Razones por las cuales el
progresismo en la Patria Grande debería estar muerto hay muchas, infinidad.
¿Pero qué sucede que no termina de sucumbir? ¿Por qué ha resistido tanto?
Porque nace de la humanidad, la solidaridad y el compromiso social con los
pueblos de la América Latina y el mundo. Nace de la identidad latinoamericana
de los Pueblos Originarios.
Ilka Oliva Corado
/ Especial para Con Nuestra América
Desde Estados Unidos
Pregunta rutinaria que repiten
una y otra vez los medios de comunicación de carácter corporativo, como parte
de la manipulación mediática con la que adormecen a las masas amorfas. Falacias
que son hoy por hoy el brazo armado del neoliberalismo impulsado post
dictaduras, como modalidad del capitalismo añejo de siempre. A la cabeza un
periodismo fraudulento de quienes se venden con la urgencia de la infamia. Lo
secundan atentos quienes solapan con el silencio, desde la comodidad del
desfalco, el beneficio del abuso, el clasismo, el racismo y la exclusión.
Con la cantidad de zarpazos a
traición que ha recibido este último año, el progresismo debería estar borrado
del mapa, pero es tal y como los desaparecidos de las dictaduras y los mártires
de la historia latinoamericana: Memoria Histórica, lealtad, conciencia y
resistencia. Es como los Pueblos Originarios: inmortalidad.
Cristina debería estar en
alguna isla paradisiaca gastándose los millones que dicen que robó, o bien
impartiendo cátedra en alguna universidad de Estados Unidos, como muchos ex
presidentes que se arrodillan ante el capital. Dilma y Lula, ladronazos según
la desinformación mediática, deberían estar gozando a sus anchas el fruto de la
traición. Cuba, después de Fidel debería estar rindiéndose ante las fauces
estadounidenses e implorando perdón ante la insolencia de haberse atrevido…
Pero no hay Cuba después de Fidel, Cuba es Fidel.
Venezuela, con la
infinidad de golpes blandos que recibe prácticamente todos los días, debería
estar fulminada, con Maduro en Guantánamo acusado de terrorista y dictador, o
bien asesinado en algún juicio de esos que inventa la derecha y Estados Unidos,
como le sucedió a Gaddafi (¡qué la historia no lo olvide!) y la ultraderecha al
mando del país y los saqueos millonarios.
Evo, que ha honrado a la
Bolivia marginada debería ser un “indio patas rajadas” preso político en su
propio país, por la insolencia de haber levantado la cara, ver de frente y
alzar la voz por los suyos, por el pueblo boliviano milenariamente humillado y
explotado. Por la decencia de haber nombrado y visibilizado lo que las mentes
colonizadas menosprecian.
Correa, que le ha dado a
Ecuador lo que ningún presidente en su historia, ha sido terriblemente
calumniado dentro y fuera de su país. Y si a golpes blandos nos referimos, él
como todos los presidentes progresistas también los ha tenido.
Razones por las cuales el
progresismo en la Patria Grande debería estar muerto hay muchas, infinidad.
¿Pero qué sucede que no termina de sucumbir? ¿Por qué ha resistido tanto?
Porque nace de la humanidad, la solidaridad y el compromiso social con los
pueblos de la América Latina y el mundo. Nace de la identidad latinoamericana
de los Pueblos Originarios.
El progresismo nace con
Chávez, Lula y Néstor aquel 05 de noviembre en la IV Cumbre de las Américas en
el instante mismo en que le dijeron no al ALCA, no a la injerencia de Estados
Unidos.
Vienen como retoños de los
mártires, de los desaparecidos, de los parias que a través de la historia del
tiempo han sido humillados, explotados y golpeados por el sistema, la
injusticia y la impunidad.
El progresismo viene con el
Niño Arañero, el gran soñador de la Venezuela hermosa y de la Suramérica
lozana. Nada más y nada menos que el propulsor de la Revolución Chavista. Viene
con el abrazo hermano entre Cuba y el resto de la Patria Grande: cuando crean
Chávez y Fidel, La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América.
Cuando se unen en un solo corazón la Revolución Cubana y la Revolución
Bolivariana.
Al contrario de la
desinformación mediática y los ataques constantes de la OEA y el golpe traidor
del Mercosur ahora con Temer y Macri, que quieren sacar a Venezuela para
desestabilizar al país y al progresismo, éste sigue en resistencia. Vemos a
Cristina, Dilma y Lula en Argentina y Brasil, haciendo frente y en las calles,
como pueblo que son, entre el pueblo y con el pueblo. Vemos a Maduro, Evo y
Correa haciendo lo suyo en sus países y fortaleciendo la integración y
estabilización de la América Latina milenaria.
La mediatización es poderosa y
el capitalismo es genocida, no dejarán de insistir en la injerencia y la manipulación,
no dejarán de atacar con saña de águila imperial, porque Latinoamérica a pesar
de la invasión, de los genocidios y de los saqueos milenarios, sigue siendo La
Patria Grande que resiste con la identidad inquebrantable de Pueblos
Originarios.
¿Agoniza el progresismo
latinoamericano? No, está más vivo que nunca, y resiste con honra, conciencia,
humanidad y amor. Con lealtad, y Memoria Histórica.
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