Si nos preguntamos: ¿cuál es el necesario contenido de la formación política?, entendida la política como servicio a la comunidad, nos salta a la vista una respuesta: los principios éticos, la reproducción y afirmación de la vida.
Abdiel Rodríguez Reyes / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
No está de más insistir en la importancia de la formación política, con el contenido ya señalado: los principios éticos, la reproducción y la afirmación de la vida. La formación en sentido estricto te transforma, pero no es por medio de la intermitencia, sino la constancia de esta. También se requiere de la introspección de las gentes; allí surge la conciencia plena con principios éticos, la reproducción y afirmación de la vida. Esa es la meta concreta de la formación, procesar el contenido expuesto hasta luego introspectivamente tomar conciencia de la importancia de este para encarar las contradicciones de esta sociedad capitalista. Ya no en un estado de servidumbre, sino como un sujeto histórico llevando las riendas de su destino colectivo.
No se trata de una abstracción políticamente correcta de un sujeto ideal incorruptible, pero tampoco es cierto la naturaleza corrupta del ser humano, al final de cuentas como construcción social se puede transformar. Ese nuevo sujeto histórico con conciencia de los principios éticos, la reproducción y afirmación de la vida no es nuevo. El Che ya nos dio algunas pistas al respecto. Lo habitual es cierto moralismo imperante y cuando de moral se trata, el relativismo impera: para unos está algo bien para otros no, allí la corrupción tiene un terreno fértil y los principios quedan relegados.
Para la transformación política se requiere de una formación, pero con contenido, llámese principios éticos, reproducción y afirmación de la vida. Lo cual grosso modo supone cierta abstracción, pero que, en el proceso se va materializando al calor de cada paso en este largo andar.
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