A doscientos años de su
Independencia, Chile no es justo y aún no hemos alcanzado ese ideal que afirma
que en nuestra patria no existen clases ni grupos privilegiados. Es triste y
desesperanzador constatar que diariamente, millones de chilenos y chilenas
tienen graves carencias materiales, culturales y espirituales, donde ni la
capacidad de soñar les permite tener esperanzas como aliciente para seguir
existiendo y luchando.
Víctor Pérez Vera / Rector de la Universidad de Chile
Discurso
enunciado en la Conmemoración del Aniversario 170 de la Universidad de Chile,
realizada el viernes 16 de noviembre de 2012 en la Casa Central.
Los aniversarios
constituyen siempre ocasiones en que nos detenemos a escuchar el rumor de lo
acontecido y sus posibles resonancias en el presente. Hoy, cuando celebramos
nuestros 170 años de vida, reconocemos aún la sonoridad de cuatro grandes
relatos de nuestra historia universitaria, expresados con ocasión de su
nacimiento, su cincuentenario, su centenario y del sesquicentenario, los que a
mi entender mantienen un vigente correlato con la situación actual de nuestra
Universidad y su entorno.
En el momento
fundacional, las palabras de Andrés Bello -convertidas en cimiento profundo de
nuestra cultura institucional- anunciaban ya lo que serían las tres
encrucijadas existenciales de la Universidad de Chile como cuerpo vivo,
cambiante, acuciado por las improntas de cada época y de cada generación. La
primera, la relación ineludible de la Universidad con la nación y su Estado; la
segunda, la libertad en su más pleno sentido de la condición de quien no es
esclavo y de quien es responsable de sus obras, de su hacer y decir, respetando
siempre el hacer y decir del prójimo; y la tercera, la imbricación de la
Universidad con el entorno social.
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