Las
consultas populares expresan una forma distinta de democracia con respecto a la neoliberal. La democracia
neoliberal es la schumpeteriana: la participación ciudadana se concibe
solamente en los días de elegir representantes populares los cuales
generalmente provienen de las élites.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México
Indudablemente
el gobierno electo de Andrés Manuel López Obrador ha conseguido resultados antes
del próximo 1 de diciembre.
Recientemente el periodista
Epigmenio Ibarra ha destacado los cuatro principales logros de un gobierno que
todavía no lo es. En primer lugar, la reducción en un 50% de los gastos de
publicidad gubernamental que corta una
relación perversa entre la prensa y el poder político; en segundo lugar, la
cancelación del proyecto del Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México,
muestra clara de la separación del poder político y el económico; en
tercer lugar, la eliminación de la millonaria pensión a los expresidentes del
país y finalmente, el cambia de la
seguridad pública como defensa nacional a la seguridad del ciudadano. Además,
nombrar a los Secretarios de Defensa y de Marina, fuera de las ternas que le
presentaron los mandos castrenses.
Pero
hay un logro que a mí me parece
importante resaltar. El gobierno electo
ya comenzó a cambiar el ejercicio democrático en México al realizar la consulta popular del 25 al 28
de noviembre de 2018 para tomar una decisión sobre la forma en que se resolverá
el congestionamiento de tránsito aéreo en la capital del país. El 70% del poco
más del millón de personas que participaron en dicha consulta, decidieron
ampliar la base aérea de Santa Lucia, aprovechar el aeropuerto de Toluca
y cancelar la construcción del megaproyecto de Texcoco. La Cuarta
Transformación como se le llama a la nueva época que se intenta inaugurar, busca que en México haya
elecciones libres y limpias en vez del fraude electoral recurrente y además
pretende profundizar la democracia a través de la creación de mecanismos de
democracia participativa. Las consultas populares, a las cuales se buscará
eliminarle los candados constitucionales que las hacen inviables, se
convertirán en ejercicios democráticos
de carácter vinculante. En su destilo coloquial el presidente electo ha
respondido a las críticas a este ejercicio con un humorístico “váyanse
acostumbrando”.
Las
noticias nos dicen que López Obrador ya ha anunciado una nueva consulta popular
para saber si la población aprueba la construcción del Tren Maya en la
península yucateca, la nueva refinería en Tabasco, el proyecto transistmico de
Tehuantepec y los programas de apoyo a
los jóvenes y personas de tercera edad.
La consulta popular se realizará entre el 24 y el 25 de noviembre y se
espera que la participación también sea más de la esperada como sucedió con la
del aeropuerto. Las consultas populares expresan una forma distinta de
democracia con respecto a la neoliberal.
La democracia neoliberal es la schumpeteriana: la participación ciudadana se
concibe solamente en los días de elegir representantes populares los cuales
generalmente provienen de las élites.
La
derecha neoliberal ha criticado estos ejercicios democráticos calificándolos de
populistas e ilegales. Ciertamente la forma en que se han realizado estas
consultas no son las que establece la legalidad establecida, pero tampoco están
prohibidas. Pero cierto es que este ejercicio es mucho más democrático que las
decisiones opacas y cupulares que en México nos han llevado al desastre.
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