Donald Trump se
enfrenta a elecciones parciales la próxima semana. Los resultados de las
elecciones en la Cámara de Representantes de EEUU (450 curules), programadas
para el martes 6 de noviembre, abrirán nuevos escenarios que afectarán el
futuro inmediato de ese país y del mundo. Está en juego la presidencia de
Donald Trump.
Marco Gandásegui, h. / Para Con
Nuestra América
Desde
Ciudad Panamá
A diferencia de los
gobiernos de EEUU que lo antecedieron en el siglo XX, el presidente Trump no
está al servicio del establishment financiero que controla la distribución del
capital (los excedentes del sector productivo) y de su burocracia que
administra las relaciones sociales de dominación (el Estado). Trump es vocero
de un sector minoritario de la oligarquía norteamericana que pretende recuperar
parte o la totalidad del poder político que ha estado perdiendo en forma
consistente después de la II guerra mundial. El enemigo de Trump es el
establishment.
Entre 1895 y 1990 por
cada dólar invertido en el sector productivo (industria y agricultura) se
invertían 18 centavos en activos fijos, procesos de fusiones y absorciones. A
partir de 1990 por cada dólar invertido en impulsar la economía productiva, las
empresas en EEUU gastaron 68 centavos destinados a procesos de reestructuración
y concentración empresarial. Como consecuencia, en los últimos veinticinco años
la cuota de mercado de las 100 mayores multinacionales del mundo se duplicó,
pasando del 9% del total mundial en 1990 al 21% en 2017.
En las elecciones de
2016 Trump logró organizar una campaña político-electoral que primero le
permitió secuestrar al Partido Republicano (en agosto) e, inmediatamente,
conducir al partido de Lincoln a un triunfo electoral sorpresivo (en noviembre)
que lo llevó a la Casa Blanca (en enero de 2017).
El enfrentamiento entre
las dos fracciones del capital norteamericano es asimétrico. El sector más
poderosos del establishment, que controla el capital financiero, no sólo sirve
de pivote para las inversiones dentro de la economía norteamericana, también ha
construido una red global que incluye Europa, pretende incorporar a China y,
además, controla la periferia del sistema capitalista, que incluye América
latina.
Según Krugman, Trump
representa sectores importantes del gran capital industrial, de bienes raíces,
agroindustrial y energético. Para equilibrar la asimetría en lo político, Trump
logró alinear sectores importantes de la clase obrera empobrecida de EEUU y
sectores que aún conservan una ideología conservadora (el “Tea Party”) así como
los resentidos racistas. Para debilitar al sector financiero en el plano
internacional, Trump, por un lado, se acerca a Rusia y, por el otro, le declara
la guerra comercial a China.
Donald Trump se
enfrenta a elecciones parciales la próxima semana. Los resultados de las
elecciones en la Cámara de Representantes de EEUU (450 curules), programadas
para el martes 6 de noviembre, abrirán nuevos escenarios que afectarán el
futuro inmediato de ese país y del mundo. Está en juego la presidencia de
Donald Trump. Si el Partido Republicano conserva su mayoría en el Congreso, se
desatarán un conjunto de procesos promovidos por la Casa Blanca. Si pierde, se
producirán otros eventos, algunos predecibles y otros menos.
¿Qué pasa si el partido
de Trump gana en 2018? Lo más probable es que en 2020 triunfe en las elecciones
presidenciales programadas para ese año y siga en la Casa Blanca hasta 2024.
También existe la posibilidad de que intente eliminar la enmienda numero 25 de
la Constitución de EEUU que impide que el jefe de gobierno ocupe esa posición
por más de dos períodos. Esto significaría en el plano internacional un fin de
la ‘globalización’ que pretendía acabar con las fronteras y dejar establecido
un gobierno mundial controlado por los centros financieros y el poder militar
de EEUU. En su lugar, algo igual de pernicioso, Trump contribuiría a consolidar
el poder económico y militar – y cultural – centrado en EEUU convirtiendo el
resto del mundo en sus ‘vasallos’. Los vasallos serían sus aliados
tradicionales, igualmente sus contrincantes – residuos de la guerra fría - así como la periferia.
Esta posibilidad crea
un escenario de conflictos sin precedente. Trump cree estar en condiciones de
enfrentar al mundo y derrotarlo, utilizando sobre todo su enorme poderío
militar. (El 70 por ciento de todos los gastos militares en el mundo se
concentran en EEUU).
Si las elecciones de la
próxima semana en EEUU no favorecen a Trump, puede tener la seguridad que no
podrá reelegirse en 2020. Además, es probable que no llegue a 2020 como
presidente. La Cámara de Representantes iniciaría en 2019 un juicio (impeachment) para destituirlo. El Senado
actuaría como jurado ante las denuncias de la Cámara. En un escenario de este
tipo pueden darse sorpresas. Sin embargo, lo más probable es que la maquinaria
del ‘establishment’ logre apaciguar cualquier sector con ideas fuera del
contexto constitucional.
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