Los recientes hechos
políticos relacionados con el gobierno de Nicolás Maduro empiezan a indicar un
respiro importante para la Revolución Bolivariana frente a los ataques de la
oposición. Estos hechos le han dado una mayor legitimidad internacional.
Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América
La FAO reconoció al gobierno de Venezuela sus éxitos en el cumplimiento de los objetivos del milenio. |
Desde antes de la
muerte de Hugo Chávez, él y Venezuela estuvieron en el centro de las agendas
noticiosas de publicidad. La tiranía mediática internacional se dedicó a
calumniar en lugar de informar, respondiendo así a los intereses del poder
imperial. El presidente Chávez fue un líder incómodo para Washington; firme en
la defensa de la soberanía venezolana y de los proyectos de integración
económica regional.
La oligarquía
venezolana que fue siempre derrotada por Chávez y el chavismo, ha aprovechado
la reciente coyuntura política -signada por el luto de la partida física del
líder bolivariano y los sorpresivos resultados electorales del pasado, en el
que jamás imaginaron obtener esa cantidad de votos-, para sentirse viva, y
pasar a “arrinconar” al gobierno de Nicolás Maduro, recurriendo al
desabastecimiento de alimentos, sabotajes al sistema eléctrico, provocar
descontento social y crear desestabilización política. El objetivo de la
oposición acuerpada por Washington, ha sido en estos meses quemar los últimos
cartuchos, para derrotar a Nicolás Maduro; en ese sentido se movilizaron –y
todavía lo siguen haciendo- dentro y fuera de Venezuela.
Pero en la actual
geopolítica internacional no bastan las poses escénicas ni el dramatismo frente
a las cámaras televisivas; cuenta mucho también con quiénes te alías. Como si
no hubiera sido suficiente para su propio desprestigio, los sabotajes,
atentados y muertes provocadas por la oposición en las pasadas elecciones,
ahora ha buscado unirse a organizaciones y dirigentes que no tienen nada de
pacíficos ni demócratas (la OTAN, Álvaro Uribe, Juan José Rendón, la mafia cubanoamericana
de Miami, entre otros). Excepto los Estados Unidos, que apoyó en un inicio las
denuncias infundadas de Capriles sobre las elecciones en Venezuela, no ha
habido ningún otro gobierno que desconociera públicamente la legitimidad de la
elección de Nicolás Maduro. Entre los aliados de Capriles también están los
medios comerciales como El País, ABC
(ambos de España), El Nuevo Herald y
CNN.
Sin embargo, los
recientes hechos políticos relacionados con el gobierno de Nicolás Maduro
empiezan a indicar un respiro importante para la Revolución Bolivariana frente
a los ataques de la oposición. Estos hechos le han dado una mayor legitimidad
internacional. Veamos cuatro de ellos.
El primero fue el 16 de
junio cuando el gobierno de Venezuela en la persona del Presidente Nicolás
Maduro recibió el reconocimiento de la FAO por haber cumplido junto a otros
treinta y siete países, incluso antes de tiempo, con uno de los objetivos
principales del milenio: reducir a la mitad el hambre en sus países. Ante el
ocultamiento de los grandes medios y para disgusto de la oposición, según la
FAO -que no puede ser tildada de chavista- el hambre en Venezuela ha sido
reducida de un 13,8% a un 5% desde 1996. En el homenaje el Presidente Nicolás
Maduro explicó que ese logro se debe a tres razones: 1) la lucha para fomentar
la agricultura, 2) la creación de una red pública de alimentos y 3) la creación
del Ministerio del Poder Popular para la Alimentación. Todo esto es parte de la
Revolución Bolivariana, sembrada por Hugo Chávez y cosechada por Maduro. La
reacción equivocada de la oposición no se hizo esperar, y acusó, que se trató
de un premio comprado, por las influencias de Ignacio Lula Da Silva en la FAO.
Como actor político, la oligarquía venezolana da un paso en falso; no entiende
que la FAO no es la OEA.
El segundo episodio se
dio al día siguiente –el 17 de junio-, cuando fue recibido por el Papa
Francisco en el Vaticano y abordaron los temas de la pobreza, la lucha contra
la delincuencia y el tráfico de drogas. Como es sabido, el Papa no sólo es el
máximo jefe religioso de la Iglesia Católica Romana, sino también el jefe de un
Estado, el Vaticano. Podemos estar de acuerdo o
no con la política que la iglesia representa en el mundo, sin embargo,
los actos de la figura papal tienen una representación muy significativa en los
ámbitos religiosos y políticos. Encontramos en la historia que las
“bendiciones” papales han servido para sacralizar proyectos políticos
conflictivos. Según la información ofrecida por la oficina de prensa del Vaticano
se trató de un encuentro respetuoso y amigable. Así, con gestos y sin palabras,
el líder (de cientos de miles en el mundo) que el pasado 21 de abril había
expresado su preocupación por la situación en Venezuela y llamó a que se
encontrasen “formas justas y pacíficas para superar las serias dificultades que
el país está atravesando”, ahora recibía al Presidente Nicolás Maduro;
conversaron e intercambiaron obsequios. A raíz de este encuentro los sectores
más retrogradas de la oposición venezolana vociferaron contra el Papa
Francisco.
El tercer hecho es el
encuentro que sostuvo con presidentes de otras naciones europeas; el mismo 17
de junio se reunió con el Presidente de Italia Giorgio Napolitano; al día
siguiente fue recibido por el Presidente de Portugal Aníbal Cavaco Silva, con
quien firmó 14 acuerdos de cooperación para el desarrollo integral, y ese mismo
día martes se reunión con el Presidente de Francia François
Hollande, iniciando una nueva etapa en las relaciones de cooperación entre
ambos países en las áreas de infraestructura, tecnología, educación, energía,
petróleo, cultura y transferencia tecnológica.
A diferencia de los
tres primeros hechos, en los cuales Nicolás Maduro participó, el cuarto tiene
que ver con un reconocimiento político gracias al desplazamiento de actores
externos; aquí la presencia física de Maduro no fue necesaria. Sucedió el 19 de
junio en Londres, cuando el Presidente mexicano Enrique Peña Nieto, consultado
sobre la visita de Henrique Capriles al Distrito Federal, afirmó: "No, no
lo habré de recibir porque el gobierno de México ha reconocido al gobierno
formado en Venezuela y no podemos ser parte de un conflicto interno ni tomar
posición en un conflicto interno". "Esta es la condición de mi
gobierno de actuar con absoluto respeto a las definiciones internas que tengan
otros países". Días previos Capriles había anunciado la realización de una
gira internacional, en donde se proponía visitar Perú, Brasil y México, para
buscar apoyo a las impugnaciones electorales.
Con el desaire de Peña
Nieto, el derrotado candidato fue humillado. Hoy la oposición hace cálculos; el
viaje programado a Perú para el 2 de julio también fue suspendido. Quienes lo
esperaban en Lima eran algunos cadáveres políticos como Alán García, acusado de
corrupción y narcoindultos; esas son las amistades políticas en la región
sudamericana con las que se regodea Capriles y la oposición venezolana.
Como si todo lo
anterior no fuera suficiente, en tanto escenarios adversos para la oposición
venezolana, un reciente sondeo de la encuestadora International Consulting
Services (ICS), realizado entre el 15 y el 26 de junio, indica que el 56,2%
de los venezolanos considera que la gestión gubernamental del presidente
Nicolás Maduro ha sido positiva, estimándola en un rango de valoración entre
regular, buena y excelente.
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