Francisco se enfrenta a los retos del siglo XXI con
decisión y bastante originalidad. La cuestión sobre el capitalismo salvaje, la
destrucción de la naturaleza, la creciente pobreza y las guerras son temas que
a todos preocupa. Francisco ha logrado tocar fibras que trascienden los templos
y llegan a los hogares, a los centros de trabajo y a las escuelas en el mundo
entero.
Marco A. Gandásegui, hijo / Para Con Nuestra América
Desde
Ciudad Panamá
El Papa Francisco junto al presidente Correa en Quito. |
Con motivo del viaje a América Latina del papa Francisco, los pueblos
de la región tienen esperanzas que el líder de la Iglesia católica apoye las
demandas y movilizaciones de su juventud, mujeres y etnias reprimidas y
discriminadas. Es muy significativo que el papa Francisco incluyera en su gira
a países como Bolivia y Ecuador, cuyos pueblos están en una lucha abierta
contra las oligarquías locales y las potencias imperialistas de Norte América y
Europa.
Como jefe de Estado del Vaticano, el papa de la Iglesia católica no
tiene poder de convocatoria. Sólo tiene mando sobre un grupo de burócratas que
conforman la Curia. En cambio, como líder espiritual de más de mil millones de
personas en el mundo entero concentra en su persona un enorme atractivo. Cerca
de 400 millones de católicos residen en América latina.
El reconocimiento del papa Francisco de las luchas populares en
Ecuador es un primer indicador de apoyo a ese pueblo. Ecuador hace enormes avances
en su política social. Especialmente, con los pueblos indígenas reprimidos y
discriminados durante siglos. El papa le está dando a la revolución Ciudadana
un espaldarazo. Al mismo tiempo, está rechazando los intentos
desestabilizadores de la oligarquía y de Washington.
El papa no viene a la región con un plan político pre-establecido. Aún
es muy prematuro hablar de la constitución de nuevos bloques. El mundo está muy
dividido y estamos presenciando como la lucha por la hegemonía se agudiza. En
el caso de América latina, hay fuertes divisiones. Aún hay países dominados por
oligarquías locales que utilizan su fuerza ideológica y/o armada para reprimir
sus pueblos. Esta división es, a su vez, abanicada por EEUU.
Otra escala del papa es Bolivia que vive cambios profundos. También
tiene aspiraciones a tener una salida al mar. Tiene a toda la comunidad
internacional a su favor. El hecho que el papa incluyera a Bolivia en su
primera visita a la región es muy significativo. Chile, a su vez, ha sostenido
un discurso equivocado por casi un siglo en torno a su diferendo con Bolivia.
Sin duda, el papa Francisco ha manejado con mucha habilidad su
discurso en torno a los puntos más sobresalientes en la agenda mundial y
regional. Con relación a su encíclica, en defensa del ambiente, ha identificado
los responsables del panorama desastroso en que se presenta el futuro de la
humanidad. Somos una especie en peligro de extinción. El papa reitera la
necesidad de poner fin a las políticas del 'capitalismo salvaje' y las acciones
de despojo sistemáticos que los sectores dominantes desarrollan a escala
global.
El papa visita al pueblo de Paraguay, no a su presidente de turno.
Quiere darle fuerza a su gente en su lucha histórica por reconstruir un país
digno y soberano. Es un rechazo por parte del papa a la creciente
militarización y empobrecimiento de lo que fue un ejemplo de desarrollo para
toda la región.
Hay una clara diferencia entre un cardenal en el marco de la política
local y un papa que tiene que hablar a nombre de una Iglesia que reclama más de
mil millones de adherentes. La presidente de Argentina, Cristina Fernández, no
ha cambiado su política populista resultado de la correlación de fuerzas
sociales en su país. Su preocupación principal es que su partido gane las
próximas elecciones. Bergoglio está muy lejos de esa lucha electoral entre los
sectores dominantes argentinos. Sin duda, tendrá sus preferencias. Sin embargo,
ya no es el cardenal ni el arzobispo de Buenos Aires.
La figura del papa - u Obispo de Roma - perdió mucha influencia
política en el siglo XX. En la medida en que adopta políticas más cercanas a
los sectores populares puede recuperar esos espacios perdidos. Algo de eso le
permitió a Juan XXIII rescatar el perfil de una Iglesia católica derrotada hace
medio siglo. En la otra dirección, el papa Juan Pablo II encabezó una cruzada
anticomunista que le permitió consolidar una alianza con los sectores más
poderosos del mundo financiero. Ahora, Francisco se enfrenta a los retos del
siglo XXI con decisión y bastante originalidad. La cuestión sobre el
capitalismo salvaje, la destrucción de la naturaleza, la creciente pobreza y
las guerras son temas que a todos preocupa. Francisco ha logrado tocar fibras
que trascienden los templos y llegan a los hogares, a los centros de trabajo y
a las escuelas en el mundo entero.
9 de julio de 2015.
*Profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA.
*Profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA.
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