Insistiendo en que la CELAC es una construcción colectiva y estratégica frente a los cambios geopolíticos que vienen operando desde el inicio de la guerra de Ucrania, resulta muy oportuno discutir cara a cara, los desafíos individuales y conjuntos que deben enfrentar los 33 países miembros.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
Argentina se prepara para recibir el lunes 24 de enero, a los mandatarios de los 33 países de América Latina y el Caribe a los efectos de celebrar la VII Cumbre de la CELAC, dado que el presidente Alberto Fernández ejerce la presidencia Pro Tempore de la institución. Esta se realiza en un momento álgido de la región, agitada por movilizaciones populares de derecha, como la ocurrida en Brasilia y de izquierda, como las de los pueblos originarios que han transformado a Perú en un campo de batalla luego del arresto del presidente Castillo.
Época confusa, convulsa, nunca más bien descripta que a través de un oxímoron, racionalidad frente a lo irracional, tolerancia ante los intolerantes y otros más en la misma línea. Porque su análisis implica cierta paciencia para intentar identificar y combinar las diversas variables que intervienen. Tarea ardua si la hay, como inútil, porque en dos minutos surge otra crisis que supera la anterior.
La reconstrucción de las instituciones arrasadas por los gobiernos neoliberales y su recuperación para eliminar las extremas desigualdades dejadas, no permite distracciones, aunque la usina mediática no pare de anestesiar a las multitudes que, confundidas, aumentan su ansiedad en un año electoral, al menos en Argentina, Guatemala y Paraguay, donde se realizarán comicios para elegir presidente.
Perplejos ante lo ocurrido en Brasilia, atentos a las decisiones adoptadas por el presidente Lula da Silva, investigar y castigar a fondo a los implicados, comenzando por el ex ministro de justicia Anderson Torres, quien retornó a su país luego de su estancia en EEUU; además de mandar a sus ministros, Fernando Haddad de Economía y Marina Silva de Medio Ambiente al Foro de Davos, eligiendo venir a Argentina y reincorporarse a la VII Cumbre de la CELAC a realizarse la semana próxima en Buenos Aires.
No obstante, Lula da Silva frente al Foro se comprometió, a través de su ministro Haddad a presentar al Congreso antes de abril la nueva propuesta de ancla fiscal para sustituir al techo de gastos, que es una de las tres reglas fiscales a las que debe atenerse el gobierno. A finales de diciembre un nuevo texto de la Propuesta de Enmienda Constitucional PEC fue aprobado en la Cámara de Diputados para ampliar por un año el techo de gastos de 169,1 mil millones de reales, unos 33 mil millones de dólares. Además, pidió que se cumpla el compromiso de 2015 firmado en el Acuerdo de París que preveía un fondo de aproximadamente, 20 mil millones de dólares para los países pobres puedan luchar contra el cambio climático, el que debía ser financiado a partir de 2020, pero que no ocurrió. …”Tenemos una buena regulación global pero falta inversión”, dijo la ministra de Medio Ambiente, añadiendo,…”necesitamos una inyección de fondos para acciones de mitigación y también de adaptación”.[1]
Además, muy pendientes y dolidos por lo que viene sucediendo en Perú, en donde la actual presidenta Dina Boluarte continúa la represión de los grupos campesinos que exigen su inmediata renuncia y el cierre del Congreso. Un costo de decenas de muertos y cientos de heridos civiles en diversas localidades. Nadie entiende el gran despliegue de fuerzas policiales que se ensañan contra sus propios hermanos.
La oposición por su lado, ante la reunión de países latinoamericanos a llevarse a cabo en la CABA, puso el grito en el cielo y salió a manifestarse en contra la presencia en el país de los mandatarios de Cuba, Miguel Díaz-Canel, de Nicaragua, Daniel Ortega y Nicolás Maduro de Venezuela, por violación de los derechos humanos. Los diferentes dirigentes de la alianza que componen el PRO, entre ellos la Coalición Cívica ARI de Elisa Carrió y la Unión Cívica Radical tanto nacional como de las provincias, han firmado repudiando la reunión. Por su parte, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, fiel a su estilo y tan cercana a la Embajada de EEUU, llegó a solicitar que el presidente Maduro sea detenido al llegar “por crímenes de lesa humanidad” comparando la situación,…”tal como ocurrió con Pinochet en Londres, en 1998, la Justicia debe actuar en resguardo de la vigencia universal de los derechos humanos”[2]. Para la doctora en ciencias políticas, da lo mismo un presidente votado por el pueblo que el dictador que impuso el Plan Cóndor en Chile.
Les espanta la idea de que en esta nueva Cumbre, estén presentes los 33 miembros del organismo y, sobre todo, la presencia del flamante presidente brasileño, Lula da Silva, dado sus lazos de amistad con el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner y los planes conjuntos de cooperación binacional, sobre todo en las grandes obras públicas encaradas en Argentina y el fortalecimiento y vigorización de la organización.
Pero lo que realmente los irrita es el fortalecimiento del organismo en un momento macroeconómico tenso, con un boicoteo permanente a las instituciones democráticas y aumento de los precios de los alimentos debido a la inseguridad global.
Desconfían de una nueva generación de líderes que están reconsiderando las perspectivas, pero sobre todo, las ventajas del fortalecimiento de la integración regional. Negadores y saboteadores de las medidas adoptadas por el gobierno durante la pandemia, sólo se limitaron a criticar la recuperación económica.
Sin embargo, es interesante ver la exposición de la Cancillería en su página oficial en torno a los logros de la Presidencia Pro Tempore de la CELAC durante 2022, sobre los principios de Unidad en la Diversidad y América Latina y el Caribe como Zona de Paz, articulando un amplio Plan de Trabajo que contempló 15 ejes y más de 60 actividades.
Insistiendo en que el organismo es una construcción colectiva y estratégica frente a los cambios geopolíticos que vienen operando desde el inicio de la guerra de Ucrania, resulta muy oportuno discutir cara a cara, los desafíos individuales y conjuntos que deben enfrentar los 33 países miembros.
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