Las opiniones dadas
hace 25 años por el hoy Canciller cubano cobran gran vigencia y legitimidad
cuando se observan en el contexto del momento actual que vive Cuba.
Sergio Rodríguez Gelfenstein / Especial para Con Nuestra
América
Desde Caracas,
Venezuela
Al parecer, mi artículo
de la semana pasada sobre la transición en Cuba, despertó cierto interés en
quienes lo leyeron. Algunos de ellos, me escribieron o se comunicaron conmigo
para recordar mi libro publicado en 1993 con el sugestivo título de ¿Y cuándo Fidel no esté?, insinuándome
que hablara de ello. Aunque en agosto del año pasado, escribí sobre el tema, me
pareció válido rememorarlo a partir de la dinámica que ha adquirido el mismo
tras el fallecimiento del líder cubano Fidel Castro.
Inquieto por la
situación que habría de crearse cuando ello ocurriera, en fecha tan lejana como
1991 me propuse indagar acerca del pensamiento y la visión de los jóvenes
cubanos sobre el tema. Entre diciembre de ese año y enero de 1992 realicé en La
Habana una serie de entrevistas a mujeres y hombres cubanos que bordeaban los
30 años. Trece de estas entrevistas dieron origen en 1993 a este libro con
portada del artista plástico Aníbal Ortizpozo y publicado por el Vicerrectorado
Administrativo de la UCV que conducía el profesor Elías Eljuri, en coedición con
la revista Ko´eyú Latinoamericana que
dirigía el entrañable amigo Joel Cazal.
En la presentación del libro se expone que el mismo cubre” un espectro
de la juventud cubana suficientemente representativo a pesar que el imperativo
del regreso nos obligó a postergar otras conversaciones que también tentaban
nuestro interés”.
Hoy, ante la fatalidad
del hecho cierto: la desaparición física del Comandante en Jefe de la
Revolución Cubana Fidel Castro, me parece muy pertinente, dar a conocer
nuevamente la respuesta final a la pregunta que cierra la entrevista (que
además es la última del libro) a Bruno Rodríguez Padilla, quien en ese momento, a sus 33 años, era
miembro del Buro Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), y director
de su órgano oficial, el periódico Juventud Rebelde. Desde marzo de 2009,
Rodríguez Parrilla, quien es abogado de profesión, es el ministro de relaciones
exteriores de Cuba y desde diciembre de 2012 miembro del Buró Político del
Partido Comunista de Cuba, la más alta instancia de conducción política del
país.
Las opiniones dadas
hace 25 años por el hoy Canciller cubano cobran gran vigencia y legitimidad
cuando se observan en el contexto del momento actual que vive Cuba. Quisiera extraer dos respuestas de la
entrevista que podrían dar luces a aquellos que se inquietan por la llamada
“transición cubana” y suponen que la misma comenzó ahora, tras el fallecimiento
de Fidel.
Ante la pregunta de
¿Qué significa para un joven cubano en lo individual, y qué significa para tu
generación, “mantener el poder conquistado en 1959 en las nuevas condiciones”
(difíciles por lo demás?), Bruno afirmó que: “Yo conquisté el poder con un año
de edad, en el 59. Se oye mucho en el mundo discutir sobre el poder, sobre
cuotas de poder: Mi generación participa del poder, como participan las otras,
lo que no quiere decir que la Juventud (Se refiere a al UJC. Nota del autor) no
favorezca procesos que aceleren la promoción social de los jóvenes, la
presencia de los jóvenes en las tareas
vitales del país, incluso en los niveles de dirección y en las
responsabilidades políticas y estatales
más importantes: por eso más que consecuencias de una política , es
consecuencia de un hecho de la realidad, como te decía la juventud tiene el
espacio que nadie le ha dado, sino que se lo ha ganado con su presencia, donde
se decide la Revolución, donde se hace la revolución todos los días. Si tú te
pones a revisar la composición del partido, de los órganos locales de gobierno,
de los aparatos económicos, de las empresas encontrarás a una generación muy
fuerte representada, incluso a generaciones más jóvenes. Eso significa que
nosotros asumimos siempre una gran responsabilidad, de hecho sentimos la
responsabilidad de compartir el poder de una manera importante. No pretendemos
mayores ni menores cuotas de poder, porque en una revolución que sobrevive en
las circunstancias actuales, no es realista pretender distribuir el poder en
cuotas”.
Agregó que: “Esta es
una Revolución y un país cuyo poder se sustenta en las mayorías. Lo único que
nos queda son las mayorías. A un amigo le preguntaba hace poco: ´¿Ustedes
piensan abandonar, dejar la Revolución?`. Él decía ´Eso no lo podemos hacer
porque en Cuba lo único que hay es Revolución y mosquitos`. De manera que
nosotros participamos del poder de la Revolución en todos los órdenes, en lo
que hacemos y en la mayoría que aportamos. El día que la Revolución no tenga
una sustancial mayoría, dejará de ser, y dejará de ser una Revolución
auténtica”.
Finalmente, la
indagatoria cerró con la siguiente pregunta: “¿Consideras que tu generación
está capacitada para asumir responsabilidades superiores? Y entre otras cosas
algo que en Cuba es una realidad: ¿podrán suplir el ascendiente moral, la
capacidad y la experiencia de la generación que derrocó a Batista, en
particular el presidente Fidel Castro? ¿Crees que les den esa posibilidad de
sustituirlos?
He aquí su respuesta:
“En lo personal me siento cumpliendo funciones y asumiendo tareas muy
responsables. Me es difícil decir si estoy preparado para desarrollar nuevas
responsabilidades en el entendido de responsabilidades superiores. Francamente
no me siento desbordado, pero si ante una responsabilidad que considero muy
grande, está relacionada con un trabajo en la Juventud y con la dirección de un
periódico en las condiciones actuales del país. Es difícil imaginarme una tarea
que me sea más complicada. Me siento privilegiado de tener una responsabilidad,
la cual todos los días se me presenta difícil, me exige soluciones y me deja
poco tiempo.
En lo personal, estoy
preparado para hacer varias cosas distintas. He tenido una vida muy dispersa.
Fui bastante tiempo dirigente estudiantil, soy abogado, trabajé en los medios
académicos, fui profesor universitario, trabajé en los sectores artísticos y
literarios ya en la Juventud, estuve en las Fuerzas Armadas un tiempo, estuve
en el trabajo internacional de la Juventud y en el servicio exterior y ahora
soy director de un periódico, es decir, he hecho cosas bastante diferentes”.
Agregaba más adelante
“Hay gente con una visión extraña de la juventud, a veces peyorativa, son los
que hablan mucho de la madurez, como si fuera cronológica, y uno no conociera
gente muy madura y muy joven y gente muy inmadura y poco joven, como los
conozco yo también.
En fin, en esto hay que
avanzar, pero, creo que esta es una generación que dispone de un espacio
amplísimo, dispone de todo el espacio que se ha ganado, lo cual es decir mucho,
y también es decir que los espacios de que no se dis¬¬pone hoy, son espacios a
ganarse.
La Revolución es mucho
más que Fidel. Sin lugar a dudas que su peso y su participación son
extraordinarios, sobre todo en la conducción de este momento súper crítico, no
sólo de la Revolución, sino de la historia nacional, pero estoy convencido que
no se trata de salir a buscar otro Fidel, entre otras cosas porque no se puede.
Tuvimos un Martí, y no tenemos otro, tenemos ahora a Fidel, y soy un
convencido, no vamos a tener otro, porque eso es irrepetible, pero hay una
generación, (política más que biológicamente hablando) de la que han surgido una
cantidad importante de compañeros cuya madurez es capaz de suplir el vacío que
deje la dirección histórica de la revolución. Si eso saliera mal, querrá decir
que nos equivocamos rotundamente y lo que hicimos tuvo poco valor, pero es
necesario decir que una de las extraordinarias virtudes de Fidel, es
precisamente ser portador de ese concepto, el haber inculcado eso, el abrir
esos canales de participación, y estoy seguro que sin Fidel, todo el mundo,
quien esté y quien no esté en la dirección, sentirá una responsabilidad mayor
que la que siente hoy.
El relevo de la
Revolución está asegurado por la Revolución misma. Es parte de la obra de la
Revolución. Ella existe hoy y seguirá existiendo, porque como hasta hoy, en
cada momento ha habido una generación que ha asumido su responsabilidad con la
patria, y lo que es más importante, ha gestado y ha hecho crecer el relevo
necesario”.
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