La pregunta que repiten en los medios -como CNN- es: ¿ahora qué va a
suceder con Cuba? Es obvio que quienes así preguntan, no es porque tengan
interés en que continúe la normalización de las relaciones y se acabe el
bloqueo, sino todo lo contrario. Lo que está detrás de la pregunta es el deseo
porque Trump apruebe medidas más crueles (como si el bloqueo no lo fuera).
Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América
En octubre, Trump visitó el llamado museo de veteranos de la invasión de Bahía Cochinos en Miami. |
A raíz del triunfo de Donald Trump como nuevo administrador del
imperio por cuatro años, los programas nativos de las televisoras locales y los
canales internacionales siguen preguntándose por las razones de la derrota de
Clinton. Todas las encuestadoras, los politólogos, los comunicadores, los
analistas, y los astrólogos -como Carlos Montaner y Andrés Oppenheimer- habían
vaticinado una derrota contundente de Trump. Todos habían acomodado sus fichas
(léase sus bolsas de trabajo) con la demócrata y despotricado contra el
republicano, pero ahora buscan alinear sus discursos para seguir viviendo de
las andanzas imperiales.
En medio de tanta perplejidad una vez más el tema de Cuba vuelve a
salir a la palestra mediática, esto porque el nuevo matarife de la Casa Blanca
había prometido a un grupo de octogenarios batistianos –vinculados a los grupos
terroristas de Miami-, desandar todos los acuerdos que los gobiernos de los Estados
Unidos y Cuba habían logrado en los últimos meses.
La pregunta que repiten en los medios -como CNN- es: ¿ahora qué va a
suceder con Cuba? Es obvio que quienes así preguntan, no es porque tengan
interés en que continúe la normalización de las relaciones y se acabe el
bloqueo, sino todo lo contrario. Lo que está detrás de la pregunta es el deseo
porque Trump apruebe medidas más crueles (como si el bloqueo no lo fuera).
Las “preocupaciones” de los empleados/as de CNN y sus invitados -los
adivinos Montaner y Oppenheimer-, publicistas del establishment, no es sino la
expresión de una actitud pedestre y ramplona; ayer coreaban el nombre de
Clinton y hoy babean sumisos ante lo que se le antoje hacer al magnate matón.
Si bien los enemigos de la Revolución Cubana están interesados en los
arrebatos de Trump, los amigos de Cuba no ocultan su preocupación, temiendo
incluso -algunos-, que le ha llegado la hora final al socialismo cubano. A
propios y a extraños hay que decirles que en la Isla nadie ha pedido el sueño
con la elección de Trump; éste no es ni será el último presidente de los
Estados Unidos que pasará por la Casa Blanca viendo sus pretensiones
frustradas. A 90 millas hay un pueblo glorioso y digno que ha resistido todo
tipo de pruebas y agresiones por más de 57 años. ¿No conocen los amigos de Cuba
de lo que está hecha la Revolución Socialista?, ¿será que solo la “conocen” por
lo que dicen esos fantasiosos, camuflados de “analistas”, en esos canales
internacionales?
Quienes ha oído mucho a Fidel dicen que éste expresó en una ocasión
(hace varios años), que él prefería tratar con los republicanos porque eran más
directos que los demócratas (todos sabemos de los dobles raseros hacia Cuba de
los dos gobiernos de Bill Clinton y de Barack Obama).
Entre los temas abordados por el Comandante con Ignacio Ramonet en Cien años horas con
Fidel, el periodista plantea el tema de la necesidad de defenderse; y Fidel le
dice: “El enemigo también lleva a cabo una lucha psicológica. Si el enemigo
cree que uno lo tolera, si el enemigo cree que uno no hace nada, se le desata
lo que biológicamente se pudiera llamar el instinto de persecución… No hay nada
peor que darle la espalda al enemigo, porque desarrolla ese instinto de
persecución, eso es de las fieras, y un imperio es mucho más que una fiera,
hasta la psicología de los que dirigen un imperio y manejan sus armas es la de
las fieras.”
Trump es un gran inexperto en política internacional, en cambio Cuba
no solo posee experiencia, sino que defenderá su soberanía y jamás renunciará a
sus principios.
Entiéndase que el enemigo puede ser muy poderoso, pero la moral, la
dignidad y el coraje del pueblo cubano son inmensos. Así que pueden estar
tranquilos los amigos de Cuba.
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