El triunfo abrumador de Sheinbaum la hace primera presidenta de un México machista, es referendo aprobatorio de AMLO y fortalece la exitosa coalición.
Consuelo Ahumada / Para Con Nuestra América
Desde Colombia
Otro logro fundamental fue la jefatura de gobierno de la capital, también para una mujer de izquierda, Clara Brugada.
Sin duda, fue una contundente derrota para “Fuerza y corazón de México”, coalición de la derecha tradicional, representada también por una mujer. El PRI, durante décadas el partido único de México, pasó a ser la cuarta fuerza política.
La trayectoria profesional y política de la nueva mandataria es impresionante. Doctora en Física, científica y académica destacada; como integrante de la Comisión Intergubernamental de Cambio Climático de la ONU, recibió el Nobel de paz que se les otorgó en 2007.
Activista política de izquierda desde joven, cofundadora del partido Morena, junto con AMLO. Fue la primera mujer Jefa de gobierno del DF. Desde octubre será la continuadora de la llamada Cuarta Transformación, emprendida por su predecesor.
Aunque la contundencia del triunfo desarmó a la derecha, su campaña no fue para nada fácil. Al igual que Colombia y otros países, México es un país marcado por el narcotráfico y la violencia, exacerbada durante la campaña electoral. La resistencia al cambio allí también ha sido notoria.
La oposición no dio tregua ni durante su sexenio ni durante la campaña. Desde un comienzo anunció su disposición a derrotar a Sheinbaum o de invalidar las elecciones, a como diera lugar.
La campaña ganadora fue acusada ante las autoridades electorales de exceder los topes de gastos, de recibir recursos públicos y del narcotráfico La acusación no prosperó, pero la derecha utilizó profusamente los hashtags #narcopresidenteAmlo y #NarcoCandidataClaudia.
La alegría por el triunfo electoral es entonces más que justificada. Son varios los asuntos que deben destacarse.
Primero, Claudia es la primera mujer en llegar a la presidencia en un país emblemático del sistema patriarcal y la cultura machista. Lo hizo además a bordo de un proyecto transformador.
Es una feminista convencida. Tuve la oportunidad de conocerla y compartir con ella durante el evento de constitución de la Internacional Feminista (IF), en el DF hace poco más de un año.
Fue la culminación de un esfuerzo enorme, animado por Vivir Quintana y su emblemático himno “Vivir sin miedo”. Contó con el apoyo de Morena y fue organizado por un puñado de mujeres líderes de la región, con responsabilidad y experiencia en el desarrollo de políticas transformadoras en favor de la mujer en varios gobiernos alternativos. El papel de Claudia fue relevante en este esfuerzo.
Por ello, en la perspectiva de la IF y de las reivindicaciones de la mujer, su triunfo electoral resulta fundamental. La nueva presidenta está comprometida a fondo con una agenda transformadora feminista; en ello insistió una y otra vez durante su campaña.
En este campo, su reto más importante es erradicar la violencia basada en género (VBG) y el feminicidio, dadas su gravedad y magnitud en el país. Frente a ello, la movilización feminista ha sido notoria. AMLO quedó en deuda en este punto.
La IF recogió en su manifiesto la lucha histórica de los últimos tiempos de las mujeres latinoamericanas en contra del patriarcado. La denuncia del feminicidio, el respeto a la vida y la dignidad de las mujeres, el derecho a decidir sobre su cuerpo, se plantean a diario en muchos lugares.
Pero además está la lucha por el trabajo digno, por superar la brecha laboral y salarial y por el reconocimiento de los trabajos del cuidado.
El manifiesto de la IF reafirma su carácter profundamente político. El patriarcado se afianza con el desarrollo del capitalismo y del neoliberalismo depredador, que se expresa con la globalización. El feminismo debe entenderse entonces como una apuesta estratégica para toda la sociedad por el cambio.
El compromiso es con dignificar la vida de la humanidad y su relación con el planeta, construir una salida democrática, igualitaria y justa a la crisis neoliberal y multidimensional actual. Una apuesta decidida por la paz mundial.
La IF denuncia el avance y consolidación de gobiernos y organizaciones de extrema derecha de corte neofascista en el mundo entero y sus discursos y prácticas racistas, homofóbicas, xenófobas, misóginas.
Segundo, el resultado electoral se convirtió en un referendo aprobatorio para el gobierno de AMLO, quien termina con poco más del 60% de popularidad. Un gobierno con aciertos y desaciertos, pero con un balance general bastante favorable. Un excelente referente para los gobiernos de izquierda de la región que se abren paso en tiempos tan difíciles.
Quizás su mayor logro fue mejorar las condiciones sociales de la población más pobre y marginada del país, en particular las mujeres. Según datos internacionales, 9 millones de personas salieron de la pobreza durante su sexenio. Los salarios y las pensiones se incrementaron de manera notoria.
En otros campos, su alcance fue limitado, como en el de la lucha contra la violencia y el narcotráfico y la crisis climática. Pero la contundencia del triunfo de Claudia le permitirá contar con mayoría calificada para profundizar la Cuarta Transformación.
Morena y su presidente entendieron la importancia de la movilización social permanente en respaldo a las reformas planteadas desde el gobierno central.
El manejo de las comunicaciones desde el gobierno fue un gran acierto, así como la cercanía permanente de AMLO con la población mexicana.
Tercero, aunque no menos importante, la concreción y fortalecimiento de una coalición exitosa, que le permitió gobernar y garantizar el triunfo electoral de su sucesora fue otro gran acierto. Una lección imprescindible para el gobierno del Cambio en Colombia.
Por último, la importancia política, económica, cultural e histórica de México hace más valioso el triunfo. Es la segunda economía latinoamericana y número 13 en el mundo.
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