El martes 10 de marzo, diputados
presentes en el hemiciclo del Congreso de la República, insultaron a Aldo
Dávila por ser homosexual en plena sesión. Lo acosaron de la misma forma como
él mismo relata en una entrevista que lo hacían sus compañeros de colegio: en
grupo y sin dar la cara, lanzando insultos e improperios homofóbicos de
espaldas al plenario, ocultando el rostro y riéndose en grupo.
Rafael
Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica
Aldo Dávila, diputado guatemalteco. |
Aldo Dávila es diputado en el Congreso guatemalteco
desde inicios de este año por el partido Winak (término sagrado de la
cosmovisión maya que significa ser humano integral), uno de los partidos del
espectro político progresista guatemalteco.
Dávila ha sido un activista del movimiento LGTBI en
Guatemala durante años, y esa participación lo llevó a que le propusieran la
diputación sin ni siquiera ser militante de ese partido. Recibió otras ofertas
similares de partidos con posiciones ideológico-políticas similares, pero
concretó con Winak que, por demás, ya había tenido como diputada en el período anterior (2016-2019) a la
primera mujer diputada que no tuvo empacho en asumir públicamente su
lesbianismo: Sandra Morán.
Aldo Dávila asumió públicamente su condición en la
adolescencia, y recibió entonces el respaldo irrestricto de su madre quien,
desde entonces, lo acompañó en su militancia por los derechos de quienes, en un
país especializado en las discriminaciones de todo tipo, sufren diariamente el
acoso, la marginación y el abuso del resto de la población.
El martes 10 de marzo, diputados presentes en el
hemiciclo del Congreso de la República, insultaron a Aldo Dávila por ser
homosexual en plena sesión. Lo acosaron de la misma forma como él mismo relata
en una entrevista que lo hacían sus compañeros de colegio: en grupo y sin dar
la cara, lanzando insultos e improperios homofóbicos de espaldas al plenario,
ocultando el rostro y riéndose en grupo.
Son diputados que forman parte de lo que en Guatemala
se ha denominado “el pacto de corruptos”, una alianza entre mafias de ayer y de
hoy, que tienen en común la necesidad de salvaguardar intereses vinculados a la
impunidad de crímenes cometidos durante la guerra, y la utilización del Estado
como botín para grandes negociados. Para ello, han desatado una verdadera
cruzada contra todo signo de oposición a sus matráfulas: echaron a la Comisión
Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG); han intentado
apoderarse del Archivo Histórico de la Policía Nacional de Guatemala, el
segundo más grande de su tipo en el mundo después del de la Stasi alemana, que
ha servido para sustentar pruebas que han llevado a la condena de criminales de
la guerra que asoló el país por más de 36 años; elaboraron una ley, que recién
aprobó el congreso, para limitar el trabajo de las organizaciones no
gubernamentales.
Se trata de un verdadero cartel del crimen organizado,
prepotente, altanero y malcriado, que se ceba en este caso en Aldo Dávila. Se
enfrentan a él con los mismos métodos que han utilizado siempre en su accionar
político y personal, tirando la piedra y escondiendo la mano.
Pretenden insultar a Dávila por una condición que en
sus mentes retrógradas constituye poco menos que una minusvalía o un vicio
despreciable; y para los diputados evangélicos que participan de tales
rebatiñas, un estado pecaminoso que deben exorcizar.
Tales concepciones y actitudes discriminatorias y
marginalizadoras son pan de todos los días en Guatemala, un país que erige su
identidad hegemónica sobre la discriminación del indígena, que representa poco
menos del 50% de la población; en el que a la mujer no solo se le relega a un
segundo plano sino se le asesina impunemente: Guatemala tiene uno de los
índices más altos de feminicidios del mundo.
En ese panorama, Aldo Dávila se erige como un bastión
de dignidad que resiste los embates de quienes se han quedado atorados en los
fangales de la historia. Estos diputaditos mediocres y tramposos no lo saben,
pero el futuro está representado por Dávila, tiene su rostro, ya apareció en el
horizonte guatemalteco y está sentado con ellos en la Sala de Sesiones del
Congreso de Guatemala.
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