No estamos hablando aquí de un acuerdo con la Repsol o la Shell, con el Deutsche Bank o el Banco de Santander, con el BID o con el Banco Mundial, con entes o personas que le tengan tirria al gobierno de Correa, sino de un acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
La iniciativa Yasuni ITT saltó a la opinión pública de Ecuador y del mundo en los primeros meses del 2007, tras haber ganado la presidencia el economista Rafael Correa. El entonces ministro de Energía y Minas, el también economista Alberto Acosta, se hizo eco de la propuesta que provenía de la sociedad civil, principalmente de Acción Ecológica y la red Oilwatch que desde 1997 venían reclamando una moratoria a la extracción de petróleo en la Amazonia y otros territorios social y ambientalmente muy sensibles como el Delta del Níger.
El presidente Correa tras algunas vacilaciones (pues el es un economista de izquierda que no ama el ecologismo) acogió la propuesta de Acosta en junio del 2007, y la expuso solemnemente en las Naciones Unidas en septiembre del 2007.
La iniciativa Yasuni ITT se concretó en lo siguiente: se mantenía en tierra el petróleo de los campos Ishpingo, Tambococha y Tiputini (casi en la frontera con Perú), unos 850 millones de barriles de crudo pesado, para asegurar el mantenimiento de la biodiversidad y el respeto a los pueblos indígenas locales, entre ellos un grupo en aislamiento voluntario, y para evitar emisiones de dióxido de carbono por deforestación local, por quema de gas de extracción y sobre todo por la quema de petróleo una vez fuera exportado.
Ecuador dejaba pues de ganar un considerable ingreso monetario. Evitaba daños ambientales y humanos considerables, pero eso eran externalidades que el mercado no valora. Se pedía a la comunidad internacional (gobiernos, organizaciones, ciudadanos) que aportaran la mitad de ese ingreso no obtenido, cifrado en unos 350 millones al año durante unos doce años, es decir, unos 4,000 millones de dólares.
Ha habido consenso interno en Ecuador en este punto y ha habido asimismo apoyo exterior, principalmente una resolución muy favorable del Bundestag de junio del 2008. Si este dinero no llegaba del exterior, Ecuador pondría el petróleo del Yasuni ITT en licitación. Los potenciales donantes exteriores se preguntaban dónde había que poner el dinero. La respuesta desde Ecuador era que el dinero debía colocarse en las cuentas bancarias de un Fideicomiso (un Trust Fund) que diera garantías a quienes hicieran donaciones. También cabía hacer algún canje de deuda externa legítima.
Tras muchas idas y venidas, la propuesta del Yasuni ITT (recogida por la Ministra de Relaciones Exteriores, Maria Fernanda Espinosa, al dejar Acosta de ser ministro a mediados del 2007) fue fuertemente impulsada después, en el 2009, por Fander Falconí, al ser nombrado Ministro de Relaciones Exteriores. La cancillería estableció en el 2009 una oficina para la iniciativa Yasuni ITT y se nombró una comisión ecuatoriana de alto nivel con aprobación explicita del presidente Correa (con el ex alcalde de Quito y empresario del sector turístico, Roque Sevilla, la ex ministra y actualmente presidenta del WWF, Yolanda Kakabadse, el embajador y ex ministro Francisco Carrión, y el economista Carlos Larrea muy reconocido internacionalmente). Esta comisión empezó a negociar los términos para establecer el Fideicomiso con el PNUD (programa de Naciones Unidas para el desarrollo, en sus oficinas de Quito y de Nueva York). Roque Sevilla fue su portavoz directo.
En los días inmediatamente anteriores a la cumbre de Copenhague, la prensa recogió la esperanza del ministro Fander Falconi que la firma se pudiera hacer el 16 de diciembre del 2009 precisamente en Copenhague, el lugar mejor del mundo en esos días. Pero cuatro días antes, el presidente Correa decidió estropear la fiesta. Él no viajó a Copenhague y prohibió a última hora la firma de los Términos de Referencia del acuerdo entre Ecuador y el PNUD. El canciller Falconi se encontró en la situación incómoda de alguien a quien le sacan la silla al momento de sentarse a firmar. Ni sonrió ni lloró, puso buena cara al mal tiempo, los representantes del PNUD aseguraron que todo iba bien, y entre todos consiguieron que los titulares de la prensa en Ecuador fueran que se estaba avanzando en la redacción de los contratos (el PNUD gestionaría el Fideicomiso durante bastantes años a petición de Ecuador), y además el PNUD opinaba que la iniciativa Yasuni ITT era “fantástica”.
Realmente es una buena idea, entre otras razones porque en el mundo hay que frenar el ritmo de extracción y quema de los combustibles fósiles. Debe bajar no menos de la mitad para evitar las actuales emisiones excesivas de dióxido de carbono. Por tanto, es lógico preguntarse donde hay que dejar el petróleo o carbón en tierra. La respuesta es: en lugares de gran valor en las dimensiones de los derechos humanos y la biodiversidad como el Yasuni ITT.
Al presidente Correa no le alcanzó con boicotear desde lejos la firma del acuerdo del Fideicomiso entre Ecuador y PNUD sino que el 9 de enero del 2010 en su habitual mensaje radiado de los sábados, intentó quemar las naves del acuerdo con el PNUD. Dijo, “yo di la orden que no se firme este fideicomiso en estas condiciones vergonzosas”. Es decir, no dijo que tal o cual artículo necesitan un retoque sino que se cargó en bloque lo actuado en varios meses. No estamos hablando aquí de un acuerdo con la Repsol o la Shell, con el Deutsche Bank o el Banco de Santander, con el BID o con el Banco Mundial, con entes o personas que le tengan tirria al gobierno de Correa, sino de un acuerdo con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Sin embargo, Correa, tal vez sintiéndose acorralado al ver que por fin tras dos años y medio de charla, se iba a firmar el Fideicomiso, que los ecologistas ganaban y se estropeaba el negocio de la venta del petróleo, pateó el tablero como suele decirse, negó los méritos de su propio canciller y su propia comisión negociadora de alto nivel, negó la probidad de los funcionarios del PNUD, aseverando que los términos del pre-acuerdo eran “vergonzosos”.
El lector podrá juzgar. El pre-acuerdo del 24 de noviembre está circulando hace semanas. Al menos treinta negociadores en Ecuador y en Nueva York han tenido acceso al pre-acuerdo (copiado a continuación en su versión en ingles del 24 de noviembre del 2009), y por tanto ese pre-acuerdo es conocido ampliamente. Diversos universitarios que seguimos la iniciativa Yasuni ITT con interés, hemos pedido copia de ese pre-acuerdo y la hemos obtenido. Hela aquí a continuación. Nada tiene de “vergonzosa”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario