Esta
semana el gobierno que todavía no lo es, ha recibido un feroz ataque de los
grandes medios de comunicación que revela el agravio que ha sufrido el poder
económico con su derrota en la consulta popular sobre el el proyecto del Nuevo
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad Tegucigalpa,
Honduras
Me
siento a escribir esta nota el 1 de noviembre de 2018, cuando estoy a punto de
salir a celebrar el día de muertos con mis paisanos guatemaltecos y otros
amigos en Puebla. Tengo la fortuna de tener la oportunidad de celebrar todos
los años el día de difuntos tal como se
celebra en Guatemala: el 1 de noviembre y comiendo fiambre. En México, estamos
en este día a un mes de que asuma el gobierno de Andrés Manuel López Obrador
y que se inicie la “Cuarta Transformación”. No ha asumido aún la conducción estatal ese gobierno que todavía no lo es y ya ha empezado a recibir feroces ataques de
todos los que sienten que serán
afectados con sus políticas y
decisiones.
El
primer round de este gobierno que todavía no lo
es, tiene que ver con dos asuntos que serán nodales en la Cuarta
Transformación: la separación del poder político con respecto al poder
económico y la democracia participativa. Ambos temas están en el fondo de la
controversia que ha suscitado la construcción del Nuevo Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México (NAICM). Andrés Manuel fue sumamente claro
a lo largo de su campaña con respecto a este megaproyecto que tenía un costo
enorme (15 mil millones de dólares más un costosísimo mantenimiento anual) por
ser construido en un terreno que antaño fue el lago de Texcoco y que por ello
tiene un suelo asentado en un fondo lleno de agua y lodo. El proyecto es además
ecocida porque se hubiera secado el lago Nabor Carrillo y eliminar a
todas las aves que allí se han asentado. Las pistas de aterrizaje tendrían que
ser reparadas constantemente porque sufrirían hundimientos debido a la
naturaleza del suelo en donde serían construidas. Toda esa zona de Texcoco hubiera
dejado de ser un vaso regulador y fuente de absorción de agua para la Ciudad de
México. El edificio del aeropuerto
diseñado en forma de una X estilizada por el arquitecto británico Norman
Foster, también tenía un costo de mantenimiento altísimo por la enorme cantidad
de cristales y ventanales que caracterizan a sus diseños. Cabe agregar que el
famoso arquitecto ha sido criticado por ello y por algunos de sus diseños que
han resultado fallidos.
El
nuevo aeropuerto llevaba en este momento un 20% en su construcción, sufragada
la misma con fondos gubernamentales, con los que se pagaba a contratistas
privados que en lo esencial han formado parte del poder económico que ha
dominado a México en su etapa neoliberal. Esto es lo que ha terminado el
domingo 28 de octubre cuando una consulta popular que se inició el 25 de
octubre durante tres días convocó a un millón de votantes de 538 municipios de
todo el país. El resultado de la encuesta fue que el 70% de los que sufragaron,
lo hicieron en el sentido de que en lugar de construir el nuevo aeropuerto, se
hiciera un complejo aeroportuario que integrará al actual Aeropuerto
Internacional Benito Juárez con el Aeropuerto de Toluca y el actual aeropuerto
militar de la Base Militar Santa Lucía.
Esta
semana el gobierno que todavía no lo es, ha recibido un feroz ataque de los
grandes medios de comunicación que revela el agravio que ha sufrido el poder
económico con su derrota en la consulta popular. El gobierno de López Obrador
está revelando con esta consulta que hará realidad su planteamiento de separar
el poder político del poder económico. El gobierno de Peña Nieto ha mostrado
hasta qué punto el poder económico ha estado dominando al poder político,
cuando el presidente declara que mantendrá la construcción hasta el último día
de su mandato. En pocas palabras, la obsecuencia de Peña Nieto a ese poder económico, llega al extremo de
seguir gastando el dinero de los contribuyentes
en una obra que será suspendida el próximo 1 de diciembre. Los ataques
del poder económico y de sus voceros se han centrado en la supuesta ilegalidad
de la Consulta Popular del 25-28 de octubre. Las críticas han expresado que la
consulta es una manera de Andrés Manuel de evadir responsabilidades que le
competen. También se han centrado en la ilegitimidad de las consultas populares
para tomar decisiones trascendentes. Finalmente ha expresado que las consultas
son ilegales y también que la consulta referida es una traición a la
democracia.
En
efecto, la consulta popular es una traición a la democracia. No a la democracia
en general, sino a una visión particular de la democracia: la democracia
schumpeteriana. Esa democracia elitista y procedimental a la que son afectos
los neoliberales. Esa democracia que concibe la participación ciudadana como el
votar para elegir gobernantes entre las distintas élites y luego regresarse a
su casa. El establishment neoliberal y sus afectos se tendrán que acostumbrar.
En
México las consultas populares serán parte inherente de la Cuarta
Transformación.
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