En el siglo XXI, la
izquierda lucha por una democracia participativa. En cambio, la derecha
defiende el neoliberalismo.
Marco A. Gandásegui, h. / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
La izquierda y la
derecha son dos formas de hacer política. Los términos fueron acuñados con
motivo de la convocatoria de la Asamblea Nacional en el contexto de la
Revolución francesa hace 230 años. Los 500 delegados se reunieron en un
gimnasio de Versalles (en las afueras de París). Los partidarios de la creación
de la República se apostaron a la izquierda y los monárquicos a la derecha. Los
que impulsaban los cambios y los que luchaban por conservar el pasado se enfrentaron
en dos campos muy bien definidos. Ha pasado mucho tiempo y aún en muchos
cuerpos legislativos en el mundo sus miembros toman las mismas posiciones: los
que promueven los cambios a la izquierda y los que quieren detener el progreso
a la derecha.
En la actualidad, los
términos siguen muy en uso, especialmente en América latina. En el siglo XX, la
izquierda era asociada con las distintas variantes de socialismo donde los
trabajadores jugarían un papel preponderante. La derecha, en cambio, se vinculaba
con los proyectos capitalistas que promovían los sectores sociales asociados
con las potencias imperialistas. La organización de la producción capitalista
en la región latinoamericana fue impuesta a sangre y fuego. (En el resto del
mundo fue igual). La política agro-minera exportadora tuvo que recurrir a la
fuerza, con gobiernos de derecha de corte militar o civil. Igual ocurrió con la
instalación de gobiernos que promovieron la industrialización mediante la
sustitución de importaciones.
A fines del siglo XX,
con el agotamiento del crecimiento capitalista a escala mundial, se adoptaron
políticas neoliberales (es decir, una renovación de las políticas liberales
anteriores). La derecha se recicló y asumió un papel también renovado con
gobiernos represivos. La izquierda – en gran parte de la región - estuvo
durante un par de décadas o más resistiendo o conteniendo la ofensiva
neoliberal promovida por una derecha insaciable. A fines del siglo pasado y
principios del actual surgieron alternativas de izquierda cuyo discurso era en
contra de las políticas neoliberales y a favor de alternativas que favorecieran
a los sectores más pobres de la población.
La izquierda no
planteaba transformaciones radicales, más bien proponía una redistribución
parcial de las enormes riquezas que producían los trabajadores de cada país. La
derecha se opuso a estos cambios y logró con éxito derrocar los gobernantes de
izquierda en Paraguay, Honduras y Brasil. En otros países como Argentina,
Uruguay y Chile se desarrollan políticas neoliberales.
Según las definiciones
más acertadas, “la ideología neoliberal se sustenta en la creencia de que los
mercados abiertos, competitivos y ‘no regulados’, representan el mecanismo
óptimo para el desarrollo socioeconómico”. Cualquier gobierno que disiente de
un programa que no sigue esta línea es considerado dictatorial y totalitario
por la derecha en Washington y en la región.
Es en este marco que
hay que analizar el conflicto ente la derecha y la izquierda a principios del
siglo XXI. Nik Theodore y sus asociados señalan que “la reacción del mundo
industrializado, aunque vacilante al comienzo, fue comenzar a desmontar los
componentes institucionales básicos de los acuerdos de posguerra, para poner en
marcha un conjunto de políticas orientadas a fortalecer la disciplina del
mercado y la competencia”.
En países como
Venezuela, Bolivia y Ecuador, la propaganda de la derecha (apoyada por EEUU)
acusa a los gobiernos de dictatoriales
por no poner en primer lugar la ‘disciplina del mercado’. La izquierda es
demonizada. Incluso, se buscaron viejos ‘izquierdistas’ para criticar a los
gobiernos que proponían la construcción de Estados de bienestar a lo Keynes.
Recientemente, en torno
a la violencia desata por la derecha (y Washington) en Venezuela, una carta de
intelectuales supuestamente de izquierda criticó al gobierno chavista por sus
errores administrativos. Sin embargo, no mencionó las tácticas terroristas de
la derecha. Todos los ‘viejos’ izquierdistas, que se fueron a la derecha
quedaron descalificados por sus exabruptos.
En la Asamblea
Nacional, en el centro de la Revolución francesa, muchos delegados del ‘llano’
y de la ‘montaña’, que conformaban la izquierda, se pasaban a menudo al lado de
la derecha, formada por nobles y burgueses. También se daban casos de
deserciones de la derecha para enriquecer las filas de la izquierda. No hay que
perder de vista, sin embargo, que la izquierda quería la República y no la
monarquía. Igual en el siglo XXI, la izquierda lucha por una democracia
participativa. En cambio, la derecha defiende el neoliberalismo.
8 de junio de 2017.
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