Un viento de esperanzas
se levanta con el triunfo electoral de Andrés Manuel Lopez Obrador en México
quien, en sus primeras declaraciones, ha marcado clara distancia con los
regímenes neoliberales de las últimas décadas, anunciado medidas para enfrentar
los grandes problemas internos y manifestado su decisión de mantener mejores
relaciones con sus pares latinoamericanos y caribeños.
Eduardo Paz Rada / Rebelión
La presidencia de Andrés Manuel López Obrador despierta esperanza frente a la ola neoliberal en el continente. |
La ofensiva de los
poderes fácticos de los grandes medios de comunicación, las oligarquías y
burguesías locales, los aparatos judiciales, las iglesias fundamentalistas
conservadoras y los partidos neoliberales, todos ellos apadrinados por los
tentáculos del imperialismo, han conseguido en los últimos años revertir los
procesos nacionalistas y antiimperialistas de liberación nacional así como los
procesos de integración latinoamericana y caribeña que avanzaron en los años
precedentes, abriendo un rumbo incierto en la política regional.
La elección de Jair
Bolsonaro como presidente de Brasil es, en este periodo, la culminación de un
Golpe de Estado contra la presidente Dilma Rousseff y la persecución sañuda y
malintencionada contra Lula Da Silva, tomando en cuenta la importancia
estratégica de Brasil en los equilibrios geopolíticos y geoeconómicos. Por otra
parte es también parte de la escalada de agresión la iniciada en 2014 contra la
revolución bolivariana de Venezuela, el ascenso electoral del neoliberal
Mauricio Macri en Argentina y el alineamiento de varios gobiernos en el llamado
Grupo de Lima, adherido a las políticas Donald Trump.
Sin embargo, un viento
de esperanzas se levanta con el triunfo electoral de Andrés Manuel Lopez
Obrador en México quien, en sus primeras declaraciones, ha marcado clara
distancia con los regímenes neoliberales de las últimas décadas, anunciado
medidas para enfrentar los grandes problemas internos y manifestado su decisión
de mantener mejores relaciones con sus pares latinoamericanos y caribeños.
Marcando terreno ha invitado a Nicolas Maduro, Daniel Ortega, Evo Morales y
Miguel Diaz a su posesión el primero de diciembre próximo.
La importancia de
México radica en la influencia continental que tuvo en su momento la Revolución
Mexicana, su política internacional totalmente soberana frente a Estados Unidos
hasta la llegada de los gobiernos neoliberales de los últimos treinta años. Fue
durante treinta años (1959-1989) un defensor de la soberanía y los derechos
cubanos frente a la embestida y el bloqueo norteamericano y ahora representa
las posibilidades de frenar la ofensiva xenófoba del gobierno de Washington.
La política
norteamericana sobre América Latina y el Caribe se inscribe en la dinámica de
la multipolaridad de la geopolítica mundial y ahora enfrenta a la potencia
política, económica, financiera, comercial y militar de China, Rusia, India e
Irán que han desarrollando relaciones importantes con prácticamente todos los
países de la región, dejando en una situación de debilidad e incertidumbre su
tradicional hegemonía.
Esto no descarta que el
gobierno de Trump continúe con sus amenazas, agresiones e invasiones tomando en
cuenta que tiene más de setenta bases militares desplazadas en la región y su
Cuarta Flota Militar en navegación permanente, con el apoyo cómplice de
gobiernos como los de Macri en Argentina, Piñera en Chile, Duque en Colombia y
ahora Bolsonaro en Brasil, los que sin embargo empiezan a sentir las
movilizaciones y protestas del pueblo contra sus políticas antinacionales y
antipopulares.
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