntad de reforzar institucionalmente el Diálogo, con la
incorporación “a la Mesa –tal como lo expresa el acuerdo oficial- de un
Gobernador por cada una de las partes; invitar a representantes de los
diferentes segmentos de la sociedad, y establecer una Comisión de Seguimiento
para dar continuidad al proceso que será coordinada por el Expresidente José
Luis Rodríguez Zapatero, por los acompañantes, Jorge Rodríguez, por el Gobierno
Bolivariano y Luis Aquiles Moreno, por la MUD”. Con esto se amplía el campo
dialógico nacional para superar los límites del campo político-partidista y
abrir horizontes de entendimiento para la paz y el bienestar colectivo de la
sociedad venezolana.
3.- Desde nuestra
participación en el Congreso de la Patria y siguiendo con dignidad y lealtad el
legado del comandante Chávez, ratificamos nuestro compromiso de defender el
proceso de la revolución bolivariana en todas las dimensiones establecidas en
el texto de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, los cinco
objetivos históricos-programáticos del Plan de la Patria y demás leyes del
país. Así mismo, reafirmamos la defensa y cumplimiento de las diez (10) Leyes
del Poder Popular para consolidar el poder de participación y protagonismo de
nuestras comunidades organizadas, en el marco de la democracia y la
construcción del nuevo Estado Comunal, sustentado en un nuevo sistema económico
productivo, independiente y soberano en el contexto de la construcción del
socialismo del siglo XXI.
Dentro de estas
convicciones irreductibles, que defendemos con amor y pasión; pero, igualmente
con reconocimiento y respeto hacia el otro contrario, para hacer valer la paz,
la convivencia y la esperanza, cerramos estas notas con la siguiente reflexión:
cuando el señor Obama, como Presidente de Estados Unidos, firmó su Decreto
contra Venezuela el año pasado, colocó a los dos países en la antesala de una
eventual confrontación armada. La respuesta del presidente Maduro fue
contundente, valiente y de una fina inteligencia estratégica definida por la
preservación de la paz. El pueblo venezolano, atento a su actuación, atendió su
llamado de recolección de firmas en respaldo a la solicitud de derogación de
dicho Decreto y a favor de la paz. Y efectivamente, más de once (11) millones
de compatriotas firmaron. Luego, en la Conferencia de las Américas, celebrada
en Panamá, nuestro Presidente encaró al jefe del Estado norteamericano. Los
hechos han mostrado que esa política de Maduro logró neutralizar la intención
original guerrerista del gobierno de Estados Unidos contra Venezuela, lo cual
significa un triunfo de nuestro pueblo, de la revolución bolivariana y de la
paz.
Igualmente, frente a la
actual guerra no convencional (económica, mediática, criminal y cultural),
desatada contra nuestro pueblo y el proceso bolivariano, la respuesta del
Presidente ha sido preservar la paz e implementar respuestas estratégicas para
proteger el empleo y la capacidad adquisitiva del pueblo trabajador, así como
la transformación de nuestras debilidades económicas rentísticas en nuevas
fortalezas estructurales para el desarrollo económico productivo y soberano.
Asimismo, frente a la guerra de los precios del petróleo y la guerra contra
nuestra moneda a través de Dólar Today, que constituyen los ataques más
bestiales contra nuestro pueblo y el país, el presidente viene trabajando en
las respuestas de transformaciones estratégicas para alcanzar soluciones
duraderas y de largo alcance estructural en el plano internacional y nacional.
En contraste con esta
titánica y extraordinaria gestión presidencial, la dirección política de la
MUD, apenas logró una buena victoria política en la Asamblea Nacional, lejos de
mostrar una sana racionalidad favorable al país y al pueblo que los eligió,
amaneció el 7 de diciembre embriagada de poder y, en medio de su prolongada
borrachera, que confunde con arrechera, solo ha prodigado amenazas, odios,
venganzas, irrespetos, ofensas, desacatos, que la llevaron al triste
espectáculo de terminar entrampada en su propia trampa de promesas demagógicas
de cambios y eliminación de las colas para el abastecimiento alimentario. Ojalá
la providencia les devuelva la racionalidad y sepan honrar este nuevo escenario
de compromiso con el diálogo y la paz.
En síntesis queremos
destacar y expresar nuestro reconocimiento al desempeño del presidente Nicolás
Maduro que, en medio de las enormes dificultades, ha aprendido a timonear
nuestra nave y mantener la brújula en señal de puerto seguro, derrotando los
demonios de la guerra y preservando la paz. Todo ello, gracias a la conciencia
y la voluntad de nuestro pueblo bolivariano y chavista de profundo y grande
corazón indestructible. Por eso, hoy más que nunca invocamos la unidad de los y
las patriotas y del pueblo todo en lucha permanente por sus derechos, por la
soberanía y por la paz.
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