No hay duda de que en la última década se consolidó la nueva y moderna
institucionalidad del Estado y sus aparatos. Y el presidente Rafael Correa
termina su mandato con un 62% de aceptación y reconocimiento.
Juan J. Paz y Miño Cepeda / El
Telégrafo
En 1979 se inició la época de gobiernos constitucionales más larga en la
historia ecuatoriana. Hasta enero de 2007 se sucedieron 12 gobiernos: 5 entre
1979-1996 y 7 entre 1996-2006, década en la que hubo una dictadura nocturna y
los 3 presidentes surgidos de elecciones fueron derrocados. En cambio, entre
2007-2017, por 3 elecciones ciudadanas, se mantuvo como presidente Rafael
Correa.
En 1979 comenzó a regir una Constitución progresista, aprobada por
referéndum; en 1998 otra Constitución, aprobada por una Asamblea que consagró
los intereses privados en economía; y desde 2008 rige una nueva Constitución,
aprobada por consulta popular, pionera en combinar una economía basada en los
principios del buen vivir con un Estado de derechos y garantías.
La crisis del Ejecutivo y de la gobernabilidad se hizo evidente a partir
de 1996; el sistemático desprestigio y deterioro del Legislativo, desde 1979;
la esclerosis de la Función Judicial es más antigua. A partir de 2007 se
fortaleció el Ejecutivo, se estabilizó la institucionalidad del Legislativo, la
Función Judicial fue modernizada, la Función Electoral afirmada, aunque no
resultó provechosa la Función de Transparencia y Control Social. No hay duda de
que en la última década se consolidó la nueva y moderna institucionalidad del
Estado y sus aparatos. Y el presidente Rafael Correa termina su mandato con un
62% de aceptación y reconocimiento.
Si bien entre 1979-1982 la economía todavía se orientó por el enfoque
desarrollista, a partir de 1983 se inició la construcción del modelo
empresarial/neoliberal, que se consolidó con los sucesivos gobiernos, sin
importar sus diferentes orientaciones o ideologías políticas. Acompañó a ese
proceso la consolidación de un Estado-de-partidos, basado en la hegemonía de
una clase política que se reprodujo en las distintas funciones o poderes
estatales. Entre 2007-2017 ha regido una economía social con mercado, que
repotenció las capacidades estatales para la extensión de obras y la provisión
de servicios públicos.
Bajo el modelo empresarial/neoliberal fue sistemático el deterioro de
las condiciones de vida y de trabajo entre capas medias y populares, en tanto
se beneficiaban los negocios privados y se concentraba la riqueza en una élite,
como puede comprobarse en todos los datos económicos y sociales de aquella
época. Desde 2007, la reorientación del poder y las políticas de Estado,
levantaron inéditas condiciones en la redistribución de la riqueza, la equidad
y los servicios públicos en educación, salud, seguridad social, que son logros
resaltados por organismos internacionales.
Acompañó al modelo empresarial/neoliberal no solo la ruina de las
capacidades estatales, sino la crisis de la identidad nacional, la soberanía y
la dignidad del país, que en nada servían, como se decía por entonces, a los
negocios ni a la “competitividad”. Desde 2007 se recuperaron los valores de
identidad, soberanía, dignidad y un firme latinoamericanismo.
Los límites, errores y fracasos no minimizan el camino de la década que
marcó un nuevo ciclo histórico en la vida del Ecuador republicano.
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