Una reseña sobre una conferencia necesaria en el mundo académico sobre todo proviniendo de una voz independiente, más allá de sus vínculos con las Naciones Unidas, en materia de Derechos Humanos.
José Toledo Alcalde / Para Con Nuestra América
Patricia Arias |
Con más de siete años en tema de organizaciones mercenarias y derechos humanos en las Naciones Unidas, como miembro independiente, Arias realizó una síntesis sobre la estructura de la ONU con énfasis en los denominados Procedimientos Especiales de la ONU en la protección de los derechos humanos. Tema, por demás decirlo, de alta complejidad debido a la gran responsabilidad de los Expertos Independientes (EI) involucrados, en calidad de voluntariado, los cuales tienen por objetivo examinar, supervisar, informar públicamente y asesorar desde la perspectiva de DDHH dependiendo del contexto geopolítico y del tema desarrollado por cada grupo de trabajo.
La especialista Arias inició su intervención colocando los tres pilares sobre los cuales esta fundado la ONU: Paz y seguridad, desarrollo y DD.HH. Ella entiende las tres columnas fundantes en la medida que cada una se entrelaza y juegan roles trasversales en clara manifestación de sinergia estructural y organizativa.
Sobre el tema de la trasversalidad de los ejes fundantes de las ONU, Arias comentó detalladamente hechos que quiebran toda estructura de principios basado en el espíritu fundante de las Naciones Unidas como son los derechos humanos. Resaltaremos tres menciones: Consejo de Seguridad, mercenarios y medidas coercitivas unilaterales.
Consejo de Seguridad. Según la especialista, lo cual no es secreto para nadie, el Consejo de Seguridad rompe todo principio de respeto y protección de derechos humanos, así como toda lógica de coordinación integrada de las tres columnas fundantes. Para Arias, no existe desarrollo “sin respeto y protección de los DD.HH. […]. Con la paz y seguridad sería lo mismo”. Según Arias, la historia de las Naciones Unidas demuestra, en los últimos años, en materia de paz y seguridad, que “las decisiones del Consejo de Seguridad no han logrado la paz pretendida, sino que han ocasionado muchas veces más estragos de los que habían antes de las intervenciones; el caso de Irak es uno”.
Como la historia lo demuestra, el genocidio contra la población irakí fue fundado sobre falacias respecto a la presencia de armas de destrucción masiva (nucleares) como lo aseveró el ex primer ministro Tony Blair y el exmandatario George W. Busch. En palabras de Mike Jackson, ex jefe del Ejercito británico, “lo que parecía ser oro en términos de inteligencia, resultó ser oro falso, parecía oro pero no lo era” (BBC News, 2013, 13 de marzo). De igual forma, Alan Greenspan, expresidente del banco central estadounidense (Reserva Federal) señaló que la verdadera razón era el control de las reservas del petróleo y cerrarles el paso a la Unión Europea, China e India al acceso al petróleo del OPEP.
El culmen del desquicio del mal hegemónico arrojó millones de dólares invertidos en armas de todo calibre y recursos humanos provenientes de las más oscuras cloacas del crimen mercenario existente en el planeta.
Los denominados registros de la Guerra de Irak (minuta de la guerra de Irak, filtración de documentos de la guerra de Irak), una colección de 391.832 reportes de campo de ejercito de los EE. UU. (del 1º de enero de 2004 al 31 diciembre de 2009), revelados por la organización mediática mundial WikiLeaks, uso en evidencia la existencia de 66.081 muertes civiles de un total de 109.000 asesinatos sistemáticos por medio de torturas. El 63% (23.984) fueron asesinatos etiquetados como “enemigos insurgentes”, 15.196 del “pis anfitrión” (las fuerzas del gobierno iraquí), 3771 asesinatos “amigos” (fuerzas de coalición). Cada día asesinaron un promedio de 31 civiles y todo con apoyo de las Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad que demostraron ser súbditos de las ordenanzas de los EE. UU. pisoteando todo principio de los Derechos Humanos Internacionales.
En palabras de (Valqui y González, 2004), “el genocidio de Irak [fue] consumado por 135, 000 marines y cerca de 20,000 mercenarios eufemísticamente llamados “contratistas”, procedentes de empresas militares privadas de Estados Unidos, Inglaterra y áfrica del Sur. Muchos de ellos […] vinculados a la violación de los derechos humanos en Chile, Sudáfrica, Vietnam e Irlanda del Norte” (p.17).
Mercenarios. Arias hizo referencia al Grupo de trabajo de EI sobre la utilización de mercenarios como medio de violar los DDHH y de obstaculizar el ejercicio del derecho de los pueblos a la autodeterminación. Para Arias los profesionales de guerra, atractivamente presentados por Hollywood, son mercenarios. Asesinos a sueldo entre los cuales citó al mercenario francés Bob Denard y la compañía BlackWalter. Según afirma Arias, estas empresas militares de seguridad privada son canales de violación de derechos humanos cada vez más presentes en el mundo sobre todo en países pobres en donde los sistemas de corrupción en las fuerzas policiales abren espacios a las compañías privadas sin presencia del Estado.
Arias recordó, en el caso de Irak, que fueron 70% de exmilitares y 30% de ex policías las fuerzas usadas por los EEUU y aliados en territorios ocupados. Reveló un dato interesante Arias, cuando estos grupos de criminales a sueldo, mercenarios, infringen los DDHH, el Estado contratante como el caso de los EE. UU. “se lava las manos” y atribuye responsabilidades a las compañías de seguridad que no dudan en cambiarse de nombres, subcontratar como lo sucedido en Irak, Siria, etc. Como muy bien podrían ser casos como lo sucedido contra la Republica Bolivariana de Venezuela por la denominada “Operación Gedeón” a manos de mercenarios venezolanos-norteamericanos.
De igual forma, hizo mención, al caso Abu Ghraib donde soldados y dos empresas fueron implicadas, Tital Corp. Y CACI Internacional. Según el informe del General Antonio Taguba (2004, 4 de abril), 11 soldaos fueron enjuiciados y condenados; ninguna compañía contratista fue implicada (2003). En este caso BlackWater asesinaron a 17 irakies y decenas de heridos. Después de un corto periodo de prisión fueron indultados por D. Trump. Como es de publico conocimiento, personal de la Compañía 372 de la Policía Militar de los EE. UU., agentes de la CIA y contratistas militares (mercenarios), muchos de estos provenientes de Chile, según Arias, cometieron vejámenes y crímenes de guerra contra prisioneros como en el caso de Satar Jabar acusado por robo de automóviles y no por crímenes de terrorismo. Programas como CBS, The New Yorker y New York Times (2005, 12 de enero) informaron a la opinión pública de las atrocidades cometidas.
Para Arias lamentablemente, “hay Estados que no se han adherido ni firmado ninguna convención-de los DDHH-como los EE. UU. A la luz de las evidencias de ruptura del derecho internacional y derechos humanos podríamos señalar como un hecho inaudito la presencia de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (Inter-American Comission on Human Rights) en Washington, D.C.
Medidas coercitivas unilaterales. A la pregunta sobre las persistentes medidas arbitrarias contra la Republica de Cuba, Arias respondió que esto obedece, más allá de motivaciones en el marco del derecho humano internacional, a razones políticas monitoreadas desde Nueva York y no desde Ginebra. La especialista enfatizó no estar de acuerdo con ningún tipo de bloqueo y señaló que de tener ella la responsabilidad del voto estaría en contra, definitivamente. “Los bloqueos no aportan a que los países salgan de sus problemas y los superen. Ellos solos dándole apoyo para que los superen por si mismos y no yendo a decirles como, ni menos con un bloqueo”.
Cabe recordar que el bloqueo económico, comercial y financiero (agregaríamos tecnológico, comunicacional y energético), instituido por J.F. Kennedy (1962, 3 de febrero) mediante orden ejecutiva 3447, es responsable a la fecha de daños que ascienden a 144 mil 413.4 millones de dólares. Esta arbitraria medida coercitiva unilateral, y no solo contra Cuba sino Venezuela y demás países del “eje del mal”, es violatoria de principio a fin de la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, así como todo principio del Derecho Humano Internacional existente. “Los que se pregonan como adalides de los derechos humanos, e incluso se otorgan el privilegio de “certificar” a los demás países en este rubro, son tan bestiales como cualquier otro conquistador. Están ávidos de riqueza y de poder y lo único que los mueve son sus intereses” (Valqui y González, 2004, p. 16).
Entre otros interesantes datos sobre la estructura de los Derechos Humanos al interior de la ONU, Arias fue concluyendo de forma dramática, afirmando que las convenciones no son capaces de controlar las violaciones de DD. HH; más aún al no ser, como la Declaratoria Universal de los DDHH, vinculantes. Vale decir, la poesía de los DDHH universalizados no son efectivas cuando quienes los dueños de los huevos hacen tortillas y entre estos se las reparten y atragantan, decidiendo quienes asesina, quienes son asesinados, quienes roban y quienes son saqueados y hambreados. ¿De que derechos universales estamos hablando, de los que ven sus derechos violados o de los que los violentan?
Finalmente, Arias concluyó con una afirmación que redondea apropiadamente lo que podríamos calificar como una conferencia necesaria en el mundo académico sobre todo proviniendo de una voz independiente, más allá de sus vínculos con las Naciones Unidas, en materia de Derechos Humanos: “Mirar la realidad con honestidad no es una manera de ser pesimistas, es una manera de estimularlos a que se mantengan trabajando en materia de DDHH. Es necesario que haya más gente, y sin ningún tipo de sesgo, en la protección de los DDHH”.
Referencia
Valqui, C., González, J. (coord.). (2004). Introducción. En: Valqui, C., Irak: Causas e Impactos de una Guerra Imperialista. 1ª ed. México, D.F. Jorale Editores, S.A. de C.V.
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