Urge que la ciudadanía
exija el cumplimiento de una mejor forma de gobernar y que nuestros
funcionarios no respondan a los grandes intereses; que nuestro gobierno no sea
presa de los bonistas con los cuales se ha hipotecado el país.
Carlos Pérez Morales / Especial para Con Nuestra
América
Desde Puerto Rico
Alejandro García Padilla, gobernador de Puerto Rico. |
Por lo regular, ante un
cambio de gobierno, los habitantes del país tienden a evaluar al ejecutivo de
turno en sus primeros días de gestión. En el caso de Puerto Rico, el pueblo
cansado de los abusos del gobierno de Luis Fortuño, presidente del anexionista
Partido Nuevo Progresista, decidió en las pasadas elecciones, elegir a
Alejandro García Padilla, presidente del
conservador Partido Popular Democrático, como gobernador de la colonia de
Puerto Rico.
En un artículo enviado
a la prensa del país, que por supuesto no publicaron, advertía de los peligros
que representaba la elección de Alejandro García Padilla, para la gobernación
de Puerto Rico. Sustentaba mi posición en las actitudes de
derecha, que éste asumió durante la
campaña electoral. Daba como ejemplo, su
respaldo a la privatización de agencias e infraecturas públicas, de Puerto
Rico. Esto se lograría mediante las
Asociaciones Público-Privadas, de la cual fue defensor.
El ejemplo más vergonsoso
fue su respaldo a la privatización del aereopuerto internacional. En este caso el pueblo ha repudiado esta
entrega a manos privadas y sobretodo a una compañía extranjera. Diferentes organizaciones de la sociedad
civil en la que se incluye una gran cantidad de sindicatos, se preparan para
protestar, ante el ejecutivo, por la entrega de nuestro patrimonio. Han anunciado que de ser necesario, se
recurrirá a la desobediencia civil, como en la lucha de la isla-municipio de
Vieques, para sacar la marina de guerra de Estados Unidos de su
territorio. En nuestro caso, el
aereopuerto internacional es la puerta de entrada y salida de miles
(¿millones?) de puertorriqueños que han buscado una esperanza de mejorar su
calidad de vida allende los mares.
Otra de las razones que
advertía en ese escrito, era su incondicional respaldo al neoliberalismo y al
capitalismo depredador que tanto daño ha causado en Nuestra América. Esta doctrina económica ha traído como
resultado la concentación de grandes capitales en pocas personas o
corporaciones, el empobrecimiento de la clase media, y el pauperismo de los
trabajadores. También ha ido en
detrimento de la clase trabajadora ya que se
han eliminado conquistas adquiridas por
de los trabajadores, mediante lucha a través de los años.
Señalaba también, la
actitud ofensiva de García Padilla, contra el nacionalismo y el
independentismo. Éste llamó “terrorista” a nuestra heroína nacional Lolita Lebrón,
luchadora por la independencia para Puerto Rico y a quién Estados Unidos encarceló
por más de veinticinco (25) años. Esta ofensa por sí sola, lo descalifica para
ocupar cualquier puesto electivo.
También añadía que su incondicional respaldo a el presidente de Estados
Unidos, Barack Obama lo convertiría en su complice. Este presidente se ha distinguido por su
respaldo a múltiples guerras imperialistas y al uso de “drones” armados con la
última tecnología, para bombardear
ciudades y pueblos que se oponen a sus políticas imperiales. Nos preocupaba
en aquel momento, el crecimiento del respaldo de individuos y asociaciones
progresistas y de vanguardia, con el único argumento de que había que “tumbar”
al gobierno de Luis Fortuño y su Partido Nuevo Progresista. Muchos de ellos se desencantaron
inmediatamente al descubrir que habían respaldado a un demagogo más.
Durante la campaña
electoral, García Padilla, como candidato,
prometió no aumentar el precio de la luz ni del agua, ambas
fundamentales para la satisfacción de las necesidades humanas. Antes de cumplirse el primer mes de su
gobierno, anunciaba el alza de los precios en ambos productos. Sea por la razón que fuere, en este caso
culpando a la administración anterior, pero sin utilizar este eufemismo, esta alza demuestra su incapacidad para
resolver los problemas del país.
Que no se equivoque el
lector que porque repudio este gobierno, simpatizo con el Partido Nuevo
Progresista. Nada más lejos de la
verdad. Me duele que mi pueblo otra vez sea llamado a engaño, que distintas
organizaciones progresistas que apoyaron electoralmente a este gobernador,
hayan sido cómplices en esta situación.
Urge que la ciudadanía
exija el cumplimiento de una mejor forma de gobernar y que nuestros
funcionarios no respondan a los grandes intereses; que nuestro gobierno no sea
presa de los bonistas con los cuales se ha hipotecado el país.
Que sirva de lección
para todos aquellos que ingenuamente apoyaron esta elección.
*Docente Jubilado,
Universidad de Puerto Rico en Humacao
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