Las calles están llenas de virulentos e incansables nadies subestimados a cada minuto. Aquellos ninguneados no existentes para la OEA, ONU, FMI, BM, Bruselas, Washington y compañía
José Toledo Alcalde* / Para Con Nuestra América
El SARS-CoV-2 (Covid-19) pasó a ser aquel nadie que, multiplicado a su máxima expresión, se convirtió en los temidos nadies subestimado por minúsculo e invisible pero cuando se visibiliza no queda más que aceptar su poder. Y, eso sucedió con el inquilino de la Casa Blanca quien subestimó, ninguneo, burló, ridiculizó y se ufanó de contar con un poder que nunca tuvo ni tendrá. Estos nadies tienen poder y no aceptarlo es signo urgente de deterioro humano irreversible. Sólo quedaría para aplicar, con carácter de urgencia, intervención psiquiátrica con toda la batería existente de pruebas y análisis.
No fue razonable, por decir lo mínimo, ignorar las fuerzas de resistencia de una Rusia zarista en 1918; fue craso error ignorar fuerzas sociales de un pueblo peruano indignado en las calles un 23 de mayo de 1923 ante el intento de consagración de la ciudad de Lima al Sagrado Corazón de Jesús bajo la dictadura de Augusto B. Leguía; fue irrisorio ignorar el poder del pueblo español cuando en 1917 con el PSOE, de aquella época, y la UGT salieron a las calles asqueados de la ignominia del statu quo excluyente. Fue más que un error ignorar la fuerza de los jóvenes “barbudos” descendiendo del Granma aquel 25 de noviembre de 1956. Fue más que un error ignorar las fuerzas invisibles del FSLN aquel 19 de julio de 1979. Fue y sigue siendo absurdo ignorar la fuerza inconmensurable de la mujer.
Por mencionar solo algunas de aquellas virulentas nadies ninguneadas que cambiaron el curso de la historia: Alejandra Kollontai quien con dignidad en la punta de la lengua sentenció: “la costura, la limpieza y el lavado se debían transformar, bajo el Estado obrero, en ramas de la economía como la metalúrgica o la minería” y otra que no se doblegó como Inessa Armand quien sin temor dijo: “Bajo el capitalismo, la mujer obrera debe soportar el doble fardo de trabajar en la fábrica y luego realizar las tareas domésticas en el hogar. No solamente debe hornear y tejer para el patrón, sino que también debe lavar, limpiar y cocinar para su familia. Pero hoy es diferente”.
Y, así fue hace unos días. Las calles están llenas de virulentos e incansables nadies subestimados a cada minuto. Aquellos ninguneados no existentes para la OEA, ONU, FMI, BM, Bruselas, Washington y compañía. Y, así fue, sin el uso de mortíferas y terroríficas armas, sin conspiraciones macabras y trasnochadas, un solo y minúsculo microorganismo mandó al hospital, y aun no se sabe a dónde más será enviado, al inquilino de la Casa Blanca. Te hizo temblar, y tembló Wall Street, y temblaron los que viven del ninguneo.
Puede ser cierto o no; puede ser un show mediático más; puede ser una genial y millonaria jugada publicitaria en búsqueda de redención de pecados y misericordia electoral, puede ser y no sorprendería que fuere así.
Lo que si no puede ser puesto en duda es el inquebrantable poder de lo poderosamente invisible. Subestimaste a Vietnam y allí lo tienes, hiciste lo mismo con Cuba y allí los tienes llenando el mundo de milagros. Ni hablar de Venezuela: “¡Leales siempre, traidores nunca! ¿Y aún no te convences del poder de los nadies?
Allí esta Brasil desde sus comunidades liberadoras; Costa Rica gritando ¡pura vida! pero con dignidad y sin vender el alma a la banca. Allí está el Perú que dice si al aire y agua pura sin mercurio ni plomo; allí esta Chile desbaratando la farsa neoliberal más escandalosa de la región.
Allí tenemos a Bolivia que no se cree el cuento y volvió y se hizo millones. Allí esta Argentina agradecida que sigue al lado de la Venezuela bolivarianamente bonita y más que sorprendida por el revés de Alberto Fernández y su apoyo al sistema financiero internacional.
¿Será esa la señal de lo que sucederá con la dirigencia de la izquierda progre en América Latina? ¿Ese es el formato preparado desde Washington y el sistema financiero internacional para este decenio? Apariencia izquierdista decente, con socialismo democrático y al final lo mismo que los estafadores progres izquierdosos como Ollanta Humala, Nadine Heredia, Susana Villarán y amistades en el Perú. De cara al mundo electoral anti corrupción y de cara adentro camarillas de famélicas y oportunistas amistades con proyectos personales. Eso es sólo más de lo mismo.
No subestimen lo invisible. El poder virulento del pueblo radica en convertirse en millones, así como el SARS-CoV-2 que te mandó al hospital señor todopoderoso. Acabas con uno y se multiplican. La vacuna lo detendrá, mutará y volverá esperando que nos hagamos fuertes e inmunes a su poder. Igual el pueblo, se multiplica. La única diferencia entre el bicho de ahora y el pueblo es que al primero lo podrá detener una vacuna, y mutará seguramente como otrora lo hizo abriéndose paso con muerte y terror, y el segundo, el pueblo, los nadies de Galeano, no pueden ser detenidos con vacunas, ni inyecciones de rescate financiero. Todo lo contrario, los nadies se abren camino en búsqueda de vida y esperanza y jamás en búsqueda de migajas mezquinas de poder personal. Eso no es democracia, se llama corrupción.
Los nadies infectan el mundo de plagas como la dignidad y decencia, y hay quienes son inmunes a estas plagas, son vacunados para que la justicia y equidad no los enferme. Pero también existen aquellos que no son inmunes al poder del amor transformador y ese es el pueblo digno y decente no el de dirigencias especialistas en slogans progres, cursos en redes y coloridas publicidades.
No los ignores. Son los microscópicos nadies. No los ves, pero por ello no existen. El poder que tienes es transitorio, pasa rápido; tu poder es comparado al tiempo de un fútil estornudo.
Lo peor será vivir el resto de la vida repudiados por el pueblo. No lo olvides, el poder personalista se oxida, se corroe con el tiempo, envejece, se desintegra. El amor es sencillamente invisible y visiblemente genuino, transparente y coherente el cual tiene el poder de permanecer, cual potente virus, en la memoria del pueblo para siempre.
Cuan presente y necesario Eduardo: […Los nadies] Que no son, aunque sean. Que no hablan idiomas, sino dialectos. Que no profesan religiones, sino supersticiones. Que no hacen arte, sino artesanía. Que no practican cultura, sino folclore. Que no son seres humanos, sino recursos humanos. Que no tienen cara, sino brazos. Que no tienen nombre, sino número. Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. Los nadies que cuestan menos que la bala que los mata.
¡Los pueblos tienen la palabra!
*Teólogo
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