Desde que asumió el gobierno el presidente Javier Milei de espaldas al Congreso de la Nación, el 10 de diciembre de 2023, sabíamos que le declaraba a guerra al poder Legislativo, como también que su mensaje contenía una batería de medidas en contra del Estado y las instituciones democráticas.
Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina
El vallado y los miles de soldados antipiquetes operaron como fuerzas de choque contra transeúntes que volvían a sus casas y durante tres días fueron retenidos y tratados como prisioneros de guerra, razón que justifica el título de esta columna, dado el aberrante tratamiento efectuado a los ciudadanos que, como perejiles deambularon por presidios del AMBA hasta caer en la Justicia Federal como responsables de un posible golpe militar.
Argentina es un extenso territorio para llevar a cabo un experimento macabro articulado por el poder real que, a través de las redes sedujo a una parte importante de la población dispuesta a aceptar un cambio profundo en la cultura; el entramado tecnoligárquico ganador que mueve los hilos, encontró en el presidente Javier Milei al líder adecuado para llevar a cabo el proyecto.
Cada acción, cada movimiento ha sido fríamente calculado, contando desde luego con una ministra como Patricia Bullrich dispuesta a vigilar y castigar.
Con estos antecedentes y una gran escenografía de fondo, se detuvieron a 33 personas durante el tratamiento de la Ley Bases en el Senado, de las cuales, 28 fueron liberadas por la jueza María Romilda Servini de Cubría por falta de mérito luego de pasar entre dos y una semana detenida y, las cinco restantes, aún están a disposición de la justicia. Pero el objetivo de criminalizar la protesta social se cumplió al pie de la letra conforme los deseos del gobierno y de su primera responsable, la comandante Pato Bullrich, admiradora del modelo del presidente de El Salvador, Nayib Bukele.
Sin embargo, hubo un hecho destacable dentro de la atmósfera creada por los encargados de mantener el orden: un grupo reducido de personas incendió el auto de la emisora cordobesa, Cadena 3 y, curiosamente no concurrieron los bomberos a apagar las llamas. Cabe entonces plantear un importante interrogante: ¿fue un montaje ordenado por alguien interesado en agitar los ánimos? Es posible y bien sabemos cómo se han venido manejando este tipo de cuestiones a lo largo de los gobiernos neoliberales.
La mayoría de las personas que por allí circulaban lo hacían con tranquilidad, en la certeza que apenas movieran un dedo serían fuertemente golpeados.
Sin embargo, el hecho desencadenó la catástrofe que terminó con heridos y los detenidos y el Pedido de Informes de la Legislatura porteña sobre la falta de acción del gobierno de la ciudad. Dimes y diretes institucionales entretejidos por los tiempos que va demandando cada paso, hasta diluirse en la nada.
Por otro lado también, en el caso de los afectados, sus declaraciones entrarán en el ámbito judicial e impactará en sus antecedentes que, aunque inocentes, han servido de improvisado y a la vez, justificado, chivo expiatorio que reclama el relato oficial de esta gestión. Relato simbólico, cargado de violencia y fuertes frases de violencia y combate definidas a través del latiguillo: “¡el que las hace las paga!”.
El equipamiento renovado de las fuerzas de seguridad y el severo entrenamiento de las mismas, son cosas de la que se ufana la ministra. Sabe más que nadie que un modelo como el que se aplicó desde el primer día en que asumió Milei, exigía una fuerte represión como ya había ocurrido en dictadura y en los noventa. No hay nada nuevo. Lo nuevo ha sido la velocidad y la intensidad de las medidas que llevó a superar la línea de pobreza e indigencia de medio siglo. Acompañado con una justificación de la acción terrorista de las Fuerzas Armadas, cuestión defendida por la vice presidenta Victoria Villarruel y sostenida por el ministro de Defensa Luis Petri, situación que les permite consolidar su poder dentro de una oficialidad que se encontraba relegada por la justicia y las asociaciones de Derechos Humanos que venían trabajando desde hace más de cuarenta años por las víctimas de la dictadura.
Cuentan además con la constante promoción de los medios hegemónicos que responden al poder real y que requieren que, en estos momentos donde las ultraderechas tienen un gran protagonismo en los países occidentales, destacar lo realizado en el país, aunque la inmensa mayoría padezca los efectos de la miseria.
La actividad presidencial ha estado y está orientada a la promoción de un ideario ultraliberal que es celebrado por la actual dirigencia de derecha europea y norteamericana, especialmente.
Luego de la celebración del Día de la Bandera este 20 de junio en la ciudad de Rosario, donde reiteró que el Pacto de Mayo se firmaría el 9 de julio, Día de la Independencia en Tucumán, Javier Milei y su estrecho séquito, partió a Madrid para ser recibido por la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso. Allí le entregaron el premio Juan de Mariana y ofreció una charla con sus consabidas ideas liberales, responsabilizando al socialismo de la muerte de más de cien millones de personas, como aprovechó también para arremeter contra el presidente español Pedro Sánchez.
No obstante, cientos de personas lo esperaron para ovacionarlo frente al Palacio de gobierno acompañado por Ayuso y él los arengaba al grito ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! desde el balcón. Entre los presentes había banderas argentinas, portadas por connacionales que han elegido a España como destino de sus actividades.
Luego continuará a Alemania, donde recibirá el premio Von Hayek y, posteriormente irá a la República Checa.
Reitero lo dicho en otras ocasiones, sus diez viajes al exterior han involucrado más de un mes fuera del país y, contrariamente, al interior del país no lo tiene en cuenta, como tampoco tiene en cuenta el sufrimiento de la población que ha perdido empleos y anda a merced de las asociaciones sociales para poder alimentarse diariamente.
Todo lo ocurrido con el ministerio de Capital Humano y los alimentos no repartidos, pero a la vez vendidos antes de su vencimiento, es algo que tampoco parece importarle a nadie. Todo parece diluirse en reclamos que se pierden en la ineficacia de los mecanismos de control y la inoperancia institucional que destaca a la gestión administrativa de los libertarios.
Como en otras épocas similares, la degradación paulatina de la sociedad por las pésimas condiciones a la que es sometida por políticas excluyentes que, en este caso, se justifican en la libertad ilimitada de los mercados que proclama a viva voz Javier Milei, es la ley de la selva por lo que reitera despertar leones, mientras que los menos favorecidos de la sociedad, aquellos que encontraron reparo en el Estado de Bienestar, deben ser eliminados, barridos sin ningún miramiento.
Su prédica encuentra eco en la nueva legión de jóvenes emprendedores que están convencidos de cumplir su sueño de ser dueños de su propio destino, como en el sueño americano. Sueño que las redes sociales virtuales hacen posible con algo de originalidad y una mínima inversión de tiempo; algo seductor para las generaciones milenials, pero casi imposible para los analfabetos digitales que siguen la inercia del siglo pasado. Jóvenes y viejos nunca han estado más desencontrados, unos aferrados a la virtualidad etérea y los otros asidos a la materialidad palpable de lo que todavía denominan “realidad”. Ese mundo sólido que se ha escurrido inexorablemente…
Perdidos en la nebulosa que crece cada día, enturbiando cada vez más la visión, multitudes deambulan como zombies, sin destino ni esperanza. Las palabras se vaciaron de contenido, tal vez la más preciada junto a la vida, la libertad, ha perdido contenido y se ha transformado en lo contrario.
Urge un proyecto colectivo de bien común que vuelva a entusiasmar a los de abajo. Es necesario volverse a enamorar de la política y reconocer su capacidad como herramienta de cambio, como lo ha sido siempre desde la noche de los tiempos. Hay que volver a levantarse luego de caer una y mil veces, porque esa ha sido la vida del hombre desde que se irguió en sus dos piernas. Es necesario sentar un piso de racionalidad en toda esta confusión emotiva en la que, desde la pandemia, quedamos enredados sin poder levantar cabeza.
Sabemos que la salida merodea el ambiente, como los líderes que la hagan posible todavía no salen a la luz. Sin embargo, todo está en ciernes; se huele en el ambiente.
Más temprano que tarde, las noticias desde el frente serán diferentes por el bien de la mayoría de los 47 millones de argentinos que las reclaman…
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