25 de Noviembre, Día por la No Violencia
contra las Mujeres, es día de marchas,
pancartas, canciones, gritos, mensajes, lenguajes nuevos porque es el mismísimo
cumpleaños de la vía reivindicativa, propositiva, consciente y amplia.
Celebramos la resiliencia de la dignidad humana.
Julie
Abbott /Especial para Con Nuestra América
El periodismo
costarricense que informa y hace análisis coyuntural por las mañanas goza de un
mercado más allá de lo cautivo: las interminables presas automovilísticas
josefinas. Seguramente no es esta la única urbe latinoamericana en la que se
pasa horas dentro de los automóviles con la radio encendida.
El programa radial Nuestra Voz es una institución erigida
por la periodista Amelia Rueda (www.ameliarueda.com) en Radio Monumental (93.5FM) del dial
costarricense, que hoy hizo una critica poco profunda de este tenor: “Las
marchas del 25/nov ¿Para qué? NO han funcionado si de todos modos hay
femicidios. Más bien hay más femicidios”; y “La iniciativa del tercer marcador del INAMU (Instituto Nacional de las
Mujeres de Costa Rica) ¿Para contar que
en el próximo partido de futbol habrá una agresión más que en la anterior? …
Eso NO funciona”. El tercer marcador fue una iniciativa que levantó el INAMU junto
con Canal 7 de Costa Rica, en la que se publicaba, a la par de los dos
marcadores de goles, el número de
llamadas en tiempo real al #911
denunciando agresiones en contra de
mujeres en hogares y ambientes sociales en los que se ve el futbol.
Y esta de otro
periodista-locutor costarricense: “Que
hagan algo diferente; si las mujeres no se matan entre ellas, las matan sus
compañeros”. ¡Eureka! Aprendizaje.
Aprendizaje producto del trabajo articulado y coherente de
organizaciones feministas a lo largo de la vida de un joven periodista.
Dan pena las opciones
fáciles de los medios, y la crítica como vicio cansa sin que aporte. Más pena por
la ausencia de voluntad política a la altura, y la ausencia de sentido
aritmético básico por no decir pena la ignorancia deliberada al micrófono.
Explico: si un programa radial no se compromete sin desmayo con la lucha para
erradicar una deformación colonizadora de larga data, amplio espectro y en
plena vigencia, por lo menos tendría que
poder sumar y restar bien para comunicar
que los femicidios serían muchos más, proporcionalmente con mayor
crecimiento y mucho más impunes en ausencia del trabajo de las organizaciones
de las mujeres, de sus organizaciones, marchas y campañas a lo largo y ancho de
nuestra América. Desagregar los
femicidios de otras criminalidades,
caracterizar la violencia contra las mujeres, proponer y lograr aprobación y
aplicación de leyes para prevención,
sanción y erradicación son propósitos muy vivos, eso hay que entenderlo. El
periodista-locutor costarricense no hubiese llegado a sentirse más integral y
menos “su género versión mayoritaria” por saber y decir que “las mujeres no se
matan entre ellas; las matan los hombres” de no ser por (entre otros) las
marchas. No se lo enseñaron en la escuela, ni en la casa.
En Guatemala la pena va
de las formas que toma la negación del genocidio, algo que también tiene su versión preconsciente
con nota de ignorancia deliberada. Es
frecuente oir hoy que “en Guatemala no hubo genocidio porque la
población indígena ahí está”. Toca
responder que para concluir que las vertebralidades sociocriminales de
Guatemala SI cometieron genocidio, bastan 200,000 muertos con 45,000
desapariciones (5,000 menores edad) y 1 millón de desplazados y más de 3
décadas de encubrimiento de las acciones genocidas asentadas en los planes y
rigores de esta convocatoria afirmativo
masculinizante; yo me refiero al “Ejército” en abstracto así, como “la convocatoria afirmativo masculinizante”
cuando trabajo en análisis de su impacto en la sociedad guatemalteca y
emplazo a jóvenes estudiantes hombres a que desconfíen
de las convocatorias a las que por su condición de género, se verán expuestos.
La firma de los Acuerdos de Paz firme y duradera Guatemala firmada en diciembre
de 1996, le puso fin a un conflicto
armado que cuenta oficialmente con 36 años de duración. La firma resultó ser acto fundante de una era
de sucesiones de gobiernos de dudosa reputación democrática y que han rendido
poco o nulo trastocamiento
estructural. Lo cuento para pasar a mi
recuento personal del año y que remite a ese ejército, al encubrimiento y a la
negación del genocidio guatemalteco y por supuesto remite al reconocimiento de
las luchas desde colectivos y organizaciones.
En la madrugada del 23 de Mayo de 2018 asistí al nacimiento de un mojón
histórico en el acto de lectura de la sentencia del caso Molina
Theissen en Ciudad de Guatemala. Quedó
escrito, asentado y probado que el ejército de Guatemala en 1981 y antes y
después, hizo uso de la violencia sexual colectiva e individual en
interrogatorios que eran práctica común durante las detenciones ilegales de
mujeres en sus propios cuarteles. Interlocutor a conveniencia de la Guerra Fria
el ejército guatemalteco accionó contra pobres y/o población organizada y/o
indígenas, con accesos específicos a las mujeres por su condición de mujeres,
también pobres y/o organizadas y/o indígenas.
La calidad del ejército de “empresa criminal conjunta” fue inscrita en la historia de mi país a lo
largo del juicio. La sentencia está disponible en PDF en este enlace: https://drive.google.com/file/d/1-RQammFu9ONdWEy9BolQoucWoURDuQvo/view
Marco Antonio Molina
Theissen permanece desaparecido sin que los tres generales y un coronel del
ejército condenados accedan a dar las claves sobre el paradero de sus
restos. Los oficiales fueron condenados
por la coordinación de su secuestro, cuando era un niño de 14 años. Fueron condenados también por los delitos de (omisión de) deberes de humanidad
y violación con agravación de la pena, el resumen de sus ejercicios sobre la
humanidad de la sobreviviente Emma Molina Theissen durante los 9 días que duró su detención
ilegal en un destacamento militar a manos de, o con conocimiento probado de,
los oficiales. Emma Molina Theissen evadió su cautiverio al día 9. Un día más tarde tuvo lugar el secuestro de
Marco Antonio.
Abordar, intentar
entender, desentrañar para concatenar las mutaciones de los motus colonizadores
es en sí, posicionamiento político; es acción política en su acepción no-electorera y libre de pose.
Ya no se puede no reconocer a esa luz fuerte
y clara, sobre las violencias
contra las mujeres que alumbra desde el
presufragismo hasta el lamentable femicidio de Stephanie Castro Mora en
Escazú/San José de Costa Rica el pasado 14 de noviembre; alumbra las ablaciones, los encarcelamientos
por abortos espontáneos, los indicadores desagregados por género que componen
el Indice de Desarrollo Humano; alumbra a las Madres y Abuelas de Argentina
creciéndose políticamente mientras demandan, encuentran y siguen buscando a sus
nietos y nietas; pone el foco sobre los
más altos índices de maternidad precoz
en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua y más. Y sí, todo por hacer, siempre, pero la luz de
los feminismos forjada está y si, alerta ¡Alerta! Porque está más viva que sus
grandes causas.
18 organizaciones
feministas costarricenses (Aborto Legal
Costa Rica, Centro Feminista de Información y Acción CEFEMINA, Chicas en Cleta,
Colectiva Coexistir, Colectiva por el Derecho a Decidir, Colectiva
Trans-Parencias, Feministas Independientes, Las Rojas Costa Rica, Lucha Mujer,
Mujeres en Acción, Mujer no estás sola, Ni una Menos Costa Rica, Red Feminista
Contra la Violencia hacia Las Mujeres, Red de Mujeres Migrantes
Nicaragüenses, Red de Mujeres Rurales de
Costa Rica, Secretaría de la Mujer Frente Amplio, y The Handmaids Costa Rica) suscriben y suman voces a un grito procedente
para este año nuevo feminista 2018/19 a celebrarse el próximo 25 de Noviembre, “¡Nuestros cuerpos NO pagarán esta
crisis! ¡La violencia estructural
también mata! Como organizaciones feministas, de mujeres y de mujeres sindicalistas
reafirmamos la voluntad y el compromiso de defendernos ante la violencia
estructural, impedir los retrocesos y avanzar hacia un futuro en el que la
violencia contra las mujeres llegue a ser erradicada.”
Allí las sujetas
políticas, nuestras voces. Allí el análisis, la conciencia, la lectura de las
causas y las formas, la convocatoria y un compromiso con la contención, con el
avance sin desmayo, sin miedo, con luz a propia mano.
25 de Noviembre, Día
por la No Violencia contra las Mujeres,
es día de marchas, pancartas, canciones, gritos, mensajes, lenguajes
nuevos porque es el mismísimo cumpleaños de la vía reivindicativa, propositiva,
consciente y amplia. Celebramos la resiliencia de la dignidad humana. En San José de Costa Rica marcharemos el 23
de Noviembre; marcharemos el 25 de Noviembre.
Costa Rica, Guatemala, y Nuestra
América: que se sumen a quienes les sea
posible no temer. ¿Temer a qué? Esa es la gran reflexión que se
pretende. Puedo asegurar que celebrar
por todo lo alto el “año nuevo feminista” procede y se siente bien.
Me pongo banal y digo
que tuve mucha mala suerte por haber oído de buena mañana en San José de Costa
Rica un programa de radio que pretende ser de análisis con su
“¿Para qué otra marcha?” Total,
no hace mucho dijo Trump que “nunca se le vería en una fotografía con la imagen
del Che de fondo”. Good for Ché! Pues
bien, analogías fuertes aparte, mañana de camino a la marcha me tocará oir que
el periodismo de Amelia Rueda se lave la cara, porque se pondrá al teléfono la Ministra de la
Condición de la Mujer; apuesto a que el diálogo será cordial. Este final sólo puede suceder en Costa Rica
este país pequeño. ¡Feliz Año feminista Nuestra América!
*Activista feminista guatemalteca
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