Óscar Barboza Lizano* / AUNA-Costa Rica
La biodiversidad tropical: un patrimonio de la humanidad bajo amenaza. |
Con
“gran pompa” se anunció que desde el 23 al 27 de junio en San José, Costa Rica, se realizaría el Congreso de
Biología Tropical llamado: “Las nuevas fronteras en biología tropical para los próximos 50 años"[1]. El evento reunió a 900 investigadores de 53 países, y estuvo
organizado por la “Association for tropical Biology & Conservation (ATBC) y
la Organization for Tropical Studies (OTS), ambas organizaciones no
gubernamentales.
Aparentemente
el congreso tenía la intención de dictar las directrices de las líneas de
investigación en la biología tropical para más de la mitad del siglo XXI.
Desgraciadamente, estas seguirán marcadas por el negocio mundial y
transnacional de la naturaleza, ya que el diálogo de los participantes se centró
en “las
medidas para la conservación de los ecosistemas con el fin de que estos sigan
brindando servicios como biodiversidad para la seguridad alimentaria e insumos
para la industria médica…”[2]
La biodiversidad es una riqueza explotable, sobre la cual se
cierne la geoestrategia y la geopolítica. Existe un interés por monopolizar el
conocimiento sobre la biodiversidad y
almacenar bancos de germoplasma, que es donde se almacena y conserva la
variabilidad genética, representada por células germinales, semillas o especies
de animales que poseen un uso aprovechable para la humanidad.
Para lograr estos objetivos, las multinacionales y las metrópolis,
que representan la lógica del capital, han montado dos líneas de acción.
La primera consiste en “la construcción de un
sistema de bioprospección mundial constituido por las transnacionales, Estados,
instituciones e investigadores (ONGs y Estados nacionales”[3]. Y la segunda es “un
sistema mundial de protección de la propiedad intelectual que penetre las oficinas de patentes
nacionales y que permita hacer válida la propiedad privada".[4]
Los proyectos de bioprospección permiten explotar y seleccionar la
diversidad biológica con la finalidad de hallar recursos genéticos y bioquímicos comercialmente valiosos, con el
fin de patentarlos, lo que en 1993, Pat Money llamo Biopiratería
y que se entiende como: “la utilización de los
sistemas de propiedad intelectual para legitimizar la propiedad y el control
exclusivo de conocimientos y recursos
biológicos sin reconocimiento, recompensa o protección de las contribuciones de
las comunidades indígenas y campesinas”[5] (y agregamos: ni a los
estados tropicales). Delgado Ramos afirma que la biopiratería: “no es una
conceptualización solo analítica sino también política, es un mecanismo de
enriquecimiento capitalista de acciones ecologicidas y antitesis de la
sostenibilidad”[6].
Para la catedrática Silvia Rodríguez, existen diferentes tipos de
bioprospección que se asocian a los actores sociales. Entre estos tipos están:
“la bioprospección al azar e intencional” y la “bioprospección etnobotánica, la
cual según la autora “representa para muchos el método mas efectivo”[7] para encontrar con mayor facilidad los principios
activos que generarían un fármaco potencialmente rentable o la obtención de
moléculas para la generación de alimentos transgénicos igualmente rentables y
perjudiciales.
Al finalizar el Congreso
de Biología Tropical (Biopiratería Tropical), los investigadores realizaron lo
que han llamado: “La declaratoria de San José”, y en la cual se destaca el
llamado al gobierno de Costa Rica de: “retirar y eliminar el proyecto de ley 17.680, el
cual pretende segregar unas 1.000 hectáreas del Parque Nacional Rincón de la
Vieja con el fin de dedicarlas a la geotermia”[8]. Además enuncian la importancia de las interconexiones biológicas que
deben realizarse entre las diferentes áreas protegidas. Podemos especular que
estas se enmarcan dentro de los programas que integran el Corredor Biológico
Mesoamericano (CBM), es decir, la cara verde del Proyecto Mesoamerica.
Llama mucho la atención en la declaratoria la afirmación que realizan,
cito: "Costa Rica podría perder su liderazgo mundial como una sociedad
capaz de haber integrado el progreso social, económico y ambiental"[9], lo cual podría asumirse como una
advertencia al gobierno nacional, si no se retira el proyecto de ley 17.680 de
la corriente legislativa.
Pero nos preguntamos: ¿conocerán estos “900
científicos” la realidad que acontece con el déficit de producción de energía
eléctrica al que se enfrenta el país en época seca? ¿Tendrán idea que los
incrementos en el consumo eléctrico en Costa Rica son cerca del 5,4 % anual, lo
que nos proyecta una duplicación de lo producido hasta hoy en los próximos 12
años? ¿Como científicos habrán sido rigurosos al tomar en cuenta tales aspectos
para realizar tan romántica declaratoria?
Diagrama del proyecto Diquis, en el pacífico sur de Costa Rica. |
En el 2008, y gracias a la conducción del
catedrático Freddy Pacheco, de la Escuela de Ciencias Biológicas de la
Universidad Nacional de Costa Rica, hicimos un estudio integral de caso sobre
el Proyecto Hidroeléctrico Diquis (PHD), en el cual descubrimos que según las
proyecciones del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y de algunos
desarrolladores de proyectos para la producción de energías limpias, el PHD
debía estar funcionando a más tardar en el 2016 y así eliminar el uso de las
plantas térmicas (consumidoras de combustible fósil) las cuales, además de
incrementar la factura petrolera del país, nos causan una dependencia
energética, son altamente contaminantes y la emisión de gases que generan
aportan bastante al tan mencionado calentamiento global.
Un ejemplo de esto es la planta térmica Garabito en
Puntarenas, Costa Rica, que pasó de consumir 8561
barriles de bunker en 2009 a 32952 barriles en 2010[10].
Otro aspecto negativo de esta forma de producción de energía eléctrica es que
un proyecto de planta térmica como Garbito le costó a los costarricenses 316
millones de dólares, para producir 200 megavatios de electricidad, con un costo
ambiental y económico muy alto, lo que sin duda alguna se carga a la factura de
los consumidores mes a mes.
Las soluciones posibles que hasta ahora se
conocen, para tener una Costa Rica productora de energías limpias son: las
Plantas Hidroeléctricas, Parques Eólicos y las Plantas Geotérmicas.
Entre las soluciones estaba precisamente el PHD, que pretendía
satisfacer la demanda de los costarricenses por algunos años, como lo hizo el
embalse de Arenal en su tiempo. Si no se podía realizar el proyecto, se debía
abrir el tema de concesiones de agua para que los empresarios pudiesen
construir pequeños proyectos hidroeléctricos, y cambiar la ley que limita la
producción de energía privada, por lo que el ejecutivo presentó un proyecto de
ley, donde se le permitiría incrementar la generación de electricidad privada de un 15% a un 25% en el país. En el tema del
modelo desarrollo, este proyecto de ley responde al modelo de privatización tan
impulsado en los últimos años por los gobiernos neoliberales.
En el tema de la conservación e impacto surge la
pregunta: ¿Qué impacta más: muchas hidroeléctricas pequeñas en manos privadas
en la mayoría de los ríos del Caribe o el PHD? Es importante aclarar que por
razones técnicas los únicos ríos que cumplen las condiciones geológicas para
construir estas pequeñas plantas están en la Vertiente Caribeña. También hay
que mencionar que según la ley, el ICE esta obligado a comprarle al pequeño
empresario la electricidad producida se ocupe o no y que al termino de unos 20
años deberá pagarle al desarrollador el valor de la planta hidroeléctrica que
construyó (negocio redondo).
La otra solución que el ICE ha ido implementando
son los Parques Eólicos (PE), pero estos poseen el problema que produce
oscilaciones en la energía, ya que depende de la fuerza del viento, lo que hace
que esta fuente sea inestable para algunos sectores cuyos equipos no pueden
sufrir de variantes en los voltajes, por lo tanto los parques son insuficientes
para cubrir la demanda actual y futura.
Por último, el ICE presenta la propuesta de la
energía geotérmica, la cual es mucho menos contaminante e impactante que la
hidroeléctrica, pero con el agravante de que todos los sitios aptos en Costa
Rica se encuentran bajo la modalidad de Parque Nacional y su costo de
construcción es mayor que un proyecto hidroeléctrico. Pero hay que visualizar
la opción de energía geotérmica como una inversión en una fuente inagotable de
energía que no depende del estado meteorológico, que no impacta la flora y la
fauna y, además, que no desplaza a los pueblos originarios como sucede con los
embalses hidroeléctricos.
Según los estudios realizados por el Departamento de Recursos
Geotérmicos del ICE, el potencial teórico
geotérmico de Costa Rica asciende a 900 Mega-Watios, siendo las áreas de mayor
potencial las ubicadas en la Zona Volcánica de Guanacaste y la Cordillera
Volcánica Central [11]. Es importante acotar que esta
forma de producir electricidad sólo se puede hacer en determinadas partes del
mundo, lo que hace de toda el área centroamericana un importante núcleo de
energía geotérmica.
La Ley # 3763, indica que las riquezas de los Parques Nacionales en
Costa Rica, no se explotarán con fines comerciales, pero debe tenerse en cuenta
que las plantas geotérmicas no son propiamente actividades comerciales, ya que
el recurso geotérmico es usado para la satisfacción de fines públicos, el
desarrollo de la calidad de vida, derecho al servicio eléctrico y sobre todo a
la soberanía y seguridad energética[12].
Lo que no sucede con la bioprospección, que traslada la riqueza en biodiversidad
de nuestras áreas de conservación a una molécula capaz de sintetizar un fármaco
para su uso comercial generando una alta rentabilidad a alguna de las casas
farmacéuticas transnacionales o las productoras de alimento transgénico.
Según
el proyecto de ley #17680, al afectarse una parte del inmueble del Parque
Nacional, este se repone mediante una
permuta del terreno, como también lo propone en su texto sustitutivo a
la ley la Federación Conservacionista de Costa Rica (FECON), ONG que reúnen a
las asociaciones ambientalistas y de conservación de todo el país. En el texto
sustitutivo, se reconocen en los principios que existe la “necesidad nacional del desarrollo geotérmico. La energía
geotérmica constituye un recurso natural sostenible, de importancia
estratégica para el desarrollo nacional.
Representa energía firme de bajo a moderado
impacto ambiental, que además constituye un recurso autóctono que le otorga soberanía energética a nuestro país.”[13]
Por lo visto, entre las ONGs transnacionales y las ONGs nacionales
existen dos visiones sobre el tema de la energía geotérmica y del uso soberano
de los recursos naturales, debate que debe abordarse desde una perspectiva
interdisciplinaria por parte de los científicos de la biología tropical para
“no caer inocentemente” en declaratorias que intentan violentar el derecho
soberano de los países para el uso de sus recursos naturales de una forma
sostenible y para el bien de sus habitantes.
Costa Rica debe tratar el tema energético como prioridad del Estado,
y no permitir que núcleos ligados a los intereses de las metrópolis le dicten
la política de la única empresa estratégica que posee el pueblo costarricense. Conviene
empezar a ver hacia el sur en el tema energético y seguir el ejemplo de otros
países latinoamericanos, los cuales han fortalecido y recuperado las empresas
estratégicas de energía y recursos naturales, hecho que les ha permitido una
independencia energética, la cual hoy hace de ellos uno de los bloques regionales
más importantes del mundo (Chile con
Codelco, Brasil con Petrobras,
Venezuela con PDVSA, Bolivia con la
YPDFB, Ecuador con Petro-Ecuador y
Argentina con YPF).
En el tema de biodiversidad ya es tiempo que las investigaciones
científicas y sobretodo las realizadas en bioprospección contengan mecanismos
para que el beneficio llegue a toda la población de los países tropicales que
aportan el 70% de la biodiversidad mundial.
*El autor es latinoamericanista, biólogo tropical y miembro de AUNA-Costa Rica.
[3] Delgado Ramos G. (2002). “Hacia un sistema mundial de Biopiratería”
(en) “La amenaza
Biológica: Mitos y falsas promesas de la biotecnología”. Primera edición . Editorial Plaza
y Janes. México. 453 p
[4]
Idem
[5]
Idem
[6]
Idem
[7] Rodríguez S.( 2003). Injusticia y lucro en contratos de Bioprospección.
En Revista Ambientales. No.26.
Págs.59-69. Universidad Nacional Costa Rica.
[12] ídem
[13] http://feconcr.org/doc/geotermia/17680-TEXTO%20SUSTITUTIVO%20GEOTERMIA%20.pdf
(acceso: 28-06-2013) (Resaltado es nuestro)
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