¿Qué le sucede a la derecha aquí y allá? Mi hipótesis es que expresa el descontento que provoca en el gran capital la postración económica que provocan las cuarentenas. Esa postración castiga también de manera inmisericorde a los trabajadores informales y precarizados.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
La extrema derecha en EUA, partidaria de Trump, ha organizado marchas en estados de la Unión gobernados por demócratas exigiendo que se terminen las cuarentenas. Ha reivindicado la libertad de igual manera que las caravanas automovilísticas en Guatemala en contra del decretado estado de calamidad que justifica las medidas de confinamiento social. O una activista ultraderechista en Guatemala cuya imagen se ha vuelto viral al protestar furiosamente en el marco de dicha caravana. O bien Ricardo Salinas Pliego, dueño de TVAzteca y Elektra en México y el millonario guatemalteco Dionisio Gutiérrez, minimizando la peligrosidad de la epidemia y apoyando la inmunidad de rebaño. O las desenfrenadas y multitudinarias fiestas de muchachos adinerados realizadas en Guatemala en un momento en el que el porcentaje de infectados contagiosos asciende a 77%. O la actitud criminal e irresponsable del neofascista presidente Jair Bolsonaro en Brasil que ha convocado a concentraciones cuando su país tiene el 12% del total de infectados acumulados en el mundo. O la manipulación reaccionaria de los necesitados observada a fines de mayo (#caravana30M) en Buenos Aires contra el “Estado totalitario y por la libertad”.
¿Qué le sucede a la derecha aquí y allá? Mi hipótesis es que expresa el descontento que provoca en el gran capital la postración económica que provocan las cuarentenas. Esa postración castiga también de manera inmisericorde a los trabajadores informales y precarizados. Por ello en las movilizaciones que la derecha propicia, participan personas de todos los sectores sociales lo que también revela su gran capacidad de manipulación a través de medios y redes sociales. Agita las banderas de la libertad y lucha contra el totalitarismo cuando en realidad defiende el que las utilidades de sus empresas no se vean entre otros sectores interrumpidas. No cabe duda, a la derecha le falta empatía social.
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